Publicado: mayo 7, 2025, 12:45 am
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/reino-unido-prepara-secreto-guerra-ante-amenazas-20250507043626-nt.html

El Reino Unido está llevando a cabo una profunda y silenciosa revisión de sus planes nacionales de defensa, en lo que constituye la mayor actualización de su estrategia de seguridad desde los primeros años del siglo XXI, motivada por el temor creciente de un … posible conflicto directo con Rusia. Lo que hasta hace unas semanas parecía ser una labor discreta, limitada a círculos reducidos dentro del gobierno, ha comenzado a trascender a la opinión pública a través de publicaciones en la prensa local, que han revelado que el país se está preparando activamente para afrontar un escenario bélico que, aunque impensable en décadas anteriores, hoy empieza a adquirir contornos de posibilidad real.
Los informes, basados en filtraciones, apuntan a que funcionarios del gobierno han recibido instrucciones directas para actualizar un conjunto de planes de contingencia que permanecían prácticamente sin modificaciones al menos desde 2005, cuando las amenazas globales se concebían en términos muy distintos a los actuales y el ciberespacio apenas comenzaba a formar parte de los cálculos estratégicos.
Dos décadas después, las autoridades británicas consideran que el país podría encontrarse en una posición de desventaja significativa frente a una amenaza externa organizada, especialmente si esta combinara ataques físicos con operaciones cibernéticas y sabotaje interno.
La actualización, coordinada por la Dirección de Resiliencia del Gabinete, se centra en la formulación de un conjunto de medidas que el Estado activaría en caso de un ataque directo al territorio nacional por parte de una potencia extranjera, contempla tanto la eventualidad de un bombardeo con misiles convencionales como la posibilidad de una agresión nuclear, cibernética o híbrida. El plan, de carácter confidencial, establece protocolos de evacuación para la familia real y para los principales miembros del gabinete, que serían trasladados a instalaciones subterráneas seguras fuera de Londres, y también prevé la reorganización territorial del país en zonas de emergencia que quedarían bajo el control directo de ministros del gabinete con poderes extraordinarios, acompañados por mandos militares, jefes policiales y jueces con facultades especiales.
Del mismo modo, el plan contempla medidas como el almacenamiento preventivo de alimentos, la imposición de sistemas de racionamiento en caso de interrupción prolongada de los suministros básicos, el resguardo del patrimonio cultural más importante, que sería trasladado fuera de la capital, y la emisión de mensajes de emergencia por parte de la BBC con el fin de mantener la estabilidad social y la comunicación con la población civil.
Uno de los aspectos más novedosos y preocupantes que han salido a la luz a partir de estas filtraciones es la inclusión, por primera vez en una estrategia de defensa nacional, de amenazas cibernéticas a gran escala como eje central de la planificación. Las autoridades británicas reconocen que, a diferencia de lo que ocurría hace veinte años, hoy los actores hostiles, principalmente estados como Rusia, disponen de capacidades técnicas que les permitirían interrumpir redes eléctricas, paralizar el transporte nacional, sabotear plantas nucleares o inutilizar infraestructuras digitales críticas.
En octubre pasado, el director general del MI5, Ken McCallum, advirtió que el número de amenazas vinculadas a actores estatales había aumentado un 48% en tan solo un año, con un crecimiento particular de los ciberataques rusos tras la intensificación del conflicto en Ucrania.
Asimismo, según revelan los informes, el gobierno británico ha modelado escenarios complejos en los que ataques con misiles balísticos serían lanzados de forma coordinada con ofensivas cibernéticas masivas, lo cual pondría a prueba la capacidad real del país para sostener la gobernabilidad, los servicios básicos y la defensa nacional ante una situación de emergencia total. Algunos altos mandos militares han reconocido, en conversaciones con la prensa, que si el Reino Unido hubiera enfrentado en su propio territorio los ataques que Rusia llevó a cabo en la primera noche de su ofensiva contra Ucrania, su sistema de defensa actual no habría logrado contenerlos con éxito.
En vista de estas vulnerabilidades, el Ministerio de Defensa estaría considerando con urgencia inversiones en tecnología de defensa antimisiles, similares a las del sistema «Iron Dome» de Israel, con el objetivo de establecer una barrera efectiva frente a proyectiles enemigos. Estas opciones están siendo debatidas en el marco de la próxima Revisión Estratégica de Defensa, que será presentada por el gobierno laborista en las próximas semanas y que también incluirá un análisis exhaustivo sobre la preparación de las Fuerzas Armadas británicas tras años de recortes presupuestarios y disminución de efectivos.
Todo esto se suma al anuncio del primer ministro, Keir Starmer, de su intención de aumentar el gasto en defensa hasta alcanzar el 2,5% del PIB para el año 2027, como parte de una estrategia integral destinada a reforzar la resiliencia nacional frente a amenazas emergentes. Sin embargo, todavía no existe consenso dentro del gabinete sobre cómo distribuir ese incremento presupuestario ni sobre qué áreas deben ser priorizadas, lo cual refleja las tensiones internas que genera esta repentina toma de conciencia sobre la fragilidad del país frente a un conflicto.
Mientras tanto, las relaciones diplomáticas entre Londres y Moscú continúan deteriorándose de forma acelerada. Rusia ha intensificado sus acusaciones contra el Reino Unido, al que señala de apoyar ideologías extremistas en Ucrania y de conspirar abiertamente contra los intereses del Kremlin. Incluso ha llegado a advertir sobre posibles represalias en caso de que se produzca la participación de tropas británicas en el conflicto.