Publicado: noviembre 17, 2025, 3:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/trump-cierra-grietas-republicanos-apoya-publicar-papeles-20251118220820-nt.html
Donald Trump proyecta la imagen de líder implacable, que solo mira hacia adelante. Pero este otoño el presidente de Estados Unidos está mostrando vulnerabilidad en dos asuntos de naturaleza muy distinta: los escándalos de su relación con Jeffrey Epstein y el pertinaz alto … coste de la vida. Temas que han provocado grietas entre sus aliados en el Congreso y en la formidable coalición electoral que le devolvió a la Casa Blanca hace poco más de un año. Trump ha pegado un volantazo en ambos.
En el caso del malogrado pedófilo Epstein, el giro de Trump respecto al que fuera su amigo fue el domingo. Después de haberse opuesto desde que llegó a la Presidencia a que el Departamento de Justicia desclasifique todos los documentos que tiene de Epstein, el mandatario exigió a los republicanos del Congreso que voten a favor de la revelación completa. «No tenemos nada que esconder», defiende ahora.
El cambio de opinión tiene que ver sobre todo con la revuelta de un puñado de diputados republicanos que han posibilitado que la Cámara de Representantes vote esta semana -podría ser hoy mismo- sobre la exigencia al Departamento de Justicia de que desclasifique todos los documentos. Entre ellos hay republicanos de pura cepa MAGA (‘Make America Great Again’, ‘Hacer a EE.UU. grande otra vez’), como Lauren Boebert o Nancy Mace.
El giro de Trump ocurre después de las últimas revelaciones en el Congreso sobre la relación entre Trump y Epstein. En unos correos electrónicos publicados por los demócratas, el financiero, que se suicidó en 2019 a la espera de juicio, aseguraba que Trump «pasó horas» con una de sus víctimas, que «sabía lo de las chicas» -en referencia a su tráfico y abuso sexual de mujeres, muchas de ellas menores-, pero también que no participó de sus fechorías, pese a estar al tanto de ellas.
Falta de transparencia
Era un nuevo episodio del escándalo de Trump, que no tiene fin, y que ha abierto una grieta entre el presidente y una facción de sus seguidores más leales. Son aquellos a los que él y sus aliados les prometieron una transparencia total sobre Epstein que no está por ningún lado. Trump ha tratado de retratar el culebrón de Epstein como una «farsa» orquestada por los demócratas para distraer, pero eso no ha convencido a ese puñado de republicanos díscolos. La semana pasada se unieron a la oposición demócrata en la Cámara Baja para impulsar la votación sobre la desclasificación. Y está previsto que decenas de otros republicanos voten hoy a favor.
Eso dejó a Trump en una posición muy incómoda. Además de enfrentarle a muchos de su partido, cualquier revelación nueva que salga de los documentos que quedan por salir sería interpretada como algo que el presidente buscaba ocultar. Por eso, en el último minuto, ha dado marcha atrás.
La «traidora» Greene
Una de las republicanas díscolas que han facilitado la votación sobre Epstein, Marjorie Taylor Greene, conecta con la otra grieta de Trump: el coste de la vida. En los últimos días, el presidente ha atacado con ferocidad a Greene, puntal MAGA, amante de teorías conspiranoicas, figura sobresaliente del sector más extremista del trumpismo.
Es una aliada acérrima a la que ahora Trump llama «lunática» y «traidora». El enfrentamiento viene por el reciente cierre gubernamental -por el desacuerdo presupuestario entre republicanos y demócratas-, pero tiene una cuestión de fondo: ¿está Trump cumpliendo con su promesa central de ‘America First’, los estadounidenses primero?.
Greene combatió la posición de Trump y de sus compañeros de bancada por el impacto del cierre gubernamental en los estadounidenses. Pero también ha llamado la atención sobre los pocos resultados en el coste de vida.
Es algo en lo que Trump trata de mirar hacia otro lado. Insiste en el rumbo magnífico de la economía, en que EE.UU. vive una nueva ‘era dorada’. Pero las encuestas, los estudios y las urnas apuntan a que el presidente está alejado de la realidad. El índice de aprobación de Trump está en su nivel más bajo en el segundo mandato. La encuesta de confianza de los consumidores de la Universidad de Míchigan muestra un nivel cercano a su récord más bajo, que se alcanzó con el peor momento de inflación durante la presidencia de Biden. Y los votantes acaban de dar la espalda a los republicanos en elecciones clave como las de gobernador de Virginia y Nueva Jersey, con la economía como principal motivación de su voto. Greene ha dicho en los últimos días que «lo que votó la gente como MAGA es poner al pueblo estadounidense primero», y que eso no es mandar ayuda al extranjero ni implicarse en guerras, sino luchar contra el coste de vida o los precios de los seguros médicos.
Trump la ha insultado y ha roto con ella. Pero, en una señal de derrota, ha recortado aranceles para algunos alimentos que vienen del extranjero, con el fin de rebajar la cesta de la compra, pese a defender hasta la saciedad que las tasas comerciales no afectan a los precios. Otra marcha atrás con la que Trump intenta parar un descontento creciente entre los suyos.
