Publicado: febrero 21, 2025, 1:16 pm
Fuente de la noticia : https://www.abc.es/salud/enfermedades/miedo-terapia-entiendes-enfermedad-empieza-comic-20250222184932-nt.html
El cómic María y Yo del fallecido Miguel Gallardo, Premio Nacional del Comic de Catalunya 2008, fue todo un hito de cómo explicar de una manera real y empática la enfermedad del espectro del Trastorno Autista. El Cuerpo de Cristo, de Bea … Lema, ganadora del Premio Nacional del Cómic 2024, aborda la enfermedad mental grave de su madre, con extrema sensibilidad y un lenguaje visual poderoso.
Mónica Lalanda, médico y presidenta de la Sociedad Médica española de Medicina Gráfica (MG), destaca la importancia del cómic, ilustración o infografías: «facilitan la interacción entre profesionales y pacientes, fomenta la educación sanitaria y mejora la empática hacia quienes sufren una enfermedad». El concepto nació de la mano del médico británico Ian Williams, creador de Graphic Medicine, quien exploró el potencial del cómic en la docencia sanitaria y la asistencia médica. Michael Green, profesor en la Facultad de Medicina de Pennsylvania acuñó el término «patografías gráficas» para referirse a narrativas ilustradas sobre enfermedades desde la perspectiva del paciente.
En España, el colectivo MG ha ampliado el concepto para incluir ilustraciones e infografías como herramientas de comprensión de enfermedades y recursos sanitarios. Según Lalanda, «la mayor parte de las quejas de los pacientes no está relacionada con la competencia clínica, sino con la comunicación, en este sentido, el cómic y la ilustración pueden ser claves para mejorar la relación entre médicos y pacientes».
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¿Qué enfermedades son más aptas para la ilustración?
Las infografías han demostrado ser útiles en prácticamente todas las especialidades médicas, asegura Lalanda. «Facilitan información clara, comprensible y atractiva para los pacientes, lo que complementa lo explicado en consulta».
En el ámbito del cómic, el cáncer y las enfermedades mentales han encontrado una representación significativa, ya que sus síntomas pueden ser difíciles de explicar. Con más de 260 cómics reseñados, la Medicina Gráfica se consolida como una vía efectiva para mejorar la comprensión de la enfermedad.
María y Yo de Miguel Gallardo
Corine Schimit, ilustradora de En busca de la verdad desnuda sobre los trastornos de la alimentación, destaca el poder de la ilustración para abordar temas complejos: «Es un lenguaje que hace más accesibles temáticas difíciles. El dibujo me permite hablar de lo que no se puede expresar con palabras y lo que te sirve para ti también puede servir a los demás».
Por su parte, Bea Lema creó El Cuerpo de Cristo para procesar su propia experiencia con la enfermedad mental. «El silencio y la vergüenza nos hicieron vivirlo en soledad. Este proyecto ha sido liberador. No quise edulcorarlo, pero sí hacerlo accesible», afirma la autora. La elección del bordado como recurso gráfico aporta calidez a un tema duro: «Transforma en bello algo tremendamente doloroso como la locura».
Marina Peix, enfermera pediátrica e ilustradora, ejerce en el Hospital Universitario de Salamanca y sostiene «el cerebro procesa información mediante texto e imagen de forma simultánea, lo que facilita el aprendizaje. En el hospital, donde el paciente se siente vulnerable, el profesional debe ser capaz de explicar los procedimientos de manera comprensible».
Para ello, Peix creó la Guía ilustrada Bronquiolitis en la UCIP, que informa a los padres sobre el tratamiento de esta enfermedad pediátrica con un lenguaje sencillo y acompañado de ilustraciones.
Mónica Lalanda insiste en que la MG es una herramienta aún infrautilizada en la formación de los profesionales sanitarios: «Muchos médicos desconocen el impacto que pueden tener los materiales visuales en la educación del paciente. Incluir más cómics e ilustraciones en las consultas médicas podría mejorar la adherencia a los tratamientos y reducir la ansiedad de los pacientes».
Jaume Bonfill, director editorial de Reservoir Books, editorial que ha editado varios comics «terapéuticos» destaca «a diferencia de la literatura o el audiovisual, el cómic permite exponer varias capas de información en una sola página, lo que facilita la comprensión del lector».
Por otra parte para Oihan Iturbide, editor de Yonki Books «el cómic permite contar cosas serias sin solemnidad y llegar a un público que quizá nunca se acercaría a un ensayo». Sin embargo, reconoce que aún existe el prejuicio de que es un género menor o solo para niños.
Lucía Álvarez, editora en Astiberri, destaca «obras como María y Yo o Arrugas, de Paco Roca, sobre el Alzheimer, han sido grandes referentes».
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En el caso de El Cuerpo de Cristo, de Bea Lema, su combinación de dibujo y bordado aporta un enfoque innovador «el cómic ha permitido a la autora expresar un tema de salud mental de manera profunda y personal». Además, su impacto ha trascendido el ámbito editorial, siendo utilizado en sesiones de terapia grupal, donde ha servido como herramienta para el diálogo y la reflexión.
Más allá de las infografías, los cómics pueden ser herramientas formativas y terapéuticas. Las «patografías gráficas», dice Lalanda, relatos visuales sobre la experiencia de la enfermedad, fomentan la empatía y la humanización de la medicina. Además, reflejan fallos en la comunicación médico-paciente, ofreciendo una valiosa autocrítica. Incluso pueden «recetarse» a los pacientes como apoyo informativo.
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Actualmente, no existen bibliotecas en la mayoría de los centros de salud y salud mental, lo que podría ser un recurso muy útil para pacientes y profesionales.
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Sin embargo, antes de aspirar a bibliotecas especializadas, un primer paso sería que las bibliotecas públicas clasificaran la Medicina Gráfica como una categoría propia. Aunque el cómic ha ganado espacio en estos espacios, todavía no se distingue por temáticas, perdiendo una oportunidad de acceso y divulgación, afirma Lalanda.
Poco a poco, la Medicina Gráfica está dejando de ser una rareza para convertirse en una herramienta clave en el cuidado de la salud. El camino ya está abierto y su potencial es enorme.