Publicado: marzo 29, 2025, 10:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/meloni-trump-bruselas-presiones-internas-italia-20250329042222-nt.html

En plena incertidumbre global, Italia navega entre presiones contradictorias. La primera ministra, Giorgia Meloni, mantiene un frágil equilibrio: acercarse a Trump sin romper con Europa. La líder de Hermanos de Italia insiste en tender puentes entre Estados Unidos y la UE: «Si Italia … puede evitar una confrontación, lo hará», declaró el viernes al ‘Financial Times’ (FT). Meloni trata de evitar cualquier crítica a la Casa Blanca, incluso cuando los ataques de Trump han sido recibidos con indignación.
Meloni es pragmática e intenta tener los dos pies en el mismo estribo. La oposición le pide que, frente a la nueva Administración estadounidense, abandone su ambigüedad y aclare de qué parte está. Meloni rechaza la idea de elegir bando. Pero, en su intento por mantener el equilibrio, se ha inclinado hacia Trump compartiendo las críticas a Europa de su vicepresidente, J. D. Vance.
La oposición la ha atacado por ello. Elly Schlein, líder del Partido Democrático, la mayor fuerza politica de la izquierda, ha declarado: «Hoy está más claro que nunca que Meloni arrió las banderas italiana y europea del Palazzo Chigi (sede de la presidencia del Gobierno). Y es un enorme problema para el interés nacional italiano si el primer ministro decide pactar con quienes, como Vance, llaman parásitos a los europeos, insultándonos así también a nosotros los italianos».
En política exterior, Meloni se ha ganado credibilidad por su firme apoyo a Ucrania, distanciándose de la extrema derecha prorrusa. Pero su posición, aunque sigue apoyando a Kiev, se ha moderado tras la llegada de Trump. Meloni rechaza el envío de tropas a Ucrania –«nunca estuvo en la agenda», afirma– y tilda la propuesta franco-británica de «compleja, arriesgada y poco efectiva».
La primera ministra ha prometido aumentar los gastos de defensa y cumplir con el 2% del PIB exigido por la OTAN (actualmente está en el 1.5%), pero con condiciones: «La seguridad debe incluir ciberseguridad, migración y amenazas híbridas». Al mismo tiempo ha asegurado que no habrá recortes en gastos sociales. Aquí, la tradición pacifista italiana y la oposición de su socio de coalición, la Liga de Matteo Salvini –simpatizante de Trump y de Putin– pesan más que las demandas y fidelidades transatlánticas. Los expertos, como el politólogo Giovanni Orsina, de la Universidad LUISS de Roma, coinciden en que «Meloni intenta contentar a todos: a la UE con gestos simbólicos, a Trump con retórica, y también tiene puesta la vista en sus electores, cansados de la guerra».
Los datos lo confirman: solo el 32% de los italianos apoyan hoy a Ucrania (frente al 57% en 2022), según Ipsos. El 45% rechaza enviar tropas, y el 54% se declara neutral. «La fatiga es evidente. Meloni navega entre la presión europea y un electorado que prioriza la economía», añade Orsina. En efecto, pese a los tambores bélicos, el temor no domina el debate público. Los italianos están más preocupada por el coste de vida, los bajos salarios y las colas en la sanidad pública.
Mientras Europa mira al este, Roma insiste en que su flanco vulnerable está al sur. «Si solo cuidas el este e ignoras el sur, tendrás un problema», advirtió Meloni, refiriéndose a la inestabilidad en África –clave en migración y energía–. Italia impulsa proyectos para importar gas africano y ve en el desarrollo del continente una prioridad. Este enfoque choca con la visión de Alemania, obsesionada con Rusia.
«Para los países mediterráneos, el terrorismo yihadista, los conflictos en el Sahel y el control migratorio son amenazas inmediatas», explica Caterina Froio, experta del Colegio Europeo de Parma. «Meloni quiere que la UE entienda que la defensa es un concepto multidimensional».