Publicado: octubre 6, 2025, 10:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/pedro-rodriguez-hamas-netanyahu-interesa-plan-paz-trump-20251007044710-nt.html
El llamado plan de paz de Trump, para poner fin a los dos años de guerra en Gaza como respuesta a la ofensiva terrorista de Hamás, entra en la fase tan decisiva como complicada de ponerse de acuerdo en los detalles. Con la … dificultad que supone hacer cumplir un acuerdo improvisado en el que ambas partes enfrentadas comparten un terrible interés por prolongar un conflicto que está cuestionando algo tan fundamental como el tríptico de reglas internacionales compuesto por la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención para la prevención y sanción del genocidio y los Convenios de Ginebra para proteger a las víctimas de los conflictos armados.
La propuesta formulada por la Casa Blanca, que pasa por ser la alternativa más prometedora hasta la fecha, asume dos cuestiones que realmente no existen. Primero, el pragmatismo de Hamás, su disposición a desarmarse y dar por terminado su control integrista de la franja de Gaza. Y segundo, la inclinación del primer ministro Netanyahu a olvidar su fantasía genocida de «victoria total» y empezar a rendir cuentas por su gestión antes, durante y después del 7 de octubre.
El mismo acuerdo de veinte puntos tampoco inspira mucha confianza a la hora de facilitar una resolución. Las partes implicadas solamente han ofrecido un sí condicional. El texto sobre la mesa es un pastiche de ocurrencias diversas y mediadores tan sospechosos como el yernísimo Jared Kushner, los Witkoff y Tony Blair, otro ex primer ministro que factura con la política exterior. Por ello, un creciente coro de tragedia griega habla de atrocidad moral, ñapa neocolonial y catástrofe diplomática.
Con todo, el plan encaja perfectamente en las tres principales motivaciones del presidente de Estados Unidos: dinero, gloria y no quedarse en el bando perdedor. En la misión para salvar Gaza se entremezclan amplias oportunidades de negocio; méritos para el Nobel aunque Trump no sepa localizar en el mapa ni pronunciar el nombre de los países que dice haber pacificado; y una forma más o menos airosa de compensar por su estrepitoso fracaso con Putin.