Publicado: septiembre 1, 2025, 2:45 am
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Bad Bunny cerró el mes de agosto con la función número 24 de su residencia artística “No Me Quiero Ir de Aquí”, en el Coliseo de Puerto Rico. El ciclo, que arrancó el pasado 11 de julio y se extenderá hasta septiembre, contempla un total de 30 conciertos consecutivos, consolidando la serie más ambiciosa en la historia musical de la isla.
Récords y magnitud del fenómeno
La expectativa por ver al artista boricua superó todas las previsiones: más de 400 000 boletos se agotaron en apenas cuatro horas, confirmando la dimensión global del fenómeno Bad Bunny. Los primeros nueve espectáculos se reservaron en exclusiva para residentes de Puerto Rico, antes de abrir el acceso al público internacional.
Impacto económico y turístico
La residencia ha tenido un efecto directo en la economía local. Se calcula un impacto superior a los 377 millones de dólares, con la creación de más de 3 600 empleos y alrededor de 40 000 noches de hotel reservadas en San Juan, lo que la convierte en una de las experiencias artísticas con mayor retorno económico en la historia reciente del Caribe.
Un cruce cultural sin fronteras
El público ha llegado desde todos los rincones del mundo: desde Estados Unidos, México y Colombia hasta España y Ecuador. Muchos asistentes describieron la experiencia como un “regreso a casa”, aun sin ser puertorriqueños, evidenciando cómo la música de Bad Bunny trasciende fronteras y genera un fuerte sentido de identidad compartida.
Invitados de lujo
Durante agosto, Benito recibió en el escenario a figuras como Luis Fonsi, Willy Rodríguez, Kany García, Tito Auger y Ozuna, además de sorpresas como Belinda, Nicky Jam, Ivy Queen, Ricky Martin y El Alfa. Estas colaboraciones refuerzan el carácter cultural del espectáculo, que se ha convertido en una vitrina de la música latina en toda su diversidad.
Más allá de la música
La residencia también ha tenido un impacto social y simbólico: ha sido interpretada como un impulso al sentimiento nacionalista y de orgullo cultural en Puerto Rico, y como un recordatorio del poder que tiene la música para proyectar identidad, atraer turismo y dinamizar la economía.
Conclusión
Con “No Me Quiero Ir de Aquí”, Bad Bunny no solo ofrece un espectáculo musical: ha convertido al Coliseo de Puerto Rico en epicentro cultural y económico de la región. Lo que comenzó como una serie de conciertos se transformó en un fenómeno que combina arte, identidad y desarrollo, consolidando a Benito como un embajador global de la música latina y a Puerto Rico como destino cultural estratégico.