Publicado: agosto 4, 2025, 10:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/justicia-libano-emigrara-morira-20250804214738-nt.html
Cinco años después de la explosion en el puerto de Beirut, el 4 de agosto de 2020, los libaneses siguen pidiendo justicia. Aquel dia de horror, un incendio en un almacén del puerto de Beirut, donde se guardaban sin las pertinentes medidas de seguridad … 2.750 toneladas de nitrato de amonio que habÃan sido confiscadas a un barco en 2014, causó la detonación, equivalente a 3.000 toneladas de TNT. Una gran parte de la capital libanesa fue destruida, 235 personas perdieron la vida, 6.500 fueron heridas, más de 300.000 se quedaron sin hogar y la población entera sufrió un trauma que no ha desaparecido hasta ahora.
Como el año pasado, y los anteriores, una parte de las familias de las vÃctimas se congregaron ayer en el parque de bomberos de Beirut. La otra estaba en la plaza de los Mártires. Ambas procesiones empezaron simultáneamente y se encontraron en la estatua del Emigrante, frente a los silos destruidos.
En el patio del parque de bomberos, bajo los retratos de los diez efectivos fallecidos aquel dÃa, los rostros mostraban la desolación. Durante cinco años, las familias que perdieron a un hijo, una hija, un esposo o una madre han expresado incansablemente su dolor. Han exigido justicia para sus seres queridos. Hasta ahora, en vano. Lejos de disminuir con el tiempo, el dolor de estas familias sigue creciendo.
El gobernador de Beirut, Marwan Abboud, nunca pierde la oportunidad de estar junto a «sus» bomberos. Este año, lo acompañaban los ministros de Cultura y Asuntos Sociales. Era la primera vez, ya que las autoridades han estado ausentes en estos cinco años. El nuevo Gobierno se ha comprometido y ha hecho promesas. Mientras algunos libaneses se muestran escépticos y sostienen que «solo importan los resultados», las familias expresan su gratitud porque, por primera vez, las autoridades han estado dispuestas a escucharlos.
El trauma de los bomberos
Siempre movilizado, el capitán de bomberos Michel al Murr, quien buscó los restos de sus compañeros desaparecidos tras la explosión, comentaba: «El dolor es inmenso. Me vienen a la mente muchos recuerdos. Durante cinco años, he tenido las mismas imágenes ante mis ojos. Quisiéramos saber la verdad, solo la verdad, y que Dios haga justicia a las personas fallecidas. El ambiente es desolador: la gente ha perdido a sus padres o a sus hijos y esto no puede olvidarse. Una catástrofe asà no puede olvidarse. El dolor persistirá hasta que se sepa la verdad».
De repente, en el puerto de Beirut, a las 18.07, el toque de difuntos resquebrajó el cielo, pronto ahogado por la sirena de un camión de bomberos. El doctor Nazih Adem no pudo contener las lágrimas. Tampoco las personas en el podio instalado frente a los silos de grano. Igual que quienes inundaron la calle de las VÃctimas del 4 de Agosto, bautizada el dÃa anterior.
Nazih Adem perdió a su hija Krystel en la explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020. Golpeada en la cabeza, la joven falleció a causa de sus heridas pocas horas después de la tragedia. Nazih recuerda: «Por teléfono, mi hija me dijo: ‘¡Papá, ven rápido, me muero, ven a salvarme!’ El tráfico era terrible y los coches iban en todas direcciones. Era el apocalipsis. Terminé el trayecto a pie. En la carretera habÃa cadáveres, coches destrozados, heridos… Finalmente logré llegar hasta mi hija. Vi que tenÃa una gran herida en la cabeza. Empecé a ayudarla, dándole agua. Soy médico y comprendà que iba a morir. Intenté un masaje cardÃaco. Sin una ambulancia para atenderla, sabÃa que no podrÃamos hacer nada. Mi hija fue mi última paciente. Es como si esperara mi despedida».
Los bomberos de Beirut, que perdieron a diez compañeros en la explosión, desfilaron ayer junto a las familias de las vÃctimas (imagen superior horizontal). Al acto acudieron el ministro de Cultura y la responsable de Asuntos Sociales (imagen de arriba horizontal). El doctor Adem, que perdió a su hija Krystel, se unió a la marcha junto a Mireille Khouri, cuyo hijo ElÃas, de 15 años, murió aquel trágico 4 de agosto de 2020 (imagen de arriba vertical)
Apenado, cuenta que «esperamos que se haga justicia, no por venganza, sino para evitar que los hijos de este paÃs corran el riesgo de revivir semejante suceso. Si no hay justicia en el LÃbano, el futuro de la juventud será la emigración o ser asesinados».
A pocos metros del doctor Adem, Paul Najjar, con el cuello y la cara llenos de cicatrices, también llora cuando recuerda aquel dÃa: «Estábamos en nuestro apartamento en Beirut, en plena pandemia del Covid 19. La explosión destruyó nuestra vida: se llevó a nuestra hija, nuestro apartamento, nuestro barrio, nuestros amigos, nuestras familias. Nuestra hija Alexandra tenÃa tres años y medio. Luchó durante tres dÃas y murió el 7 de agosto».