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La guerra en Ucrania como detonante de confrontación nuclear

La prolongación de la guerra en Ucrania está propiciando un nuevo y azaroso escenario en el cosmos geopolítico-estratégico global, infectando las relaciones internacionales tanto entre las grandes potencias como en el seno europeo. Dos piezas de ese novel tablero son actualmente determinantes. … Por un lado, la reciente gira asiática de Trump. Por el otro, una incipiente escalada nuclear. Trump, en su gira por Malasia, Japón y Corea del Sur ha alcanzado tres objetivos esenciales: fortalecer las alianzas norteamericanas en el Indo-Pacífico; lograr un alivio en su guerra arancelaria con China; y promocionar su figura como pacífico negociador de alcance global. La cumbre Trump-Xi Jinping, el pasado jueves, en los márgenes de la cumbre anual del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, en Corea del Sur, resultó de colosal importancia. Ambos líderes discutieron y cerraron algunos temas en el campo económico-comercial. Entre otros, la reducción de aranceles norteamericanos al fentanilo (del 20% al 10%), la eliminación temporal de restricciones chinas al flujo de tierras raras (donde Pekín es potencia dominante), o la suavización de restricciones a las exportaciones recíprocas.
Otros tres productos del evento fueron asimismo significantes. Uno, el compromiso de Trump de visitar oficialmente China, en abril de 2026, donde probablemente firmará con Xi Jinping un gran acuerdo de cooperación comercial entre las dos grandes economías del mundo. Dos, que Trump recabara del líder chino, cara a cara, su apoyo para una resolución rápida del conflicto en Ucrania, en el que Pekín interviene indirectamente al favorecer, por vía económico-comercial, el esfuerzo de guerra ruso. Y tres, que el presidente norteamericano ni tan siquiera mencionara a Taiwan en algún momento de su gira. La cumbre Trump-Xi Jinping podría así evaluarse como el encuentro entre dos posiciones de fortaleza, que patentizó la paridad de EE. UU. y China como superpotencias que se reparten el mundo.
Tal juego de voluntades entre Washington y Pekín ha tenido su impacto en Moscú. Ya en previsión de tal concierto –los servicios de inteligencia están para algo–, Moscú desencadenó, a finales de octubre, una agresiva campaña de comunicación poniendo sobre la mesa su carta nuclear. El Kremlin se afanó en enfatizar el significado de los recientes ejercicios anuales, de la serie ‘Grom’, de validación de la triada estratégica nuclear rusa. Incluso se distribuyeron imágenes de Putin en uniforme de campaña mimetizado, exaltando que él personalmente había dirigido la evaluación. El punto culminante de la campaña informativa fue desvelar, el 26 de octubre, que, cinco días antes se había desarrollado satisfactoriamente una prueba de vuelo del misil 9M730 ‘Burevestnik’. Misil de crucero, de propulsión nuclear y «contenedorizable». Es decir: difícilmente detectable por las defensas antimisiles norteamericanas; de permanencia prácticamente indefinida en el aire; y de rápido y ágil despliegue terrestre sobre plataformas móviles. Un misil que, incluso siendo abatido en vuelo, aportaría devastadoras consecuencias (onda de choque, radiación térmica, lluvia radiactiva…) en la zona de derribo. No es de extrañar, por tanto, que Putin lo haya calificado como «arma única». Es un arma que podría estar operativa en 2027.

Tan evidente salto cualitativo de la capacidad nuclear rusa obligó a Trump a ordenar la inmediata reanudación de las pruebas nucleares norteamericanas, que estaban suspendidas desde 1992. Por tanto, a la carrera armamentística convencional disparada tras la invasión de Ucrania, se une ahora una nueva carrera de armamentos nucleares. Un peligroso asunto sobre el que, quizás como consecuencia de la tradicional «parsimonia y sabiduría china» –principio esencial de la filosofía taoísta de Lao Tzu–, la dirección china no se haya pronunciado todavía. Bien que sea muy improbable que Pekín no se haya apuntado también a esa carrera. Estamos pues inmersos en una nueva Guerra Fría en la que Rusia parece llevar la delantera vigorizando su inveterada vocación de ser gran potencia, apoyada hoy sobre su extensión, población, recursos naturales y energéticos, tecnología y capacidad nuclear. Un peligroso tablero geopolítico-estratégico que señala la guerra en Urania como potencial fulminante para un conflicto de alta intensidad y alcance planetario. Si se asumiera que Rusia no puede permitirse perder la guerra en Ucrania, el colosal riesgo de una confrontación nuclear debería servir como palanca disuasoria para que Kiev y sus apoyos europeos aceptasen finiquitar rápida y pragmáticamente ese conflicto bélico.

Nueva York elige a un alcalde socialista y musulmán: Zohran Mamdani se impone a Andrew Cuomo

El vuelco político en Nueva York se confirmó el martes por la noche: Zohran Mamdani, el joven socialista que se ha convertido en la sensación política estadounidense este año, será a partir del próximo enero el alcalde de la mayor ciudad de EE.UU. … y su capital económica y cultural. Mamdani, alguien desconocido para el votante medio hace solo unos meses, será además el primer alcalde musulmán de la Gran Manzana (o de cualquier otra gran ciudad del país).
A falta de que concluyera el recuento, las proyecciones de los grandes medios daban por ganador a Mamdani hacia las nueve y media de la noche (tres y media de la mañana del miércoles en España), una hora y media después de que cerraran los colegios electorales en la Gran Manzana.
El resultado confirmaba el ascenso improbable del candidato socialista, de 34 años, que ha sabido utilizar su mensaje populista de izquierdas en las aguas turbulentas de la política de EE.UU.: la conmoción por la agresividad de Donald Trump en su regreso al poder, el hastío con el coste disparado de la vida en Nueva York, el hambre por un mensaje de cambio y la desafección con el ‘establishment’ del Partido Demócrata.
«Es el momento para un día nuevo en nuestra política», proclamó Mamdani cuando acudió a depositar su voto unas horas antes en Astoria, el barrio del distrito de Queens en el que vive. Allí aseguró que es hora de «decir adiós a la política del pasado y de inaugurar una nueva era para esta ciudad, en la que no decidiremos el tamaño de las crisis a las que nos enfrentamos, sino la manera en la que las respondemos».

Esa manera es con propuestas indisimuladamente izquierdistas, que han sacudido a amplios sectores de la ciudad y que ahora sudará para llevar a cabo: congelamiento de buena parte de los alquileres, gratuidad de los cuidados infantiles de 0 a 5 años, autobuses gratis, aumento de los impuestos a las rentas más altas y a las empresas o tiendas de comestibles públicas.

Mamdani forma parte de una formación muy izquierdista dentro de los demócratas

El nuevo alcalde tendrá también que demostrar que la moderación de su mensaje durante la campaña no ha sido solo una estrategia electoral. Mamdani forma parte de los Demócratas Socialistas de América (DSA) una formación muy izquierdista dentro de los demócratas, que aboga por políticas extremistas como los recortes a la policía, la salida de la OTAN o las puertas abiertas para la inmigración.
Entre sus debilidades políticas han estado su activismo en las protestas antiisraelíes por la guerra en Gaza, en las que usó eslóganes como ‘globalizar la intifada’ o ‘desde el río hasta el mar, Palestina será libre’. También calificó a la policía de «racista» durante las protestas que siguieron al asesinato de George Floyd en 2020 y defendió los recortes presupuestarios a la policía. En campaña, ha matizado o abandonado esas posiciones.
La victoria de Mamdani es también la derrota de ese’establishment’ demócrata, representado por su gran rival en esta cita con las urnas: Andrew Cuomo, el exgobernador del estado de Nueva York.
Cuomo, que dimitió de ese cargo en 2021 en medio de un escándalo de acusaciones de agresiones sexuales, concurrió en las primarias del pasado junio como el candidato del partido, con el apoyo de sus grandes donantes. Los votantes demócratas le pegaron una voltereta y eligieron a Mamdani, que hizo del coste de la ciudad su mensaje principal y de Cuomo el centro de sus ataques.
Pero Cuomo decidió seguir en campaña y se presentó como independiente, en un intento de aglutinar el voto ‘anti Zohran’. Pero ni la retirada de otro candidato independiente -Eric Adams, el actual alcalde, afectado por los escándalos de corrupción- ni el apoyo de última hora de Trump -pidió a los republicanos que fueran en masa a votar a Cuomo y no al candidato de su partido, Curtis Sliwa- han doblegado a Mamdani.
La victoria del socialista abre un nuevo ciclo político en Nueva York -esperanzador para algunos, desolador para otros-, pero también más allá. Primero, porque Mamdani y su discurso son el enemigo perfecto para los ataques de Trump contra los demócratas. Y, además, porque la victoria del socialista renovará el debate en su partido: los izquierdistas del Partido Demócrata la utilizarán para reivindicar que su camino, y no el de la moderación, es el que hay que seguir para enfrentarse a Trump y a los republicanos.

Un estudio confirma que la vacuna de Pfizer es más segura para el corazón que el covid-19

La vacuna de Pfizer-BioNTech contra el covid-19 se ha relacionado con casos muy raros de inflamación cardíaca en niños y jóvenes, pero el mayor estudio realizado hasta la fecha demuestra que el riesgo de desarrollar estas afecciones es significativamente menor tras la … vacunación que después de una infección por el virus.
El trabajo, publicado en la revista ‘The Lancet Child & Adolescent Health’, analizó los datos del 98 % de la población británica menor de 18 años, casi 14 millones de niños y adolescentes, entre enero de 2020 y diciembre de 2022.

Los resultados muestran que recibir la vacuna de Pfizer-BioNTech se asocia con un riesgo de 0,85 casos adicionales de miocarditis o pericarditis por cada 100.000 niños vacunados en los seis meses posteriores a la inoculación, mientras que tras una infección por covid-19 el riesgo asciende a 2,24 casos adicionales por cada 100.000.

«Nuestro estudio muestra que, aunque los casos de miocarditis eran muy raros, los niños y jóvenes tenían más probabilidades de experimentar problemas cardíacos, vasculares o inflamatorios después de una infección por covid-19 que tras recibir la vacuna, y los riesgos después de la infección duraron mucho más», explica Alexia Sampri, de la Universidad de Cambridge.

Muere Dick Cheney, vicepresidente de Estados Unidos con Bush, a los 84 años

El señor oscuro. El poder en la sombra. El presidente al que nadie eligió. El arquitecto de la Guerra contra el Terrorismo. El artífice de las invasiones de Afganistán e Irak. Sobran los epítetos para describir a Dick Cheney, vicepresidente entre 2001 y … 2009. Una figura que, tras ejercer un poder sin precedentes en la Casa Blanca, optó por retirarse en silencio.
Nacido en Lincoln (Nebraska), en 1941, falleció a causa de una neumonía y de enfermedades cardíacas y vasculares, según informó su familia en un comunicado. Añadieron que su esposa, Lynne, sus hijas, Liz y Mary, y otros miembros de la familia lo acompañaban en su lecho de muerte.
Su influencia, según todos los parámetros posibles, había sido ya desmesurada. Y, de forma totalmente inesperada, casi desconcertante, Cheney, un conservador de trayectoria impoluta y férrea ortodoxia republicana, acabó sus días apoyando y votando por una candidata demócrata a la presidencia con uno de los programas más a la izquierda del país.

Durante el apogeo neoconservador del segundo George Bush, el vicepresidente lo fue todo un paso atrás de un presidente tan campechano como ajeno a las intrigas de Washington, una capital repleta de trampas, ambiciones cruzadas y lealtades fingidas. Cheney era un maestro en el arte de conducirse en semejante pantano, pues había pasado por mil y un empleos.
Su rastro dejó huella en el Capitolio, en la Casa Blanca y en el Pentágono. Fue jefe de gabinete de la Casa Blanca con Gerald Ford entre 1975 y 1977, cargo en el que consolidó su reputación como operador político eficaz.
En 1979 fue elegido diputado de la Cámara de Representantes por Wyoming, escaño que mantuvo durante una década y que en un futuro heredaría su hija Liz. En ese tiempo presidió el Comité Republicano de Política de la Cámara, dirigió la Conferencia Republicana y llegó a ser número dos del grupo parlamentario como jefe adjunto de la minoría.
Con la llegada de la administración demócrata de Bill Clinton, Cheney abandonó el Gobierno y pasó al sector privado. Se incorporó al ‘think tank’ conservador American Enterprise Institute y formó parte del Council on Foreign Relations entre 1993 y 1995, tras haber sido también miembro de su junta durante su etapa final en el Congreso.

El poder en la sombra
Dick Cheney fue uno de los urdidores de la política estadounidense desde los años 70 hasta bien entrado el siglo XXI
AFP

En octubre de 1995 asumió la presidencia y dirección ejecutiva de Halliburton, una de las mayores empresas de servicios petroleros del mundo, gran motor de influencia con una formidable legión de lobistas en Washington. Bajo su gestión, la compañía creció de forma significativa, pero se enfrentó críticas por falta de transparencia contable tras una fusión con Dresser Industries en 1998. Halliburton fue objeto de demandas colectivas y de una investigación por corrupción en Nigeria, que se resolvió con un acuerdo extrajudicial de 250 millones de dólares.
Su fortuna personal, estimada entre 19 y 86 millones de dólares, proviene en gran medida de su paso por Halliburton. Su salida fue una sorprendente pirueta: en 2000, George W. Bush encargó a Cheney que dirigiera la búsqueda de su futuro vicepresidente, confiando en su criterio y experiencia. Cheney entrevistó a varios candidatos y analizó sus historiales, y se propuso a sí mismo.
Tras el agónico recuento de Florida en 2000, y la llegada del segundo Bush al poder, Cheney mantuvo un perfil bajo, como todos los vicepresidentes, hasta los ataques del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Aquel aciago día, con Bush de viaje a Florida, Cheney se encerró en el búnker de la Casa Blanca y por unos momentos tomó las riendas de una crisis sin precedentes, con aviones descontrolados en el cielo, dos de ellos dirigiéndose hacia la capital.

Arquitecto de la guerra

Durante sus dos mandatos se convirtió en el principal estratega de la respuesta de la Casa Blanca a los atentados. Asumió un papel central en el diseño de la llamada Guerra contra el Terrorismo y en las decisiones de desplegar fuerzas militares primero en Afganistán (2001) para atacar a Al Qaida y al régimen talibán que la albergaba. Y después en Irak (2003), donde defendió públicamente la invasión alegando que el régimen de Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva.

7.300
soldados estadounidenses muertos
Cheney estuvo detrás de las guerras de Irak y de Afganistán, pese al alto coste en vidas que tuvo también entre los militares de Estados Unidos

Cheney afirmó erróneamente que las tropas estadounidenses serían recibidas como «libertadores» y, años después, describió la insurgencia en Irak como «en sus últimos estertores», mientras las operaciones militares se prolongaban durante años. La guerra en Irak se extendió oficialmente hasta 2011, con casi 5.000 soldados estadounidenses muertos, y el conflicto en Afganistán continuó hasta la retirada final de 2021, con más de 2.300 militares estadounidenses fallecidos.
Coordinó la captura y el traslado de supuestos terroristas, desplazados a cárceles secretas. Apoyó convertir la base naval de Guantánamo, en Cuba, en una suerte de prisión de máxima seguridad para combatientes extranjeros, y creó un problema aún irresuelto, pues quedan allí 15 detenidos a los que aun no se ha juzgado, y a los que no se puede trasladar por un veto del Capitolio.
También intervino en la decisión de negarle a determinados detenidos el amparo de los convenios de Ginebra y someterlos a comisiones militares especiales. Respaldó el uso de «técnicas de interrogatorio reforzadas», entre ellas el ahogamiento fingido, que él calificó de «obvias» o «de sentido común» para salvar vidas, y defendió que esas prácticas contribuyeron a impedir nuevos atentados en territorio estadounidense durante siete años y medio.
En el plano interno, Cheney impulsó una expansión del poder presidencial y la adopción de nuevas herramientas legales y operativas frente al terrorismo. Bajo su dirección se autorizó un programa de vigilancia doméstica sin orden judicial, que sorteaba los cauces habituales de supervisión del Congreso y de la Corte de Vigilancia de Inteligencia Extranjera.
Cheney sostuvo de forma reiterada que el 11-S revelaba un nuevo tipo de amenaza, en la que grupos como Al Qaeda podrían emplear armas de destrucción masiva facilitadas por estados hostiles, y que ello requería actuar de forma preventiva y con menos restricciones legales. Con el tiempo, y especialmente en el segundo mandato, parte de esas políticas fue corregida: la Casa Blanca puso fin a esa tortura oficial, cerró las cárceles secretas de la CIA y sometió la vigilancia electrónica a un marco legal aprobado por el Congreso y los tribunales.
Su jefe de gabinete, Scooter Libby, fue condenado en 2007 por perjurio y obstrucción a la justicia en el caso del filtrado de la identidad de la agente de la CIA Valerie Plame. Tras la condena, George W. Bush conmutó la pena de prisión, pero no le concedió el indulto completo. Cheney presionó repetidamente a Bush para que firmara ese perdón total, alegando que se trataba de una «grave injusticia» y que debía repararse.
La negativa de Bush a ir más allá de la conmutación abrió una brecha entre ambos: Cheney salió de la Casa Blanca todavía convencido de que el presidente había errado al no rehabilitar por completo a su colaborador más cercano en ese caso. Fue un divorcio lento del Partido Republicano.

Liz Cheney, hija mayor de Dick, fue la única que siguió sus pasos en en política. También fue una de las voces republicanas que más criticaron a Trump por su actuación en el asalto al Capitolio de enero de 2021

EFE

La hija mayor de Cheney, Liz, fue diputada por Wyoming, en el escaño que ocupo él, entre enero de 2017 y enero de 2023. Durante su escaño, alcanzó puestos de gran liderazgo como presidenta de la Conferencia Republicana de la Cámara entre 2019 y 2021.
Pero ella rompió con Donald Trump tras las elecciones de 2020 y el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021: Liz Cheney criticó públicamente las falsas denuncias de fraude electoral de Trump y su responsabilidad en los hechos, y votó a favor de su segundo ‘impeachment’. Su padre la apoyó en esa campaña y en el trabajo que ella desempeñó en el comité de investigación del 6 de enero, reforzando su respaldo a la defensa de la Constitución frente al partido.
En las últimas elecciones, él reveló por media de la hija que votaría a Kamala Harris, miembro de una administración que ordenó la salida de Afganistán y trató de enterrar del todo el legado neoconservador de Cheney y su generación.

El excomisario de Justicia Didier Reynders, imputado por blanqueo de capitales

La Justicia belga ha inculpado formalmente por blanqueo de capitales a Didier Reynders, el excomisario europeo y hombre político belga que ha estado al frente de distintas carteras ministeriales. Diez meses después de los registros iniciales, la decisión del juez instructor indicaría que … no se ha creído las explicaciones de Reynders sobre las cantidades sorprendentes de dinero en efectivo que manejaba.
Aunque Reynders fue imputado después de ser nuevamente interrogado el jueves 16 de octubre por el juez instructor Olivier Leroux, la noticia no se había conocido hasta ahora. El juez ahora acusa formalmente al expresidente del partido MR (liberal) de blanqueo de capitales y uno o más delitos potenciales que aún no han sido desvelados. Su esposa, Bernadette Prignon, que es magistrada honoraria del Tribunal de Apelación de Lieja y también fue interrogada, no ha sido acusada por el momento.
Según lo que se conoce hasta ahora y que ha sido revelado por la prensa belga, en 2018 Reynders ya levantó las sospechas de su propio banco (ING) que le pidió explicaciones sobre el origen de casi 700.000 euros en efectivo que ingresó en su cuenta a lo largo de varios años.

El entonces ministro de Asuntos Exteriores explicó que provenían de la venta de obras de arte y antigüedades y el asunto no pasó a mayores. Sin embargo, a partir de ese año, Reynders empezó a jugar cantidades importantes de dinero a la lotería nacional belga, siempre en una gasolinera cerca de su casa en el barrio bruselense de Uccle.
Por la cantidad conocida (unos 200.000 euros a lo largo de cinco años) da la impresión que repetía la misma actitud que antes llevaba a cabo con los ingresos en el banco. Los investigadores sospechan que el excomisario europeo utilizó el juego para blanquear el dinero en efectivo que le quedaba y cuyo origen no ha sido aclarado. Además, el propio banco ING está siendo sometido a otra investigación sobre su actitud respecto al expolítico belga.

Con inmunidad hasta que dejó de ser comisario

Llama la atención que durante su etapa como ministro de Finanzas era el responsable máximo de la lotería nacional, por lo que debía ser consciente de que su actitud acabaría por llamar la atención de los sistemas antifraude. La Policía esperó a que terminase su mandato oficial como comisario europeo de Justicia, a finales de 2024, para llamarle a declarar, dado que hasta entonces gozaba de inmunidad.
Según el diario ‘Le Soir’, los abogados de Reynders y de su esposa declinaron hacer comentarios sobre el fondo del asunto. André Renette, el defensor del excomisario, declaró que su cliente «no tiene comentarios que hacer salvo ante la Justicia», al tiempo que reiteró la presunción de inocencia de su cliente.
Dado que la única explicación que ha aportado Reynders sobre el origen del dinero en efectivo ha sido la de la compraventa de obras de arte y antigüedades, en junio, los investigadores realizaron registros simultáneos en los domicilios de Jean-Claude Fontinoy, antiguo colaborador de Reynders y conocido coleccionista de arte, y de Olivier Theunissen, anticuario del barrio de Sablon, que es la zona de bruselas donde se encuentran las tiendas más importantes de este sector.
Teniendo en cuenta que se trata de alguien que ocupaba un puesto público cuando sucedieron los hechos, a Reynders se le ha asignado el Tribunal de Apelación de Bruselas. En Bélgica, como en todos los demás países de la UE, una acusación formal no elimina la presunción de inocencia. La acusación también otorga al sospechoso el derecho de solicitar acceso al sumario, algo que todavía no era conocido por su abogado.
Hombre extremadamente locuaz e inclinado a aparecer en los medios, Reynders no ha hecho declaraciones ni ha sido visto en público desde que la policía hizo públicas sus sospechas el año pasado.

Cierran los aeropuertos belgas de Bruselas y Lieja tras el avistamiento de drones

El aeropuerto de Bruselas primero y el de Lieja después tuvieron que ser cerrados durane unas horas este martes por la tarde como medida de seguridad ante la aparición de drones no identificados que sobrevolaban las instalaciones, según confirmó el organismo que gestiona … el control aéreo en Bélgica, Skeyes.
Un primer objeto volante no tripulado fue detectado poco antes de las 20.00, por lo que las instalaciones fueron clausuradas y todos los vuelos desviados primero hacia el aeropuerto de Lieja, a unos 80 kilómetros al este de la capital belga, y después al de la vecina ciudad holandesa de Maastricht.

Los responsables de navegación aérea de Bélgica no han aportado información adicional más allá de explicar que se estaban esforzando por esclarecer la situación. Aproximadamente dos horas después del cierre, las instalaciones fueron reabiertas al considerarse que los sobrevuelos de drones habían cesado, sin embargo, poco después volvieron a clausurarse.

Este incidente sucede a los recientes sobrevuelos de drones sobre dos bases militares, las de Marche-en-Famenne y Elsenborn, que han revelado que las fuerzas armadas belgas carecen de sistemas antidrones operativos.