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Trump se resiste a enviar Tomahawks pese a la presión de Zelenski

«Esta es la número nueve», dijo Donald Trump, con cierta satisfacción, este viernes desde la Sala del Gabinete de la Casa Blanca. Estaba rodeado por miembros destacados de su Gobierno. Tenía enfrente al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, una vez más de … visita en Washington. Se refería, claro, a la guerra entre Rusia y Ucrania, la novena, en la propia cuenta del presidente de EE.UU., a la que va a poner fin desde su regreso al poder el pasado enero.
«Creo que podemos ser capaces de llegar a un acuerdo y creo que vamos a ser capaces de llegar a un acuerdo», confió Trump, siempre optimista, sobre el final de esta guerra, que solo le ha deparado frustración desde que volvió a jurar su cargo. Prometió en campaña que acabaría con ella «en 24 horas» y la realidad no ha dejado de golpearle desde entonces.
Trump se vio con Zelenski, con quien mantiene una relación turbulenta, en medio de una nueva ofensiva diplomática para llevar al ucraniano y a su homólogo ruso, Vladimir Putin, a una mesa de negociación que consiga un acuerdo de paz. El presidente de EE.UU. quiere utilizar el impulso de su éxito formidable en Oriente Próximo, con el acuerdo que medió entre Israel y Hamás para la liberación de rehenes y parar la guerra en Gaza, para trasladar esa tónica al teatro del este de Europa.

Nada más tomar la palabra, Zelenski felicitó a Trump por su logro en Oriente Próximo y, de hecho, le pidió aprovechar esa carrerilla diplomática para «acabar la guerra de Rusia contra Ucrania».
El encuentro fue correcto, pero tenso, con los dos líderes con gesto serio y sin caer en las adulaciones que suelen protagonizar las reuniones de Trump con mandatarios de todo el mundo, pero no derivó en las explosiones de otros episodios, como la bronca en el Despacho Oval del pasado febrero -azuzada por el vicepresidente de EE.UU. J.D. Vance, también presente en la reunión de este viernes- que puso en peligro el juego de alianzas de EE.UU. en Europa.

Putin y la paz

En la reunión ambos líderes no subrayaron sus diferencias, pero es evidente que las hay. Zelenski dejó claro desde el primer momento que Putin «no está listo para la paz» y que la única forma de que acabe la guerra es que Trump le «fuerce» a la mesa de negociación.
El presidente de EE.UU. opinó lo contrario: «Yo creo que el presidente Putin quiere acabar la guerra. Si no, no estaría yo hablando así». Es la posición que Trump ha mantenido en todos estos últimos meses, pese a las evidencias de las tácticas dilatorias de Putin para seguir golpeando a Ucrania en el frente y pese a las muestras de su homólogo ruso.
Trump lo justificó en la llamada que mantuvo en la víspera con Putin, el punto de inicio de esta nueva ofensiva diplomática. «Hablé con él durante más de dos horas», dijo este viernes. «Nos detuvimos en muchos detalles. Quiere que esto acabe. El presidente Zelenski también quiere que esto acabe. Ahora tenemos que conseguirlo».

Trump respondió preguntas a los periodistas antes de la reunión bilateral

EFE

En esa llamada, Trump acordó con Putin que la semana que viene se celebrarán reuniones de alto nivel entre los máximos responsables de la diplomacia de EE.UU. y de Rusia: el secretario de Estado, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov. Esos encuentros servirán para preparar una cumbre entre él y Putin en Budapest, con el presidente de Hungría, Viktor Órban, que tiene afinidad con ambos líderes, como anfitrión. Eso debería ocurrir en un plazo de «unas dos semanas».

Posible «encuentro doble»

Trump dijo que la reunión en Hungría podría ser un «encuentro doble» en el que él se citaría de forma separada tanto con Putin como con Zelenski, una indicación de algo que es realidad: como reconoció Trump, el ucraniano y el ruso no se pueden ver, «y eso dificulta mucho las cosas».
«Estos dos líderes no se llevan bien, y queremos que esto sea algo cómodo para todo el mundo», dijo.
El objetivo de Zelenski era menos confiar en que Putin se avenga a un acuerdo de paz mediado por Trump y más apuntalar apoyo estadounidense para presionar de verdad a Putin para que acepte poner fin a la guerra. Para él, las prioridades eran negociar las eventuales garantías de seguridad por parte de EE.UU. para un escenario posterior a la tregua con Rusia y, de forma inmediata, obtener armamento poderoso con capacidad de cambiar la dinámica en el frente y forzar al presidente ruso a la mesa de negociación. Según fuentes ucranianas, durante el encuentro Zelenski llegó a mostrar a Trump un mapa con posibles objetivos en territorio ruso.
«Tengo confianza en que, con su ayuda, podemos parar esta guerra, realmente la necesitamos», le dijo a Trump. En los últimos días, el presidente de EE.UU. ha hablado de la posibilidad de enviar misiles Tomahawk a Ucrania, un arma ofensiva poderosa, que daría capacidad al ejército ucraniano de atacar objetivos a mucha distancia en Rusia.
Pero la reunión de ayer evidenció que esto ha podido ser solo una amenaza de Trump a Putin para tratar de impulsar su ofensiva diplomática. En la víspera de la reunión con Zelenski, Trump empezó a dudar de esa posibilidad. Y, por sus palabras delante del presidente ucraniano, parecía todavía más lejana.
«Preferiríamos mucho más que ellos no necesitaran los Tomahawk», dijo Trump, que añadió que es preferible «acabar con la guerra». El presidente de EE.UU. deslizó que desprenderse de parte de su arsenal de Tomahawks «es un problema».
«Necesitamos los Tomahawks, y necesitamos muchas de las otras armas que estamos enviando a Ucrania», añadió. «Esperemos que no los necesiten. Esperemos que seamos capaces de acabar la guerra sin tener que pensar en los Tomahawks. Y estamos cerca de ello», confió, en una muestra más de que la amenaza a Rusia con el envío de esos misiles pierde peso por el momento.
Preguntado por si le preocupaba que Putin, que fue quien solicitó la llamada de la víspera que ha dado lugar a las negociaciones de la semana que viene, esté tratando de ganar tiempo, Trump contestó: «Lo estoy. Pero me la han tratado de jugar toda la vida los mejores y he salido bastante bien».

Publicado: octubre 17, 2025, 4:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/zelenski-20251017210926-nt.html

«Esta es la número nueve», dijo Donald Trump, con cierta satisfacción, este viernes desde la Sala del Gabinete de la Casa Blanca. Estaba rodeado por miembros destacados de su Gobierno. Tenía enfrente al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, una vez más de visita en Washington. Se refería, claro, a la guerra entre Rusia y Ucrania, la novena, en la propia cuenta del presidente de EE.UU., a la que va a poner fin desde su regreso al poder el pasado enero.

«Creo que podemos ser capaces de llegar a un acuerdo y creo que vamos a ser capaces de llegar a un acuerdo», confió Trump, siempre optimista, sobre el final de esta guerra, que solo le ha deparado frustración desde que volvió a jurar su cargo. Prometió en campaña que acabaría con ella «en 24 horas» y la realidad no ha dejado de golpearle desde entonces.

Trump se vio con Zelenski, con quien mantiene una relación turbulenta, en medio de una nueva ofensiva diplomática para llevar al ucraniano y a su homólogo ruso, Vladimir Putin, a una mesa de negociación que consiga un acuerdo de paz. El presidente de EE.UU. quiere utilizar el impulso de su éxito formidable en Oriente Próximo, con el acuerdo que medió entre Israel y Hamás para la liberación de rehenes y parar la guerra en Gaza, para trasladar esa tónica al teatro del este de Europa.

Nada más tomar la palabra, Zelenski felicitó a Trump por su logro en Oriente Próximo y, de hecho, le pidió aprovechar esa carrerilla diplomática para «acabar la guerra de Rusia contra Ucrania».

El encuentro fue correcto, pero tenso, con los dos líderes con gesto serio y sin caer en las adulaciones que suelen protagonizar las reuniones de Trump con mandatarios de todo el mundo, pero no derivó en las explosiones de otros episodios, como la bronca en el Despacho Oval del pasado febrero -azuzada por el vicepresidente de EE.UU. J.D. Vance, también presente en la reunión de este viernes- que puso en peligro el juego de alianzas de EE.UU. en Europa.

Putin y la paz

En la reunión ambos líderes no subrayaron sus diferencias, pero es evidente que las hay. Zelenski dejó claro desde el primer momento que Putin «no está listo para la paz» y que la única forma de que acabe la guerra es que Trump le «fuerce» a la mesa de negociación.

El presidente de EE.UU. opinó lo contrario: «Yo creo que el presidente Putin quiere acabar la guerra. Si no, no estaría yo hablando así». Es la posición que Trump ha mantenido en todos estos últimos meses, pese a las evidencias de las tácticas dilatorias de Putin para seguir golpeando a Ucrania en el frente y pese a las muestras de su homólogo ruso.

Trump lo justificó en la llamada que mantuvo en la víspera con Putin, el punto de inicio de esta nueva ofensiva diplomática. «Hablé con él durante más de dos horas», dijo este viernes. «Nos detuvimos en muchos detalles. Quiere que esto acabe. El presidente Zelenski también quiere que esto acabe. Ahora tenemos que conseguirlo».


Trump respondió preguntas a los periodistas antes de la reunión bilateral


EFE

En esa llamada, Trump acordó con Putin que la semana que viene se celebrarán reuniones de alto nivel entre los máximos responsables de la diplomacia de EE.UU. y de Rusia: el secretario de Estado, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov. Esos encuentros servirán para preparar una cumbre entre él y Putin en Budapest, con el presidente de Hungría, Viktor Órban, que tiene afinidad con ambos líderes, como anfitrión. Eso debería ocurrir en un plazo de «unas dos semanas».

Posible «encuentro doble»

Trump dijo que la reunión en Hungría podría ser un «encuentro doble» en el que él se citaría de forma separada tanto con Putin como con Zelenski, una indicación de algo que es realidad: como reconoció Trump, el ucraniano y el ruso no se pueden ver, «y eso dificulta mucho las cosas».

«Estos dos líderes no se llevan bien, y queremos que esto sea algo cómodo para todo el mundo», dijo.

El objetivo de Zelenski era menos confiar en que Putin se avenga a un acuerdo de paz mediado por Trump y más apuntalar apoyo estadounidense para presionar de verdad a Putin para que acepte poner fin a la guerra. Para él, las prioridades eran negociar las eventuales garantías de seguridad por parte de EE.UU. para un escenario posterior a la tregua con Rusia y, de forma inmediata, obtener armamento poderoso con capacidad de cambiar la dinámica en el frente y forzar al presidente ruso a la mesa de negociación. Según fuentes ucranianas, durante el encuentro Zelenski llegó a mostrar a Trump un mapa con posibles objetivos en territorio ruso.

«Tengo confianza en que, con su ayuda, podemos parar esta guerra, realmente la necesitamos», le dijo a Trump. En los últimos días, el presidente de EE.UU. ha hablado de la posibilidad de enviar misiles Tomahawk a Ucrania, un arma ofensiva poderosa, que daría capacidad al ejército ucraniano de atacar objetivos a mucha distancia en Rusia.

Pero la reunión de ayer evidenció que esto ha podido ser solo una amenaza de Trump a Putin para tratar de impulsar su ofensiva diplomática. En la víspera de la reunión con Zelenski, Trump empezó a dudar de esa posibilidad. Y, por sus palabras delante del presidente ucraniano, parecía todavía más lejana.

«Preferiríamos mucho más que ellos no necesitaran los Tomahawk», dijo Trump, que añadió que es preferible «acabar con la guerra». El presidente de EE.UU. deslizó que desprenderse de parte de su arsenal de Tomahawks «es un problema».

«Necesitamos los Tomahawks, y necesitamos muchas de las otras armas que estamos enviando a Ucrania», añadió. «Esperemos que no los necesiten. Esperemos que seamos capaces de acabar la guerra sin tener que pensar en los Tomahawks. Y estamos cerca de ello», confió, en una muestra más de que la amenaza a Rusia con el envío de esos misiles pierde peso por el momento.

Preguntado por si le preocupaba que Putin, que fue quien solicitó la llamada de la víspera que ha dado lugar a las negociaciones de la semana que viene, esté tratando de ganar tiempo, Trump contestó: «Lo estoy. Pero me la han tratado de jugar toda la vida los mejores y he salido bastante bien».

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