Publicado: abril 30, 2025, 6:45 am
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/victimas-familiares-rehenes-hamas-piden-olviden-dia-20250430114742-nt.html
Los más de 1.200 asesinados que se cobró el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023 y los casi 900 militares muertos en combate desde entonces en la ofensiva militar en la Franja de Gaza han venido a sumarse a la larga lista de los caídos por Israel y víctimas de actos hostiles a los que se rinde homenaje este 30 de mayo, Día del Recuerdo. Para quienes sobrevivieron al horror y quienes aún tienen a familiares en manos de los terroristas, la prioridad es que no caigan en el olvido más de un año y medio después.
Por eso, cada uno a su manera, se esfuerzan por que se conozcan sus historias y el mundo sepa la tragedia colectiva que supuso para los israelíes aquel día. Y por eso, desde el primer momento que se aterriza en Israel es fácil encontrar imágenes, pegatinas y carteles, ya desde el aeropuerto, y que se repiten por las calles de ciudades como Jerusalén y Tel Aviv, que recuerdan a los 59 rehenes que aún siguen en poder de Hamás así como a los soldados muertos en combate y al resto de víctimas.
Alejandra López, nacida en Colombia y casada con un israelí, asistió al Festival Nova de música electrónica la fatídica noche del 6 al 7 de octubre. Ya había estado allí en otras ocasiones y no creyó que la proximidad con Gaza del lugar en el que se celebraba supusiera ningún peligro, por eso cuando el ataque comenzó no comprendió en un primer momento lo que ocurría.
Consiguió sobrevivir porque estuvo horas escondida junto a una amiga y por el tesón de su marido, que tras recibir su primera llamada y ver las noticias no dudó en ir con su coche a buscarla y lo consiguió, rescatando además a varias personas más. Pero su mejor amiga y otra amiga más que la acompañaban no tuvieron la misma suerte. «La quemaron viva», relata a un grupo de periodistas.
«La mitad de mí se fue ese día», asegura Alejandra, quien se esfuerza por hablar y narrar el horror que vieron aquel día sus ojos, con chicas violadas y personas desmembradas, ahorcadas y empaladas, porque quiere seguir dando visibilidad a las víctimas aunque carga con un enorme trauma. «Tengo que ser su voz porque ellas ya no están», sostiene, defendiendo que las muertes de sus amigas «no tienen que ser en vano».
También los dos mejores amigos de Elkana Bohbot fueron asesinados ese día. Los tres formaron parte de la organización del festival, donde montaron uno de los escenarios y llevaron a DJ traídos desde fuera de Israel. Por eso, cuando el ataque comenzó, Elkana llamó a su mujer, Rebecca González, para contarle lo que estaba sucediendo y decirle que tenía que ayudar a la gente. «Yo te prometo que vuelvo a casa», le aseguró.
Sin embargo, Elkana no volvió aquel día a su casa junto a su mujer y su hijo, entonces de poco más de tres años. Él es uno de los 59 rehenes que siguen en manos de Hamás desde entonces y de los 24 que continúan con vida, puesto que el grupo terrorista ha publicado tres vídeos suyos en el último mes para demostrarlo.
572 días de lucha
«Desde entonces, han sido 572 días de lucha y esperanza por traerlo con vida a casa», explica en un encuentro organizado por Fuente Latina esta colombiana. Rebecca reconoce que vive en una «montaña rusa» y admite que no ha conseguido digerir aún la última grabación, puesto que simulaba una llamada telefónica con ella que nunca se produjo y en la que de sus palabras extrae que parece «una despedida».
En su caso, se muestra visiblemente molesta con el Gobierno de Benjamín Netanyahu y no comprende por qué los rehenes no han sido ya liberados y por qué en lugar de ello se reanudó la guerra y no se continuó con la segunda fase del alto el fuego con Hamás.

Soldados israelíes en silencio durante el Día de los Caídos
En este sentido, cuestiona que con la presión y los bombardeos del Ejército israelí se logre la liberación de Elkana y el resto de secuestrados, ya que se encuentran «a 30 metros bajo tierra y no hay manera de llegar y sacarlos con vida» de este modo. «Y mientras mi niño, que la próxima semana cumple 5 años y pregunta cada vía por su papá, sigue creciendo y el tiempo sigue pasando», se lamenta.
El campo en el que se celebró el Festival Nova, muy cerca de Reim, se ha convertido ya en un lugar de peregrinación y de recuerdo de aquel fatídico 7 de octubre. Allí, frente al escenario principal ante el que bailaban felices más de 3.000 jóvenes, se han colocado los nombres de los más de 360 asesinados con sus imágenes y quienes les conocieron han depositado allí, además de flores y velas, en algunos casos algunos de sus objetos favoritos, como una tabla de surf o una guitarra. Asimismo, se ha plantado también en las proximidades un árbol por todos y cada uno de ellos en su recuerdo.
La tragedia en Nir Oz
Otro de los lugares donde se vivió el trauma del 7 de octubre con mayor crudeza fue el kibutz de Nir Oz, situado a poco más de un kilómetro de Gaza. Aquí, vivían unas 400 personas y una de cada cuatro de ellas fueron secuestradas o asesinadas. También aquí se esfuerzan en que no se olvide a quienes ya no están y a quienes, como Ariel y David Cuño, los hijos de Silvia, están aún secuestrados.
Delante de cada una de las casas del kibutz hay colocadas banderas. El negro, para recordar a quienes fueron asesinados aquel día, y el amarillo para quienes vivieron para contarlo pero fueron capturados por los terroristas. Pero también en estas banderas amarillas hay diferencias: una pegatina azul, con la palabra «liberado» en hebreo, para quienes han sido puestos en libertad o rescatados, y una pegatina roja, con la palabra «asesinado», para quienes han muerto durante su cautiverio.
En el caso de los hijos de Silvia Cuño, las banderas amarillas frente a sus respectivas casas tienen una pegatina negra de «secuestrado», no así la mujer y las dos hijas de David, secuestradas aquel día pero liberadas 52 días después en el marco de la cuarta fase de intercambio de prisioneros.
«[Los militantes de Hamás] Nos cambiaron la vida en un abrir y cerrar de ojos»
Silvia Cuño, madre de dos rehenes
«Por suerte están vivos y espero que sigan así», cuenta durante una visita al kibutz Silvia, que la noche de antes había estado celebrando junto a su familia el fin de la festividad judía de ‘sucot’. «Éramos 20 personas festejando y a la mañana siguiente ocho estaban secuestradas», recuerda, ya que además de sus hijos, su nuera y sus nietas también fueron raptadas la novia de su hijo Ariel y la cuñada y la sobrina de David.
«Nos cambiaron la vida en un abrir y cerrar de ojos», reconoce esta argentina que llegó a Israel en 1986 y que luce una camiseta con los rostros de sus hijos y un mensaje para motivarse a ella y a ellos: «Fuerza carajo».
Una ambulancia en memoria de los Bibas
En Nir Oz también vivía la familia Bibas. Yarden, el padre, era amigo desde la infancia de David. Aquel día, fue secuestrado junto a su mujer, Shiri, y sus dos hijos, Ariel, de 4 años, y Kfir, de 9 meses, cuyas imágenes durante el rapto dieron la vuelta al mundo. Yarden fue liberado el pasado 1 de febrero y unas semanas después Hamás entregó los cuerpos de su mujer y sus dos hijos, fallecidos durante su cautiverio, según el grupo terrorista durante un bombardeo israelí.
Ahora, la organización United Hatzalah Israel, un servicio de emergencias con más de 8.000 voluntarios en el país, ha inaugurado su ‘Ambulancia de los deseos de los ángeles naranjas’ y una moto de emergencia en honor de los tres miembros de la familia Bibas muertos y con un guiño al color pelirrojo de su pelo.
Desde el mismo lugar en el que Yarden y su familia fueron secuestrados, este agradeció el lanzamiento de ambos vehículos para «salvar vidas y propagar el bien y la unidad entre nuestro pueblo». Ahora, la ambulancia y la moto ayudarán a atender a enfermos terminales y de otro tipo del sur del país para que puedan hacer realidad sus deseos, como visitar lugares especiales para ellos y que por su estado de salud les resulta imposible.