“Vamos a estar dando parrandas todo el año”: así los más fieles fanáticos de Bad Bunny vivieron una noche inolvidable

Es como un acto de magia. Luego de una larga espera, sobre la tarima aparece finalmente un Conejo. Lo acompaña su propia banda sonora mientras baila y salta al ritmo de güiro y panderos. En lugar de salir de un sombrero, lo tiene puesto, y un par de gafas oscuras ocultan sus ojos. El público ha esperado horas para este momento, y aunque llegó a parecer que no pasaría, sus corazones nunca perdieron la fe. Y ahí, Benito Martínez Ocasio, el chamaquito de Vega Baja que logró su sueño imposible, les demostraba como ha hecho, una y otra vez, por qué la fe, precisamente, es lo último que se pierde. Con una botella de pitorro en la mano, Bad Bunny celebró junto a sus más grandes fanáticos el lanzamiento de su nuevo disco. Pero eso es solo una parte de la noche.

Cerca de las 7:00 p.m., cientos de personas esperaban en una fila larguísima poder entrar al exclusivo evento organizado especialmente por la plataforma de “streaming” musical, Spotify. Usando sus extensivos datos y análisis sobre lo que escuchan sus usuarios, identificaron a las personas en Puerto Rico que más consumen la música del artista y entre ese porcentaje, escogieron a poco más de 400 personas, que fueron invitadas a celebrar el lanzamiento de “Debí tirar más fotos” en la forma de un tipo de fiesta de pueblo y un torneo de dominó.

El recinto escogido fue La Respuesta, en Santurce, un local legendario y particularmente importante para la escena de música independiente y “underground” en la zona metropolitana. Es un salón amplio, que a simple vista parece pequeño, y aunque de muchas formas, sí lo es, el espíritu de rebeldía intransigente y divertida que en él habita lo hace sentir como un lugar mucho más grande. Al entrar, lo primero que podía verse era una pequeña estructura que recreaba la estética de un ranchito de zinc, desde el que se repartía mercancía especial a todas las personas en asistencia, que tenían para escoger entre una caja de dominó cuyas fichas llevaban impresas las siglas del álbum, o una gorra con su título.

Al otro extremo de la entrada, la producción montó lo que parecía una exhibición viviente. Colgando de la pared se exhibían varias pavas, como la que usa Bad Bunny en mucho del material fotográfico del disco, y junto a ellas, un artesano auténtico, de los muy pocos que quedan en la isla que las preparan a mano. Don Ángel Luis López tiene 59 años y es natural de Aguada, lleva cerca de dos décadas dedicándose a este arte. Aprendió, primero, con su mamá a preparar estos sombreros que son el símbolo primordial del jíbaro puertorriqueño. Después, más tarde en su vida, tomó un curso con la intención de recordar lo que su madre le había enseñado, y ahí decidió dedicarse de lleno a hacerlas.

El proceso no es fácil. Don Ángel escoge las hojas de palma y las seca al sol. Luego, con una cuchilla, va abriendo hebras para después amarrarlas en un complejo patrón de cruz, llevando la pieza, poco a poco, a tomar la forma de un sombrero. El proceso para crear una sola pieza puede tomarle un día entero.

“No sabía que venía para esta actividad. Me dijeron que había un evento, pero no me dijeron dónde era. A ver si la juventud se anima más por tener las tradiciones de antes. Por eso fue que yo seguí, porque ya nadie lo hacía, para que no se acabe, porque me gustaba la artesanía de esto”, explicó el artesano sobre su participación en el evento.

Mientras las personas iban ocupando el espacio, desde una esquina cercana a la tarima, tres hombres exponían su experiencia como “disc jockeys” maestros. DJ Velcro, DJ Adam y DJ Davey, el famoso “Triumvirato”, tuvieron a su cargo la música para la noche.

Pero esto no era solo una fiesta. En un lote otro lado de la calle, varios equipos profesionales de jugadores de dominó competían por el gran premio secreto de la noche. Como casi todo en evento, hasta las mesas en las que jugaban llevaban el nombre del disco. En el mismo lugar, imitando la esencia de un chinchorro, se repartían cajitas con frituras recién hechas y coquito, para cerrar con broche de oro la época navideña.

A lo largo de la noche, el ambiente fue uno de pura fiesta y jolgorio dedicado a este grupo de fieles fans de Benito que disfrutaron de cada momento y durante el que, siguiendo el claro concepto del disco, tiraron muchas, muchas fotos. Más tarde en la noche, la expectativa por la aparición del cantante crecía. Aunque nunca se confirmó abiertamente si llegaría, siendo un evento dedicado a sus seguidores más fervientes, no estaba fuera de lugar esperar que al menos pasara por un momento breve.

El partido final de dominó se jugó cerca de las 11:00 p.m. en el mismo interior de La Respuesta. Trasladaron una mesa y sillas hasta el salón y allí el público pudo vivir de cerca la emoción del partido final. Los equipos de Edwin Ortiz y Alan Ramos, y Guillermo Bonet y Manuel Rodríguez tuvieron una reñida batalla tratando de alcanzar los 200 puntos necesarios para ganar. Al final, el segundo equipo resultó victorioso, llevándose un gran premio de $10,000 pagados por RIMAS.

Los ganadores luego fueron subidos a la tarima y desde ese momento la espera se hizo más intensa. No se había escuchado nada sobre Bad Bunny en toda la noche, pero el momento parecía estar cerca. El alivio llegó minutos después, cuando los Pleneros de la Cresta hicieron su entrada junto a La Tribu de Abrante y otros músicos al ritmo del tema “Café con ron”, mientras el público coreaba los versos del nuevo tema con emoción.

“Por la mañana café/por la tarde ron/ya estamos en la calle/sal de tu balcón”.

Benito, usando el sombrero de cazador que parece ser su pieza preferida del momento, llegó junto a los músicos, moviéndose al ritmo de la plena. Los gritos de emoción de los fanáticos retumbaban en el salón. El cantante finalmente se dirigió a su público con unas palabras breves.

“En 2025 vamos a estar dando parrandas todo el año”, dijo, antes de sacar su teléfono para tomarse fotos y videos junto a sus fans desde la tarima.

“Quiero un aplauso para el corillo que me acompaña esta noche”, continuó, agradeciendo a sus fans por el apoyo. Sus palabras fueron interrumpidas cuando entre los músicos alguien levantó una botella de pitorro al aire y se la pasó a Benito.

“Me la voy a dar y después de esto van a cantar conmigo, por favor”, dijo, dirigiéndose al público, antes de pegar la botella a su boca entre los aplausos y gritos alegres de los fans, que comenzaron a entonar el coro del tema “DtMF”.

“Debí tirar más fotos de cuando te tuve/debí darte más besos y abrazos las veces que pude/ojalá que los míos nunca se muden/y si hoy me emborracho, pues que me ayuden/debí tirar más foto’ de cuando te tuve…”, cantó con ellos Bad Bunny, antes de hacer su salida.

Y así, como en el acto de un ilusionista, el Conejo, con el sombrero puesto, desapareció una vez más, como tan solo él sabe hacerlo. Entre tragos, abrazos y algarabía, sus fans seguían tirándose fotos y disfrutando de un evento difícil de olvidar. Esta vez, la magia, la de verdad, se quedó rondando en el aire de la noche.