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«Pronto seremos libres»: el grito de la diáspora venezolana que eleva su fe en Buenos Aires

En medio de las tensiones que vive Venezuela por la inminente intervención de Estados Unidos, más de 30.000 venezolanos se concentraron el domingo en Buenos Aires, movidos por la fe y el llamamiento a un cambio definitivo y pacífico en la nación petrolera.Los … asistentes a la Feria de La Chinita, una de las celebraciones católicas más importantes para la comunidad migrante, rezaron a la Virgen María de Chiquinquirá para que la patrona del estado Zulia interceda por la paz y la libertad de su país. Esta comunidad de migrantes mantiene viva la esperanza de volver a su tierra y abrazar de nuevo a sus familiares. Los devotos elevan oraciones cargadas de fe mientras se mantienen expectantes ante las presiones que ejerce Washington contra el régimen de Nicolás Maduro desde el sur del mar Caribe.
En Buenos Aires se encuentra exiliado Richard Blanco, miembro del Consejo Político Internacional de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, quien considera que pronto los venezolanos se «abrazarán con ‘la libertad’». «Esto no tiene vuelta atrás. Y no solamente por la intervención directa de quienes se sienten atropellados por el narcotráfico venezolano y por los terroristas venezolanos, como Estados Unidos, sino porque la gente en Venezuela está cansada», explicó a ABC.

Con siete años en el exilio en Argentina, Blanco considera que la situación actual de su país «es el preludio de lo que nosotros tanto hemos luchado. Estamos hablando de 26 años. Es demasiado. Somos nueve millones de personas que estamos en diferentes partes del mundo. Y pronto seremos libres», exclamó. El exdiputado de la Asamblea Nacional aseguró también que cuando los venezolanos recuperen su país, Edmundo González será juramentado en un Parlamento legítimo. «Porque la gran mayoría de los casi 200.000 venezolanos en Argentina quieren irse al día siguiente. Quizás no va a poder ser tan pronto, pero poquito a poco vamos a entrar todos y vamos a estar en esa tierra bendita por Dios».

Oraciones como presión política

Bajo un cielo azul y completamente despejado, resonaban cantos de fe y de esperanza. Gran parte de los asistentes fantaseaban con la idea de que así podría ser la fiesta de la libertad con la que sueñan a diario. La Feria de La Chinita se ha convertido, desde hace ocho años, en una razón para congregarse en Buenos Aires. Va más allá de lo espiritual y religioso: es un reconocimiento a su lucha. Esta tradición mariana, cuyo epicentro está en Maracaibo, al noroeste de Venezuela, ha recorrido casi 8.000 kilómetros para llevar la celebración de la patrona de los zulianos hasta territorio porteño.
La venezolana Wendy Ávila, quien forma parte del comité organizador de la feria, dijo a este diario que La Chinita –como popularmente se le conoce a esta virgen– «nos acompaña en nuestra migración y, a pesar de la distancia, hoy la pudimos celebrar y sentirnos un poco en casa, aunque estemos en Buenos Aires». Oriunda del estado Zulia, Ávila aseguró que cada vez más personas acuden a esta congregación para pedirle a la patrona que interceda por Venezuela.

Aires de incertidumbre

En la tarima del evento, los presentadores venezolanos coincidieron en que todos «volverán pronto» a su país. Entre el público se abría paso Arisdona Idrogo, una venezolana que aprovechó la ocasión para vender gorras del tricolor nacional como parte de su emprendimiento. Ella sabe que este accesorio se ha convertido en un indispensable para sus compatriotas, especialmente para los más nostálgicos.
La mujer de 32 años se refugió en Argentina hace cinco y tiene a su familia desperdigada por el mundo, siendo España uno de los países que acoge a buena parte de ella. En sus planes no está volver a su tierra pronto porque ve «Venezuela más complicada que nunca. Aunque decían que la situación había mejorado, no ha mejorado en nada. Y mientras siga ese narcorégimen, no habrá ninguna mejoría real en mi país», comentó a ABC.
La crisis económica es el denominador común para muchos venezolanos en el exilio. Esa fue en principio la motivación de Eliana Montes de Oca, una farmacéutica de 39 años que no encontró oportunidades para ella ni para su hijo en Caracas cuando decidió huir del caos en 2018. «Quiero volver, ver de nuevo mi país, pero no lo haría ahora por las tensiones que hay». Dijo tener altas expectativas de lo que pueda ocurrir en las próximas horas, pero no cree que suceda algo realmente: «No sé si las condiciones vayan a mejorar y volvamos al país que todos soñamos». La duda la persiguió entre la multitud que celebraba en los Bosques de Palermo.

El escepticismo se cuela en la fe

En un contexto como el que atraviesa actualmente el país, es difícil para un venezolano que ha echado raíces en el exterior pensar en hacer maletas y comprar un boleto aéreo con destino a Venezuela tan pronto caiga el régimen de Nicolás Maduro. Es el caso de Ali Torres, aunque él es uno de los tantos jóvenes que ve a Estados Unidos como la nación que ayudará con el rescate de Venezuela.
Y en una diáspora tan grande como la venezolana, siempre hay espacio para el escepticismo. «No sé si va a pasar algo en Venezuela. Se escucha tanto de los portaaviones de Estados Unidos, nos han dicho por mucho tiempo que va a pasar algo, pero no pasa nada. Nunca pasa algo. Nos han hablado por años de una invasión que hoy cuesta creer que esta vez pasará», dijo por su parte Larry Cedeño, un zuliano de 58 años. El venezolano, devoto de La Chinita, es de los millones de venezolanos que se aferran al deseo de reencontrarse con su madre en su tierra. Solo esperan que el tiempo les dé esa oportunidad.

Publicado: noviembre 25, 2025, 7:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/pronto-libres-grito-diaspora-venezolana-eleva-buenos-20251125132810-nt.html

En medio de las tensiones que vive Venezuela por la inminente intervención de Estados Unidos, más de 30.000 venezolanos se concentraron el domingo en Buenos Aires, movidos por la fe y el llamamiento a un cambio definitivo y pacífico en la nación petrolera.

Los asistentes a la Feria de La Chinita, una de las celebraciones católicas más importantes para la comunidad migrante, rezaron a la Virgen María de Chiquinquirá para que la patrona del estado Zulia interceda por la paz y la libertad de su país. Esta comunidad de migrantes mantiene viva la esperanza de volver a su tierra y abrazar de nuevo a sus familiares. Los devotos elevan oraciones cargadas de fe mientras se mantienen expectantes ante las presiones que ejerce Washington contra el régimen de Nicolás Maduro desde el sur del mar Caribe.

En Buenos Aires se encuentra exiliado Richard Blanco, miembro del Consejo Político Internacional de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, quien considera que pronto los venezolanos se «abrazarán con ‘la libertad’». «Esto no tiene vuelta atrás. Y no solamente por la intervención directa de quienes se sienten atropellados por el narcotráfico venezolano y por los terroristas venezolanos, como Estados Unidos, sino porque la gente en Venezuela está cansada», explicó a ABC.

Con siete años en el exilio en Argentina, Blanco considera que la situación actual de su país «es el preludio de lo que nosotros tanto hemos luchado. Estamos hablando de 26 años. Es demasiado. Somos nueve millones de personas que estamos en diferentes partes del mundo. Y pronto seremos libres», exclamó. El exdiputado de la Asamblea Nacional aseguró también que cuando los venezolanos recuperen su país, Edmundo González será juramentado en un Parlamento legítimo. «Porque la gran mayoría de los casi 200.000 venezolanos en Argentina quieren irse al día siguiente. Quizás no va a poder ser tan pronto, pero poquito a poco vamos a entrar todos y vamos a estar en esa tierra bendita por Dios».

Oraciones como presión política

Bajo un cielo azul y completamente despejado, resonaban cantos de fe y de esperanza. Gran parte de los asistentes fantaseaban con la idea de que así podría ser la fiesta de la libertad con la que sueñan a diario. La Feria de La Chinita se ha convertido, desde hace ocho años, en una razón para congregarse en Buenos Aires. Va más allá de lo espiritual y religioso: es un reconocimiento a su lucha. Esta tradición mariana, cuyo epicentro está en Maracaibo, al noroeste de Venezuela, ha recorrido casi 8.000 kilómetros para llevar la celebración de la patrona de los zulianos hasta territorio porteño.

La venezolana Wendy Ávila, quien forma parte del comité organizador de la feria, dijo a este diario que La Chinita –como popularmente se le conoce a esta virgen– «nos acompaña en nuestra migración y, a pesar de la distancia, hoy la pudimos celebrar y sentirnos un poco en casa, aunque estemos en Buenos Aires». Oriunda del estado Zulia, Ávila aseguró que cada vez más personas acuden a esta congregación para pedirle a la patrona que interceda por Venezuela.

Aires de incertidumbre

En la tarima del evento, los presentadores venezolanos coincidieron en que todos «volverán pronto» a su país. Entre el público se abría paso Arisdona Idrogo, una venezolana que aprovechó la ocasión para vender gorras del tricolor nacional como parte de su emprendimiento. Ella sabe que este accesorio se ha convertido en un indispensable para sus compatriotas, especialmente para los más nostálgicos.

La mujer de 32 años se refugió en Argentina hace cinco y tiene a su familia desperdigada por el mundo, siendo España uno de los países que acoge a buena parte de ella. En sus planes no está volver a su tierra pronto porque ve «Venezuela más complicada que nunca. Aunque decían que la situación había mejorado, no ha mejorado en nada. Y mientras siga ese narcorégimen, no habrá ninguna mejoría real en mi país», comentó a ABC.

La crisis económica es el denominador común para muchos venezolanos en el exilio. Esa fue en principio la motivación de Eliana Montes de Oca, una farmacéutica de 39 años que no encontró oportunidades para ella ni para su hijo en Caracas cuando decidió huir del caos en 2018. «Quiero volver, ver de nuevo mi país, pero no lo haría ahora por las tensiones que hay». Dijo tener altas expectativas de lo que pueda ocurrir en las próximas horas, pero no cree que suceda algo realmente: «No sé si las condiciones vayan a mejorar y volvamos al país que todos soñamos». La duda la persiguió entre la multitud que celebraba en los Bosques de Palermo.

El escepticismo se cuela en la fe

En un contexto como el que atraviesa actualmente el país, es difícil para un venezolano que ha echado raíces en el exterior pensar en hacer maletas y comprar un boleto aéreo con destino a Venezuela tan pronto caiga el régimen de Nicolás Maduro. Es el caso de Ali Torres, aunque él es uno de los tantos jóvenes que ve a Estados Unidos como la nación que ayudará con el rescate de Venezuela.

Y en una diáspora tan grande como la venezolana, siempre hay espacio para el escepticismo. «No sé si va a pasar algo en Venezuela. Se escucha tanto de los portaaviones de Estados Unidos, nos han dicho por mucho tiempo que va a pasar algo, pero no pasa nada. Nunca pasa algo. Nos han hablado por años de una invasión que hoy cuesta creer que esta vez pasará», dijo por su parte Larry Cedeño, un zuliano de 58 años. El venezolano, devoto de La Chinita, es de los millones de venezolanos que se aferran al deseo de reencontrarse con su madre en su tierra. Solo esperan que el tiempo les dé esa oportunidad.

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