El misterio del iPhone: por qué seguimos pagando más por móviles que parecen menos
Es una escena que se repite cada mes de septiembre, casi como un ritual religioso de la era moderna. Tim Cook sube al escenario en el Apple Park, presenta un dispositivo que cuesta lo mismo (o más) que el sueldo mensual de muchos … españoles y, al día siguiente, las reservas se agotan. Pero hay algo que no cuadra: si miramos fríamente la hoja de especificaciones, notaremos en seguida que, más o menos, los ‘gadgets’ están al mismo nivel que los terminales Android de gama media, y que son mucho más baratos.
Cualquier usuario de dispositivos con el sistema operativo de Google nos dirá, y con razón, que su teléfono de 400 euros tiene más memoria RAM que el último iPhone 17. Que su batería tiene muchos más miliamperios que las de Apple. Le recordará que Samsung o Xiaomi montan cámaras de 200 megapíxeles mientras Apple ha tardado años en abandonar los 12 y acaba de estrenar, como quien dice, los 48. Y, por si fuera poco, le señalará también que la inteligencia artificial de Google y OpenAI están a años luz de una Siri que, a menudo, sigue teniendo problemas para poner un temporizador.
Y, aun así, Apple gana. Y no solo eso, sino que arrasa en la gama alta. No en vano, se lleva casi el 80% de los beneficios de toda la industria móvil mundial. ¿Cómo es esto posible? ¿Estamos ante el mayor truco de ilusionismo del marketing moderno o hay algo que la hoja de especificaciones no nos está contando?
La respuesta no es sencilla, y requiere ‘diseccionar’ al gigante de Cupertino desde tres frentes distintos: la ingeniería invisible, la psicología del deseo y el fenómeno de la ‘jaula de oro’.
