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El plan de EE.UU. para Ucrania erige a Polonia en el escudo de la OTAN ante Rusia

Los polacos se han encontrado con la sorpresa de que el plan de paz de Trump para Ucrania menciona expresamente a su país como parte de la nueva arquitectura de seguridad europea. Según los documentos filtrados, prevé que, tras el fin de la guerra, … aviones de combate europeos se desplieguen en territorio polaco como alternativa al despliegue de tropas de la OTAN en Ucrania, lo que convertiría a Polonia en un bastión defensivo adelantado de la OTAN. La primera reacción del gobierno polaco ha sido de rechazo, no tanto por el contenido del plan sobre Polonia sino por una cuestión de soberanía nacional: se estaría decidiendo sobre Polonia sin los polacos.
«Las decisiones respecto a Polonia serán tomadas por los polacos», ha reaccionado el primer ministro Donald Tusk en X. «Nada sobre nosotros sin nosotros. Y en cuanto a la paz, todas las negociaciones deben llevarse a cabo con la participación de Ucrania», ha insistido sobre las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia, que dejan fuera tanto a Ucrania como a la UE. El presidente de Polonia Karol Nawrocki, por el contrario, guarda de momento silencio. Nawrocki se ha presentado desde su campaña electoral como un firme aleado de Trump y su visita a la Casa Blanca, el 3 de septiembre de 2025, fue su primer viaje oficial al extranjero. Aquella reunión estuvo marcada por gestos de afinidad política, pero también por la insistencia polaca en que no se aceptarían acuerdos o decisiones militares que afecten a la soberanía nacional sin un participación directa en las negociaciones de las autoridades polacas.

La propuesta de Donald Trump parte de la base de que los cazas europeos estarán estacionados en Polonia, país en el que existen varias instalaciones militares vinculadas a la OTAN. La más destacada es la nueva base de defensa antimisiles en Redzikowo, inaugurada en noviembre de 2024 y equipada con el sistema Aegis Ashore, gestionado por EE.UU. pero integrado en la estructura de la OTAN.
Además, Polonia alberga cuarteles de mando y presencia rotatoria de tropas aliadas, lo que la convierte de partida en un punto clave de la seguridad de la Alianza en Europa del Este. El país centroeuropeo acoge grupos de combate multinacionales desplegados tras la cumbre de Varsovia de 2016, que incluyen fuerzas de EE.UU., Reino Unido, Canadá y otros aliados, con rotación periódica en distintas bases polacas. Se concentran en el este del país, cerca de la frontera con Bielorrusia y el enclave ruso de Kaliningrado.
También hay bases de la OTAN en Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia, Hungría y la República Checa, instalaciones que refuerzan la disuasión frente a Rusia y permiten despliegues rápidos en caso de crisis. Pero el hecho de que la presencia de tropas europeas en la Ucrania de postguerra fuese sustituida por contingente militar el Polonia situaría a este país ante una responsabilidad y una exposición sobre las que no ha tomado una decisión soberana. Los polacos se saben en el centro de la diana de Putin, debido a las recientes incursiones de drones y sabotajes. El pasado domingo, el embajador de la República de Polonia en Rusia, Krzysztof Krajewski, fue víctima de un ataque en San Petersburgo.
«Esto está socavando la soberanía del Estado polaco», ha denunciado el exdiplomático polaco Witold Jurasz, que califica el trato a Polonia en el plan de paz de Ucrania como un «escándalo absoluto». «Si ahora se escribe que los combatientes europeos serán estacionados en nuestro país, entonces, ante todo, es un escándalo absoluto que en un acuerdo estadounidense-ruso se determine lo que se desplegará o no en nuestro país, porque esa decisión depende de nosotros y de cualquier país soberano», se ha quejado en declaraciones a Polsat News. »En un momento se verá que si los cazas van a estar estacionados en Polonia, no deben estar en los estados bálticos. La siguiente etapa será que, si hay cazas, entonces no debe haber fuerzas terrestres. Y todo esto está socavando la soberanía del Estado polaco«, ha valorado.
«Es una vergüenza», ha lamentado por su parte el editor jefe de Gazeta Wyborcza, Wojciech Maziarski, para quien estamos asistiendo a un «segundo Múnich», en referencia a la Conferencia de Seguridad en la que se perfiló un nuevo orden bipolar en el que Washington y Moscú deciden por encima de las instituciones soberanas de otros países, basando su prepotencia en el poder económico y militar. El doctor Adam Eberhardt, de la Universidad de Varsovia, ha descalificado el plan por su falta de consistencia, alegando que se hacen afirmaciones sobre Polonia que no son aplicables sin una negociación con el gobierno polaco. «Se trata más bien de un boceto», ha dicho.

Marjorie Taylor Greene, la trumpista que rompió con Trump, deja el Congreso

Es difícil encontrar republicanos dispuestos a enfrentarse al capo del partido, Donald Trump, y será todavía más complicado a partir de enero: Marjorie Taylor Greene, la diputada que fue aliada acérrima del presidente de EE.UU., ha anunciado que dejará su escaño en … la Cámara de Representantes. La razón: la reciente y virulenta ruptura con Trump, marcada por su apoyo a la desclasificación de los documentos de Jeffrey Epstein, y la campaña contra ella del presidente, que la llamó «traidora» y dijo que apoyaría a otros candidatos en primarias.
«Dimitiré de mi cargo y mi último día al frente será el 5 de enero de 2026», dijo la diputada en un mensaje de vídeo que compartió en sus redes sociales. «Mi único objetivo y deseo ha sido hacer al Partido Republicano responsable de las promesas que hace al pueblo de EE.UU. y poner primero a EE.UU.», aseguró.
«Me presenté al Congreso en 2020 y he peleado cada día bajo la creencia de que ‘Make America Great Again’ (‘Hacer a EE.UU. grande otra vez’, el lema político de Trump) significa ‘EE.UU. primero’», aseguró en el comunicado, en referencia a la ideología con la que el actual presidente desembarcó en política y en la que Taylor Greene ha sido radical: protección a las clases medias y trabajadoras deterioradas, fin a las guerras caras y dolorosas para los estadounidenses, adiós a la ayuda exterior, mano dura en inmigración, batalla contra los intereses corporativos…
En las últimas semanas, la grieta de Taylor Greene con su partido y con Trump se ha ensanchado. Taylor Greene combatió el reciente cierre gubernamental, al que se llegó por el bloqueo mutuo entre republicanos y demócratas y defendió los subsidios para seguros médicos que estos últimos buscaban mantener. También ha sido crítica con la negativa de Trump a limitar los visados para trabajadores cualificados extranjeros. Y las tensiones estallaron con el caso Epstein, una de sus obsesiones: ella estuvo en el pequeño grupo de republicanos que se unió a los demócratas para forzar un voto sobre la desclasificación de todos sus documentos, a lo que Trump y los republicanos se oponían.
El presidente, que tiene en su relación con el malogrado pedófilo uno de sus talones de Aquiles, se vio forzado a apoyar en el último minuto la desclasificación, que fue después aprobada por el Congreso.

Pero, en medio de las turbulencias, estalló su relación con Taylor Greene. Trump la llamó «traidora» y «chiflada» y le dio su sentencia de muerte política: dijo que el año que viene apoyaría otros candidatos en primarias para su escaño por un distrito de Georgia.
«Tengo demasiado respeto por mí misma, quiero demasiado a mi familia y no quiero que mi querido distrito tenga que aguantar una primaria dolorosa y con odio organizada contra mí por el presidente por el que peleé», defendió.
En el último lustro, Taylor Greene ha sido una de las figuras más agitadas de la ya muy agitada política de EE.UU. Ganó su escaño en 2020, en la misma elección en la que Trump perdió la presidencia ante Joe Biden.
Era un personaje volcánico, adherido a teorías conspiranoicas disparatadas -como que unos incendios de California habían sido causados por láseres lanzados desde el espacio por una poderosa familia judía-, divisivo, con un mensaje extremista. Sus propios compañeros de partido la marginaron nada más llegar a su escaño en enero de 2021.
Después mejoró su relación con los líderes republicanos, en especial con el que después sería presidente de la Cámara, Kevin McCarthy. Taylor Greene ha seguido siendo una figura adorada por el sector más fetén del ‘trumpismo’, las bases leales de Trump, su movimiento populista de derechas.
En los dos últimos años, la diputada relajó su retórica explosiva y la ruptura de las últimas semanas la han acercado a los que antes fueron sus enemigos. Los medios convencionales, que la retrataban como la imagen del extremismo de Trump, no han dejado de invitarle a sus programas. Por ejemplo, con apariciones en CNN o en uno de los programas más progresistas de la mañana, ‘The View’, en la cadena ABC.
«La lealtad tiene que ser una calle de dos sentidos», dijo en el comunicado en relación a su relación con Trump, que solo la entiende en un sentido. «Si MAGA Inc me tira a un lado para ser ser sustituida por neocons, las grandes farmacéuticas, las grandes tecnológicas, el complejo industrial-militar para la guerra, líderes extranjeros y la clase elitista de donantes que no saben quiénes son los verdaderos estadounidenses, entonces muchos estadounidenses comunes también han sido tirado al lado y sustituidos», defendió.
El anuncio de la dimisión de Taylor Greene ha coincidido con la visita a la Casa Blanca de Zohran Mamdani, el joven socialista y musulmán que ha ganado la elección a la alcaldía de Nueva York. Todo un contraste: Trump daba palmadas y mostraba sintonía y admiración por Mamdani, mientras se confirmaba la ruptura con una de las grandes figuras de MAGA.

Polonia sube el tono con Rusia tras el sabotaje en una vía ferroviaria clave: «Es terrorismo de Estado»

El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, ha asegurado este viernes que, con el último acto de sabotaje el pasado domingo, Rusia «ha cruzado cierta línea» y «ahora incluso se puede hablar de terrorismo de Estado», a pesar de que ha habido incidentes similares … en el pasado.
«Los acontecimientos recientes no dejan lugar a las ilusiones. Rusia está implementando otra fase de guerra híbrida destinada a desestabilizar nuestro país», ha afirmado Tusk durante su intervención este viernes en el Parlamento.

Desde el atril de la Sejm, el primer ministro polaco ha insistido en que el ataque que se produjo el domingo en unas vías del tren que conectan la capital, Varsovia, con la ciudad de Lublin está «inspirado y organizado directamente por los servicios del Kremlin» y fue más grave de lo que muchos pensaron.
El incidente se suma a otras provocaciones periódicas atribuidas al Gobierno de Vladímir Putin, desde invadir el espacio aéreo con cazas y drones a intimidar los puertos polacos del mar Báltico con buques fantasma. Tras el incidente de la vía ferroviaria, Varsovia ha comandado un despliegue de 10.000 militares para vigilar estructuras críticas, líneas de transporte y edificios estatales.

«El plan de Trump es lo mismo que pedirle a EE.UU. que ceda Alaska»

Los generadores retumban y las alarmas cesan por falta de luz. Por delante quedan varias horas de apagón y una potente explosión hace saltar las alarmas de los coches. En la puerta de su negocio está Oleksii Brizhuk aprovechando el débil sol de noviembre. … Este empresario de Kramatorsk, como todos los ucranianos, está bien enterado de los 28 puntos incluidos en el plan de paz elaborado por Estados Unidos. Pero hay uno de ellos que le afecta especialmente: Trump exige a Zelenski que entregue su ciudad natal al país que trajo la muerte y destrucción a Ucrania. Oleksii piensa durante varios segundos antes de contestar; su mirada delata una zozobra profunda. «No va a funcionar. No se puede negociar con bárbaros. Ellos han destruidos nuestras ciudades, han matado a niños. a personas civiles. Queremos una paz, pero debe ser justa. Si entregamos el Dombás, va a ser una catástrofe», apunta con un tono bajo.
Las presiones que la Casa Blanca ejerce sin cuartel contra el país invadido se sienten especialmente aquí. Kramatorsk conoce la guerra desde hace más de una década. La urbe se convirtió en la capital administrativa de la región de Donetsk, después de que los separatistas a las órdenes de Moscú tomaran el poder en parte de esta provincia oriental de Ucrania. Ahora, después de tres años de guerra y miles de defensores caídos, hay políticos extranjeros intentando decidir su destino. «Yo me pregunto qué diría Trump si su país se viese en una situación parecida y Moscú le exigiese entregar Alaska», zanja Brizhuk.
Con el frente a 20 kilómetros y ante la amenaza constante de drones y misiles enemigos, la vida se sigue imponiendo en el este de Ucrania. Marina despacha a unos clientes en su pequeña tienda. Ella prefiere no decir su apellido por precaución. La mujer ya vivió en sus propias carnes la ocupación hace años. Otra vez tiene sus cosas preparadas para irse, señala, por si los rusos tomasen control de la ciudad. Esboza un gesto de cansancio y cierra los ojos tras escuchar la pregunta que ya todos en Ucrania se han respondido internamente en varias ocasiones. «No podemos confiar en una negociación con los rusos. Quiero que la guerra acabe, pero lo peor de todo es toda la gente que ya se ha muerto. Ellos ya nunca volverán». A última hora de la tarde, la luz volvió a Kramatorks mientras todo el país asiste al enésimo giro de Trump en su estrategia para poner fin a la guerra.

Zelenski apeló una vez a la unidad del pueblo este viernes, una fecha señalada en el calendario ucraniano. Era el Día de la Dignidad y la Libertad, que conmemora las dos grandes revoluciones de la Ucrania independiente. En un discurso dirigido a la nación, el mandatario presentó una disyuntiva sombría en este 2025: «O perder su dignidad, o arriesgarse a perder un socio clave». Las autoridades ucranianas prometen defender el interés nacional.

Un duro invierno

Ucrania se enfrenta, en palabras de su presidente, a uno de los momentos más difíciles de su historia y tendrá que definir su posición ante los socios. El invierno comenzará oficialmente en menos de diez días. Los apagones duran hasta 16 horas en algunas grandes ciudades, complicando la vida a millones de personas, y Rusia lanza ataques diarios contra la infraestructura energética.
La situación en el campo de batalla es también complicada por los avances enemigos en varios puntos del frente, incluidas las regiones de Donetsk, Járkov y Zaporiyia. Y el poder del Gobierno está debilitado después de un escándalo de corrupción en el sector energético. Ante esta situación, Trump aprovecha para presionar y demanda una respuesta rápida a una propuesta que la mayoría de ucranianos consideran una capitulación.
«No puedo imaginar a ningún diputado en su sano juicio votando a favor de enmiendas constitucionales que reconozcan las pérdidas territoriales. Esto es traición en estado puro», destacó la diputada del partido opositor Solidaridad Europea Iryna Gerashchenko en sus redes sociales.
Ucrania ya ha vivido otros episodios de presión similares por parte del aliado estadounidense. Poco consideran probable que Ucrania acepte estos términos y nada parece indicar que, en este momento, Rusia renuncie a sus posiciones maximalistas. «No creo que haya un acuerdo de paz para el 27 de noviembre, independientemente de las amenazas. Ya hemos pasado por esto antes; estamos dando vueltas en círculos», destacó Tatarigami, famoso analista ucraniano y ex oficial de la Fuerzas Armadas del país. Ucrania se enfrenta a su invierno más duro no solo por la guerra, sino por la paz que quiere imponer Trump.

Adiós a la hormonofobia en la menopausia: «La alternativa es envejecer con rapidez»

Al llegar a los 50 años, las mujeres se dividen en dos grupos: las que asumen que los sofocos, la sequedad vaginal o el insomnio son inevitables y un proceso natural de la edad; y otras que se rebelan e intentan combatirlo … con terapias hormonales, pero casi siempre con el temor a estar comprando más papeletas en la lotería del cáncer.
El miedo al cáncer de mama y al uso de estrógenos y otras hormonas, empezó a extenderse hace dos décadas por un estudio que relacionaba la terapia hormonal de la menopausia con un aumento de casos, además de problemas circulatorios graves como la trombosis. Con el tiempo se demostró que aquella investigación tenía sesgos, que no todos los tratamientos eran iguales y que, utilizados de forma personalizada, los beneficios superaban ampliamente los riesgos.

Aunque aún queda mucha leyenda urbana. «Algunos ginecólogos y médicos de Atención Primaria siguen extendiendo un temor que causa mucho daño a los pacientes. En España estamos infratratando a las mujeres», lamenta Jesús Presa Lorente, jefe de Ginecología del Hospital de Jaén y portavoz de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM).

Por eso el reciente anuncio de Estados Unidos de eliminar las advertencias de riesgo grave de los prospectos de estos medicamentos se acoge con «entusiasmo», desde esta sociedad científica. Creen que la decisión, basada en la evidencia científica actualizada, supone un paso decisivo hacia la normalización de la terapia hormonal de la menopausia y la recuperación de su papel como una herramienta «segura y eficaz».

Macron estudia restaurar el servicio militar voluntario y mixto

Ante el riesgo de prolongación indefinida de la guerra en Ucrania, y su posible extensión a varios países limítrofes, Emmanuel Macron estudia un incremento sustancial de los ejércitos franceses, incluyendo la restauración del servicio militar, voluntario y mixto, apoyado por un 86 % … de los franceses.
El Ejército de tierra, la Marina, el Ejército del aire y del espacio y la gendarmería nacional, cuentan con unos 200.000 soldados y unos 65.000 civiles, profesionales, en su inmensa mayoría.
Una gran mayoría de esos efectivos han estado desplegados en África y otros escenarios durante muchas décadas. En el «teatro» europeo, el arma nuclear de la tercera o cuarta potencia atómica mundial fue «suficiente»: el territorio nacional quedaba «santuarizado»… Moscú no podría amenazar el territorio francés, ante el riesgo de escalda nuclear.
La guerra de Ucrania ha destruido esa certidumbre: los arsenales nucleares de París y Londres no disuadieron a Putin de su intento de invasión colonial, siempre en curso. Y la evolución de la guerra, imprevisible, confirma que Moscú puede desestabilizar a las pequeñas y frágiles democracias fronterizas, «sin riesgos» de una escalda atómica.
En Ucrania, la guerra clásica ha recobrado su más visible crudeza humana: el conflicto se ganará o perderá, de entrada, en el «terreno», con el freno, rechazo o capitulación ante las tropas, los drones y misiles de Putin.

¿Qué hacer…? Francia, Inglaterra, Alemania, han confirmado su solidaridad miliar con Ucrania, confirmando inversiones, intercambio de tecnología… queda lo esencial: ¿Quién controlará y podrá defender los territorios ucranianos?
La restauración del servicio militar voluntario no resuelve ese problema. Pero permitirá fortalecer e incrementar los «recursos humanos» de los ejércitos nacionales, con un costo económico relativamente modesto y unas perspectivas futuras muy apreciables.
Macron ha evocado en varias ocasiones tal eventualidad y estudia varios proyectos concretos, elaborados por especialistas, en estrecha colaboración con la jerarquía militar,
Según fuentes próximas al Elíseo, el jefe del Estado pudiera anunciar el proyecto a primeros del año que viene, para entrar en vigor a finales del 2026, de manera paulatina: 10.000 jóvenes (hombres y mujeres) el 2030 y unos 50.000 hacia el 2025.
En el proyecto original, el nuevo servicio militar, voluntario, tendría una cierta dimensión profesional: está prevista una remuneración mensual, comparable / equivalente al salario de los soldados profesionales. Es una manera muy práctica de «fidelizar» a los voluntarios y voluntarias, ofreciéndoles unas perspectivas profesionales claras.
Tras el lanzamiento de proyecto, los portavoces próximos a Macron anuncian un periodo de «información y reflexión» entre el poder político y el poder militar, para ofrecer a los jóvenes interesados un abanico de proposiciones que les permitan «imaginar y proyectar su futuro al servicio de la Nación».