Marwan Barghouti, el símbolo para el pueblo palestino que los islamistas insisten en liberar en las negociaciones sobre Gaza - Colombia
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Marwan Barghouti, el símbolo para el pueblo palestino que los islamistas insisten en liberar en las negociaciones sobre Gaza

Se llama Marwan Barghouti y tiene 66 años, de los que los últimos 23 han transcurrido en una cárcel israelí. Hamás exige su liberación junto a otros presos palestinos condenados a cadena perpetua, a cambio de la entrega de todos los rehenes israelíes, vivos … y muertos, según lo estipulado en uno de los puntos del plan de paz de Donald Trump. Barghouti, que en su época de actividad política y militar en el partido de Yaser Arafat se oponía a Hamás, es un símbolo para el pueblo palestino. Y es la fuerza de ese carisma, forjado en la cárcel y convertido en leyenda, lo que impele al Gobierno de Netanyahu a negarse a su liberación.
Marwan Barghouti levanta sospechas también entre muchos palestinos mayores, que temen más de lo mismo en la pugna contra el Estado hebreo. Pero el preso más célebre de Israel tiene tirón entre los jóvenes de los territorios ocupados –Cisjordania y Gaza– que ven en él lo mejor de los dos mundos, el del viejo partido de Arafat y el de los radicales islamistas de la Franja. El actual presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, ya no cuenta para nada. Cumplirá el mes que viene 90 años, y su autoridad ha sido definitivamente superada por los acontecimientos de los dos últimos años.
Según algunos sondeos, si hoy se celebraran elecciones en el territorio bajo administración palestina, Barghouti obtendría al menos el 50 por ciento de los votos. Lógicamente, antes Israel debe aceptar su liberación, y en ese punto la presión del presidente Trump vuelve a ser la clave.

No hay comicios entre la población árabe de los territorios ocupados desde 2006, lo que significa que ningún palestino de menos de 36 años ha ido nunca a las urnas. La guerra en Gaza ha convencido a los mayores de la temeridad del nacionalismo armado, si a él se suma además el fanatismo religioso de Hamás; pero la población joven necesita una figura a la vez rebelde, y Barghouti reúne condiciones.
En cualquier caso, el liderazgo en el mundo árabe rara vez se alcanza meramente en las urnas. La tradición musulmana suní –la de la mayoría en el islam– establece, a diferencia de la chií, que el elegido sea visto como el más capaz y no a causa de su vinculación con la familia de Mahoma. Normalmente el más capaz ha surgido de la lucha interna de la élite y no a raíz de unas elecciones, aunque estas sirvan luego para refrendarlo.

Un símbolo misterioso

«Barghouti es a la vez un símbolo nacional y un misterio. Representa a la generación que creció en Cisjordania y la franja de Gaza durante las décadas de 1970 y 1980, formando una alternativa desafiante para la generación fundadora encabezada por Arafat, que vino de Túnez y se hizo cargo de la Autoridad Palestina», escribe Michael Milstein en el medio israelí Ynet.
Marwan Barghouti fue en sus años de juventud dirigente de Tanzim, la rama armada del partido Fatah, fundado en 1958 por Yaser Arafat. En aquellos años de militancia Barghouti justificó la lucha armada contra objetivos militares israelíes, pero rechazaba hacerlo contra civiles. En 2002 fue secuestrado por los servicios de espionaje israelíes, y en 2004 acusado ante los tribunales del asesinato de cinco israelíes. Fue condenado a cinco cadenas perpetuas.
Barghouti habla hebreo, y no ha renunciado en la cárcel a sus convicciones guerreras, aunque desprecia la ideología y método de Hamás. Su programa no descarta el levantamiento armado contra Israel dentro de los territorios ocupados y en el marco de los Acuerdos de paz de Oslo de 1993, que contemplan dos Estados, uno israelí y otro árabe, viviendo como vecinos en régimen de tolerancia. En este punto se distancia de la ideología radical de Hamás, que solo contempla la destrucción de Israel a través de los eslóganes ‘Del río al mar’ y de ‘Intifada global’, que encandilan a la izquierda occidental.

Publicado: octubre 7, 2025, 10:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/marwan-barghouti-simbolo-pueblo-palestino-islamistas-insisten-20251007042147-nt.html

Se llama Marwan Barghouti y tiene 66 años, de los que los últimos 23 han transcurrido en una cárcel israelí. Hamás exige su liberación junto a otros presos palestinos condenados a cadena perpetua, a cambio de la entrega de todos los rehenes israelíes, vivos y muertos, según lo estipulado en uno de los puntos del plan de paz de Donald Trump. Barghouti, que en su época de actividad política y militar en el partido de Yaser Arafat se oponía a Hamás, es un símbolo para el pueblo palestino. Y es la fuerza de ese carisma, forjado en la cárcel y convertido en leyenda, lo que impele al Gobierno de Netanyahu a negarse a su liberación.

Marwan Barghouti levanta sospechas también entre muchos palestinos mayores, que temen más de lo mismo en la pugna contra el Estado hebreo. Pero el preso más célebre de Israel tiene tirón entre los jóvenes de los territorios ocupados –Cisjordania y Gaza– que ven en él lo mejor de los dos mundos, el del viejo partido de Arafat y el de los radicales islamistas de la Franja. El actual presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, ya no cuenta para nada. Cumplirá el mes que viene 90 años, y su autoridad ha sido definitivamente superada por los acontecimientos de los dos últimos años.

Según algunos sondeos, si hoy se celebraran elecciones en el territorio bajo administración palestina, Barghouti obtendría al menos el 50 por ciento de los votos. Lógicamente, antes Israel debe aceptar su liberación, y en ese punto la presión del presidente Trump vuelve a ser la clave.

No hay comicios entre la población árabe de los territorios ocupados desde 2006, lo que significa que ningún palestino de menos de 36 años ha ido nunca a las urnas. La guerra en Gaza ha convencido a los mayores de la temeridad del nacionalismo armado, si a él se suma además el fanatismo religioso de Hamás; pero la población joven necesita una figura a la vez rebelde, y Barghouti reúne condiciones.

En cualquier caso, el liderazgo en el mundo árabe rara vez se alcanza meramente en las urnas. La tradición musulmana suní –la de la mayoría en el islam– establece, a diferencia de la chií, que el elegido sea visto como el más capaz y no a causa de su vinculación con la familia de Mahoma. Normalmente el más capaz ha surgido de la lucha interna de la élite y no a raíz de unas elecciones, aunque estas sirvan luego para refrendarlo.

Un símbolo misterioso

«Barghouti es a la vez un símbolo nacional y un misterio. Representa a la generación que creció en Cisjordania y la franja de Gaza durante las décadas de 1970 y 1980, formando una alternativa desafiante para la generación fundadora encabezada por Arafat, que vino de Túnez y se hizo cargo de la Autoridad Palestina», escribe Michael Milstein en el medio israelí Ynet.

Marwan Barghouti fue en sus años de juventud dirigente de Tanzim, la rama armada del partido Fatah, fundado en 1958 por Yaser Arafat. En aquellos años de militancia Barghouti justificó la lucha armada contra objetivos militares israelíes, pero rechazaba hacerlo contra civiles. En 2002 fue secuestrado por los servicios de espionaje israelíes, y en 2004 acusado ante los tribunales del asesinato de cinco israelíes. Fue condenado a cinco cadenas perpetuas.

Barghouti habla hebreo, y no ha renunciado en la cárcel a sus convicciones guerreras, aunque desprecia la ideología y método de Hamás. Su programa no descarta el levantamiento armado contra Israel dentro de los territorios ocupados y en el marco de los Acuerdos de paz de Oslo de 1993, que contemplan dos Estados, uno israelí y otro árabe, viviendo como vecinos en régimen de tolerancia. En este punto se distancia de la ideología radical de Hamás, que solo contempla la destrucción de Israel a través de los eslóganes ‘Del río al mar’ y de ‘Intifada global’, que encandilan a la izquierda occidental.

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