Publicado: julio 17, 2025, 11:00 am
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Ya vimos el Samsung Galaxy S25 Edge durante el MWC de este año, el móvil más fino hasta la fecha de la marca coreana. Samsung ha decidido apretar hasta el último milímetro el nuevo Galaxy S25 Edge, un móvil que busca convertirse en referente … del diseño ultra delgado con sus apenas 5,8 milímetros de grosor. Un ejercicio técnico que tiene sus luces y sombras.
Durante las últimas semanas hemos estado utilizando el nuevo teléfono de la firma coreana que, aunque comparte muchas características con los modelos Ultra y Plus, busca diferenciarse a través de un diseño ligero, elegante y sobre todo, muy fino. Y eso, inevitablemente, implica sacrificios.
El Galaxy S25 Edge entra por los ojos a la primera, su cuerpo de titanio combinado con cristal Gorilla Glass Ceramic 2 en el frontal y Gorilla Glass Victus 2 en la parte trasera transmite la sensación de que estamos ante un móvil realmente premium. Pero lo mejor, es que es tan fino (5,8mm) y ligero 163 gramos que sorprende nada más tenerlo en la mano, totalmente inesperado. Casi parece de juguete.
El panel Dynamic AMOLED 2X de 6,7 pulgadas con resolución QHD+ y 120 Hz adaptativos es uno de los mejores del mercado, pero carece de la capa antirreflejos que sí incorpora el modelo Ultra. En interiores, no lo notarás. En exteriores, sí. Aunque recordemos, que el único que lleva esta capa es el Ultra de este año.
En cuanto al procesador, viene con el nuevo Snapdragon 8 Elite for Galaxy, un chip potentísimo con núcleos de alto rendimiento, pero que, al estar encerrado en un cuerpo tan fino, sufre para disipar el calor. En nuestras pruebas, en sesiones largas de juego o vídeo en 4K, el rendimiento caía notablemente por la temperatura. Aunque, por mucho que caiga el rendimiento, estamos hablando de uno de los procesadores más potentes del mercado, y sólo ocurre tras mucho rato de uso intensivo, o cuando hace mucho calor.
La cámara es donde Samsung ha mostrado su experiencia y ha metido el mismo sensor de 200 MP que usa en el S25 Ultra. Las fotos con buena luz son espectaculares, con mucho detalle y una representación de color muy fiel. También se defiende bien en baja luz gracias al modo Nightography. Pero, a diferencia del Ultra, no hay teleobjetivo. Y aunque Samsung insiste en su «2x de calidad óptica» a base de recorte de sensor, lo cierto es que en cuanto pasamos de ese rango el resultado cae en picado, como lo haría cualquier teléfono que tira de zoom digital y no óptico. Sería ridículo pensar que se podría meter un teleobjetivo en un cuerpo tan fino.
Con la cámara principal
Batería pequeña e IA
Con un diseño tan delgado, la batería tenía que ser, sí o sí, más pequeña. El S25 Edge monta una batería de 3.900 mAh que simplemente no está a la altura del resto del hardware. En nuestras pruebas apenas llegaba al final del día con un uso intensivo. La carga también se resiente, y pasa a unos 25W por cable, mientras que sus hermanos Plus y Ultra llegan hasta los 45W, es decir, necesita el doble de tiempo para cargar. Este es uno de los grandes sacrificios del S25 Edge, la batería se acabará antes que en cualquier otro modelo.
Samsung ha querido que este móvil sea una muestra de su ecosistema de IA con funciones como ‘Circle to Search’, edición generativa de fotos, Gemini integrado y la nueva Now Bar en la pantalla de bloqueo. No hay nada nuevo o exclusivo que no tengan los teléfonos de Samsung de este año, y todo funciona correctamente, aunque hay que reconocer que muchas de estas funciones aún tienen que, vamos a decir, madurar. Lo bueno es Samsung promete actualizaciones durante siete años, tanto de sistema como de seguridad, lo que garantiza que no se quedará atrás con el paso de los años.
El Galaxy S25 Edge es un móvil que enamora a primera vista, es bonito, ligero, bien construido y con un rendimiento de alto nivel. Pero si eres de los que valora la autonomía por encima de todo, no es tu teléfono. Por su precio, a partir de 1.099 euros, hay opciones más equilibradas, como un S25 Plus.