Publicado: agosto 7, 2025, 8:45 am
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/trump-activa-arma-economica-aranceles-sacuden-comercio-20250807140550-nt.html
«Es medianoche. Miles de millones de dólares en aranceles están fluyendo ahora hacia los Estados Unidos de América». Con ese mensaje, publicado a las 23:58 de la noche del miércoles en su cuenta de redes sociales, Donald Trump dio por inaugurada una nueva … era en el comercio estadounidense. Este insólito inicio consuma un cambio de rumbo que rompe con décadas de apertura global y apuesta por un modelo abiertamente proteccionista.
Los sectores más perjudicados son la tecnología (semiconductores, pantallas, componentes electrónicos), la automoción (vehículos y piezas), los bienes de consumo (ropa, juguetes, calzado), la alimentación (productos agrícolas y procesados) y la industria farmacéutica. En abril, Trump ya había ajustado su política arancelaria para evitar un efecto en cascada sobre las distintas etapas de producción, especialmente en la industria del automóvil.
Dos minutos después, entraban en vigor los aranceles más agresivos impuestos por una administración estadounidense en tiempos recientes. Con ese mensaje, Trump celebraba la entrada en una nueva era comercial, en la que Estados Unidos cobra cuantiosos impuestos a productos importados de más de treinta países, algunos de ellos hasta ahora considerados aliados estratégicos, como la Unión Europea.
Los nuevos aranceles, de hasta el 39% en algunos casos y del 50% para India a partir de finales de mes, afectan a bienes esenciales como tecnología, automóviles, productos farmacéuticos, textiles, calzado y alimentos. El Gobierno de Trump ha defendido esta política como una forma de corregir décadas de desventajas acumuladas en los intercambios comerciales. «Países que se han estado riendo de nosotros durante años ahora pagarán para entrar en el mercado estadounidense», afirmó el presidente en una publicación en redes sociales.
Nunca un presidente estadounidense había ligado tan directamente su futuro político a una apuesta económica tan volátil. Si su estrategia tiene éxito, Trump podrá atribuirse un auge industrial inédito en el siglo XXI. Si fracasa, como advierten algunos analistas, habrá puesto en riesgo el modelo económico basado en el libre comercio que durante décadas sostuvo la prosperidad de Estados Unidos.
Dichos impuestos han llegado con polémica. El decreto de Trump del 31 de julio decía que entraban en vigor el 7 de julio, pero en Bruselas querían dar un día más. Aun a esta hora ambas partes negocian para rebajar en algunos sectores el 15% de aranceles: los del acero, aluminio y cobre se mantienen en el 50%, y ambas partes seguirán negociando sobre el acceso y la seguridad en estas cadenas de suministro.
Se prevén cupos preferenciales y reducción de barreras no arancelarias para productos agrícolas y alimentarios estadounidenses, incluidos carne de cerdo y lácteos, pero no está claro hasta donde llegan esas excepciones.
«Estoy dispuesto a pagar un alto precio político por defender nuestros intereses»
Narendra Modi
Primer ministro de India
El impacto internacional ha sido inmediato. En la India, los mercados bursátiles cayeron tras confirmarse que los aranceles a sus productos alcanzarán ese 50%. El primer ministro Narendra Modi advirtió que no aceptará acuerdos que perjudiquen al sector agrícola, lácteo o pesquero. «Estoy dispuesto a pagar un alto precio político por defender nuestros intereses», declaró en Nueva Delhi. En Suiza, la patronal de la industria tecnológica advirtió que estas medidas podrían suponer «la muerte de facto» de sus exportaciones a Estados Unidos.
En casa, el efecto será visible en los precios. Aunque la Casa Blanca sostiene que las empresas extranjeras asumirán el coste de los nuevos impuestos para mantener su acceso al mercado estadounidense, muchas multinacionales ya han anunciado subidas. Gigantes como Nike, Hasbro, Procter & Gamble y Florsheim han comunicado aumentos de precios en sus productos, mientras ajustan sus cadenas de producción y buscan proveedores fuera de los países afectados.
Apple, por su parte, ha optado por trasladar parte de su producción a suelo estadounidense. Este miércoles, Trump anunció junto al consejero delegado Tim Cook una inversión de 100.000 millones de dólares para fabricar componentes de iPhone en Estados Unidos, lo que eximiría a la empresa del arancel del 100% a los semiconductores fabricados en el extranjero. «Si produces aquí, no pagas nada, aunque todavía no estés vendiendo», dijo Trump desde el Despacho Oval.
La cara oculta de los acuerdos comerciales
El plan se enfrenta también a no pocos desafíos legales, pues hay quien mantiene que debería ser el legislativo el que regule el comercio. Una corte de comercio falló en contra del uso de poderes de emergencia económica por parte de Trump para imponer estos aranceles. La Casa Blanca ha recurrido, y el caso podría llegar al Tribunal Supremo. Si se confirma el fallo, gran parte de la estrategia comercial del presidente quedaría anulada de inmediato.
Después de 126 días de negociaciones, solo una parte de los acuerdos anunciados por la Casa Blanca ha llegado a concretarse. Los marcos alcanzados con la Unión Europea, el Reino Unido, Japón y Corea del Sur cubren gran parte del comercio internacional estadounidense, pero no equivalen a tratados formales. En paralelo, siguen las negociaciones con México y China, cuyos productos están por ahora exentos de los aranceles más altos.
Trump ha definido esta ofensiva comercial como una política nacionalista diseñada para obligar a las empresas a fabricar de nuevo dentro de Estados Unidos. Sus críticos sostienen que se trata de una forma de imponer un impuesto indirecto a los consumidores y que aumentará los precios en plena recuperación económica. Lo cierto es que el experimento ha comenzado. A medianoche, Estados Unidos cambió ya de rumbo como ha hecho pocas veces.