Steve Witkoff, el 'amigo invisible' de Putin - Colombia
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Steve Witkoff, el 'amigo invisible' de Putin

Donald Trump está en deuda con Steve Witkoff desde hace casi 40 años. El ahora presidente de EE.UU. se encontró con su actual negociador jefe para conflictos en todo el mundo una madrugada de 1986 en una cafetería ‘delicatessen’ de Manhattan. Witkoff … era entonces un abogado principiante de un despacho que trabajaba con Trump en una de esas negociaciones maratonianas para cerrar un acuerdo inmobiliario. Ambos habían bajado a uno de esos locales que abren toda la noche y tienen la plancha encendida, en la calle 39. Trump, que se había convertido en la sensación del negocio del ladrillo en Nueva York, se encontraba sin un duro en metálico. Witkoff le invitó a un bocadillo de jamón de york y queso.
Ese fue el germen de una amistad que se consolidó años más tarde, cuando Witkoff dejó la abogacía para seguir los pasos de su amigo, para invertir en el sector inmobiliario («Yo quería ser como él», ha dicho este año en una entrevista con Tucker Carlson).
Ahora los acuerdos que Witkoff tiene que cerrar para Trump van mucho más allá que la compra de un edificio en Manhattan. Él es el ariete de las negociaciones más delicadas de EE.UU. en todo el mundo. Una posición que ha venido cargada de polémica. En especial, tras la filtración de una llamada con Yuri Ushakov, mano derecha de Vladímir Putin para la negociación del fin de la guerra en Ucrania. En ella, Witkoff asumía posiciones que defiende Rusia –como la cesión completa de la provincia de Donetsk– y asesoraba a los rusos sobre cómo convencer a Trump.

Pero Witkoff también ha logrado éxitos rotundos. El mayor ha sido diseñar el acuerdo de paz entre Israel y Hamás que ha posibilitado, por el momento, el alto el fuego en Gaza y la liberación de los rehenes que quedaban en manos del grupo terrorista palestino.
La reacción de Trump a la filtración de la llamada entre Witkoff y Ushakov fue decir que eso es algo «estándar» en una negociación. La realidad es que hay muy poco estándar en la diplomacia de Witkoff.

Se dice que Witkoff es unos de los pocos amigos íntimos de Trump

REUTERS

Trump ha colocado al frente de las grandes negociaciones internacionales de su segundo mandato –Gaza, Ucrania, liberación de prisioneros estadounidenses– a alguien sin ninguna experiencia diplomática, en relaciones internacionales o en seguridad nacional. Para Trump y sus aliados, esa es la clave de su valía: hacer las cosas de forma diferente, para lograr resultados nunca vistos.
Al mismo tiempo, al igual que a Trump, a Witkoff le han llovido las críticas por enriquecimiento personal. Uno de sus hijos es una de las cabezas de World Liberty Financial, la compañía de criptomonedas de los hijos de Trump, que han hecho negocio en los países del Golfo de forma paralela a la diplomacia de sus padres.
Witkoff, de 68 años, es neoyorquino, como Trump. Nació en el Bronx y se crió en los suburbios de Long Island, hijo de una familia judía de Europa del Este. Cuando empezó en el negocio del ladrillo, lo hizo con modestia, yendo a cobrar alquileres en bloques de apartamentos baratos. Según la leyenda, con un revólver atado al tobillo. Con sagacidad y osadía, acabó convertido en un tiburón inmobiliario.
En el proceso, forjó una gran amistad con Trump. En los negocios y en los campos de golf, afición que comparten. Dicen que es uno de los pocos amigos de verdad que tiene el presidente de EE.UU.
Con el regreso a Trump de la Casa Blanca, liberado de las ataduras que tuvo en su primer mandato, el presidente eligió a alguien sin ninguna experiencia pero con toda su confianza y su lealtad para ser su enviado especial por todo el mundo. Y eso es algo de lo que son conscientes los gobiernos de los otros países: Witkoff no será un diplomático, pero es la figura decisiva. Él es quien puede influir en Trump. Y por eso, como se ha visto en la negociación con Rusia, hay que influir en él.

Publicado: noviembre 30, 2025, 9:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/steve-witkoff-amigo-invisible-putin-20251201172945-nt.html

Donald Trump está en deuda con Steve Witkoff desde hace casi 40 años. El ahora presidente de EE.UU. se encontró con su actual negociador jefe para conflictos en todo el mundo una madrugada de 1986 en una cafetería ‘delicatessen’ de Manhattan. Witkoff era entonces un abogado principiante de un despacho que trabajaba con Trump en una de esas negociaciones maratonianas para cerrar un acuerdo inmobiliario. Ambos habían bajado a uno de esos locales que abren toda la noche y tienen la plancha encendida, en la calle 39. Trump, que se había convertido en la sensación del negocio del ladrillo en Nueva York, se encontraba sin un duro en metálico. Witkoff le invitó a un bocadillo de jamón de york y queso.

Ese fue el germen de una amistad que se consolidó años más tarde, cuando Witkoff dejó la abogacía para seguir los pasos de su amigo, para invertir en el sector inmobiliario («Yo quería ser como él», ha dicho este año en una entrevista con Tucker Carlson).

Ahora los acuerdos que Witkoff tiene que cerrar para Trump van mucho más allá que la compra de un edificio en Manhattan. Él es el ariete de las negociaciones más delicadas de EE.UU. en todo el mundo. Una posición que ha venido cargada de polémica. En especial, tras la filtración de una llamada con Yuri Ushakov, mano derecha de Vladímir Putin para la negociación del fin de la guerra en Ucrania. En ella, Witkoff asumía posiciones que defiende Rusia –como la cesión completa de la provincia de Donetsk– y asesoraba a los rusos sobre cómo convencer a Trump.

Pero Witkoff también ha logrado éxitos rotundos. El mayor ha sido diseñar el acuerdo de paz entre Israel y Hamás que ha posibilitado, por el momento, el alto el fuego en Gaza y la liberación de los rehenes que quedaban en manos del grupo terrorista palestino.

La reacción de Trump a la filtración de la llamada entre Witkoff y Ushakov fue decir que eso es algo «estándar» en una negociación. La realidad es que hay muy poco estándar en la diplomacia de Witkoff.


Se dice que Witkoff es unos de los pocos amigos íntimos de Trump


REUTERS

Trump ha colocado al frente de las grandes negociaciones internacionales de su segundo mandato –Gaza, Ucrania, liberación de prisioneros estadounidenses– a alguien sin ninguna experiencia diplomática, en relaciones internacionales o en seguridad nacional. Para Trump y sus aliados, esa es la clave de su valía: hacer las cosas de forma diferente, para lograr resultados nunca vistos.

Al mismo tiempo, al igual que a Trump, a Witkoff le han llovido las críticas por enriquecimiento personal. Uno de sus hijos es una de las cabezas de World Liberty Financial, la compañía de criptomonedas de los hijos de Trump, que han hecho negocio en los países del Golfo de forma paralela a la diplomacia de sus padres.

Witkoff, de 68 años, es neoyorquino, como Trump. Nació en el Bronx y se crió en los suburbios de Long Island, hijo de una familia judía de Europa del Este. Cuando empezó en el negocio del ladrillo, lo hizo con modestia, yendo a cobrar alquileres en bloques de apartamentos baratos. Según la leyenda, con un revólver atado al tobillo. Con sagacidad y osadía, acabó convertido en un tiburón inmobiliario.

En el proceso, forjó una gran amistad con Trump. En los negocios y en los campos de golf, afición que comparten. Dicen que es uno de los pocos amigos de verdad que tiene el presidente de EE.UU.

Con el regreso a Trump de la Casa Blanca, liberado de las ataduras que tuvo en su primer mandato, el presidente eligió a alguien sin ninguna experiencia pero con toda su confianza y su lealtad para ser su enviado especial por todo el mundo. Y eso es algo de lo que son conscientes los gobiernos de los otros países: Witkoff no será un diplomático, pero es la figura decisiva. Él es quien puede influir en Trump. Y por eso, como se ha visto en la negociación con Rusia, hay que influir en él.

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