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OpenAI, la compañía responsable de ChatGPT, ha dado un paso clave en el sector: desarrollar su propio chip de inteligencia artificial en colaboración con Broadcom y TSMC, con el objetivo de reducir su dependencia de los costosos y escasos chips de Nvidia.
Esta nueva línea de hardware, que se espera esté lista para 2026, permitirá a OpenAI disminuir los gastos derivados de la infraestructura, uno de los mayores desafíos económicos que enfrenta la empresa. Con este movimiento también veremos posiblemente un impulso de su eficiencia en el procesamiento de datos y una mejora sus capacidades internas de IA.
A la par que se lanza a la creación de chips propios, también estarían incluyendo en sus operaciones chips de AMD, según Reuters.
Para OpenAI, optimizar el uso de recursos informáticos es esencial, ya que el entrenamiento de sus modelos de IA y la operación de servicios como ChatGPT son procesos altamente costosos.
Según fuentes cercanas a la compañía, OpenAI proyecta una pérdida de 5.000 millones de dólares en 2024, frente a ingresos estimados de 3.700 millones de dólares. Los costos de computación —principalmente en hardware, electricidad y servicios en la nube— representan el mayor gasto para la empresa, lo que la ha motivado a diversificar sus proveedores y reducir su dependencia de un único fabricante de chips.
Aunque OpenAI había considerado la posibilidad de crear su propia red de fabricación de chips, los altos costes y el tiempo de implementación parecen haber llevdo a la compañía a optar por alianzas estratégicas con veteranos fabricantes del mercado como son Broadcom y TSMC.
Broadcom ya trabaja con empresas como Alphabet (Google) en el diseño de chips para su fabricación y también suministra piezas de diseño que ayudan a trasladar información dentro y fuera de los chips rápidamente. TSMC, por su parte, se encarga de fabricar los procesadores.
Con esta apuesta por un hardware propio, OpenAI se une a otras tecnológicas como Google y Amazon, que han optado por diseñar sus propios chips para un mayor control sobre su infraestructura tecnológica. Esta estrategia no solo responde a la necesidad de satisfacer la demanda de sus servicios, sino también a la de reducir costes operativos y asegurar un suministro estable, algo que se vuelve cada vez más necesario a medida que los chips de IA ganan relevancia en el mercado.
Desde la llegada de ChatGPT, OpenAI ha experimentado un auge en popularidad, pero también ha enfrentado grandes retos financieros debido a los altos costes de operación. Según las previsiones actuales, OpenAI proyecta pérdidas significativas debido al gasto en tecnología avanzada, especialmente en hardware de IA. La estrategia de diversificación de proveedores y la creación de un chip propio podría ayudar a la compañía a gestionar estos gastos.