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Desde este lunes, la basílica de San Pedro tiene un ‘hermano gemelo digital’ idéntico. Sus padres son una empresa francesa experta en «conservación digital» del patrimonio artístico de zonas de guerra y el modelo de inteligencia artificial (IA) del gigante Microsoft. El clon ha permitido detectar daños en los mosaicos de la basílica y lanzar una web ultra realista que muestra al detalle la basílica vaticana. Además, la enorme cantidad de material recopilado ha convencido al Vaticano de abrir una zona de la basílica hasta ahora cerrada para proyectar en tamaño real detalles del templo que acoge la tumba de San Pedro a los que el ojo humano no alcanza.
Si para construir la basílica vaticana hicieron falta 120 años, para capturar y elaborar cada milímetro de su superficie han sido necesarios sólo dos años y medio. Baste pensar que sus mosaicos, hechos de teselas de medio centímetro, ocupan unos 10 kilómetros cuadrados y que han hecho falta 400.000 fotografías en alta definición para capturarlos. «Es una obra de arte como las de los tiempos de Miguel Ángel, pero pone en el centro a las personas y pretende ayudar a vivir una experiencia de espiritualidad», confía a ABC Enzo Fortunato, portavoz de la basílica. «Es impresionante ver lo que han conseguido hacer con nuestra tecnología», le hace eco Brian Wesolowski, representante de Microsoft.
La idea de Microsoft es «preservar digitalmente y democratizar el acceso a la basílica de San Pedro, aprovechando la IA y la fotogrametría». Para este gigante de la tecnología «el proyecto garantiza que la importancia cultural e histórica del Vaticano perdure para las generaciones futuras y sea accesible a un público mundial». Por primera vez han usado la inteligencia artificial en el Vaticano «para identificar daños estructurales con una rapidez y precisión que superan con creces la capacidad humana».
Han contado con la ayuda del arquitecto francés Yves Ubelmann y su empresa Iconem, que ha fotografiado al detalle patrimonio artístico de Siria, Irak o Afganistán para preservar su memoria. Él y su equipo de cinco personas dividieron la basílica de San Pedro en 20 millardos de puntos y se aseguraron de capturarlos con drones y cámaras de alta definición. «Tardamos un mes y medio en cubrir toda la superficie. Luego volcamos toda esa información en una única base de datos para combinarlos. Como resultado, sale a la luz la complejidad de la tecnología que usaron los arquitectos del Renacimiento para construir este edificio. Hay muchos espacios no visibles, imprescindibles para sostener la cúpula», explica Ubelmann.
Con un software de inteligencia artificial, conectaron los datos visuales de esas 400.000 fotografías y construyeron un modelo 3D de la basílica. Este completó los huecos, unificó la iluminación y dio profundidad, para que la representación de la basílica fuera extremamente realista. El resultado es imponente.
Las imágenes han permitido «estudiar el estado de conservación y ver dónde faltan teselas de los mosaicos de la basílica, por ejemplo en la cúpula». También se han detectado inicios de grietas y fisuras que servirán de base para futuros trabajos de restauración.
Además, Microsoft y el Vaticano lanzan desde este lunes una web ultra realista que muestra las diferentes capas del esqueleto de la basílica, las soluciones que los arquitectos del Renacimiento encontraron para sostener su peso, y permite «ver de cerca muchas de estas obras, lo que hasta ahora no podía hacerse».
En tercer lugar, la Santa Sede ha abierto una nueva zona, en habitaciones no usadas sobre el tejado de la basílica, donde desde este lunes acoge una exposición inmersiva sobre la basílica y proyecta en tamaño real detalles de su patrimonio.
«A partir de ahora los visitantes van a poder percibir mejor la complejidad de este edificio», explica a ABC Pietro Zander, el arqueólogo que custodia el patrimonio de la basílica de San Pedro, mientras paseamos a la sombra de la cúpula de Miguel Ángel, desde donde el artista hace siglos vigilaba las obras. Los organizadores presumen de haber diseñado el recorrido «de modo respetuoso con los ambientes y con la basílica. Es un modelo ejemplar pues no es un uso tóxico de la tecnología, que no es invasiva de la espiritualidad, la historia y el valor de este lugar».
El jesuita Francesco Occheta, que coordinada este espacio, no duda en definirlo «un regalo para la basílica». «Gracias a la IA será posible ver la basílica desde todos los ángulos: como una radiografía, en horizontal, en vertical, o incluso ir hacia a atrás en el tiempo para comprender mejor el presente», explica. «No tiene intención sólo estética, está ligado a la innovación tecnológica ya que muchos buscan un lugar donde encontrarse con Dios. Ahora podrá llegar quienes no tienen la posibilidad de viajar a Roma».
El proyecto se llama ‘La Basílica de San Pedro: AI-Enhanced Experience’ y no termina aquí. En enero Microsoft lanzará una versión de Minecraft ambientado en el Vaticano. Quién sabe si entre sus jugadores estarán tanto el Miguel Ángel como el Papa del futuro.