Publicado: octubre 10, 2025, 2:45 pm
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Emmanuel Macron presentó a los líderes socialistas, comunistas, ecologistas, centristas y conservadores, la tarde del viernes, su proyecto personal para Francia, con la esperanza de poder nombrar un primer ministro de «consenso» que deberá afrontar, sin embargo, las críticas generalizadas y las amenazas de … censura de la extrema derecha y la extrema izquierda.
Macron presentó sus ideas, pero escucho poco o nada las reservas de las izquierdas. Se trata, sin embargo, de una iniciativa sin precedentes en la historia de la V República, esperando poder evitar la convocatoria de elecciones anticipadas, legislativas y presidenciales, como reclaman Marine Le Pen, fundadora del primer partido de Francia, Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), y Jean-Luc Mélenchon, presidente del segundo partido nacional, La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda).
Ese intento de «acuerdo de no censura» está muy lejos de ser un «acuerdo de gobierno». Las izquierdas lo critican con dureza. El centro calla. La derecha tradicional espera una «evolución» que le sea favorable.
Marine Tordelier, portavoz de los ecologistas franceses, hizo un balance muy negativo del encuentro con Macron: «El presidente no ha dado respuesta a ninguna de nuestras exigencias. Estoy muy inquieta. Parece ser que el presidente nombrará un jefe de gobierno que no será de izquierdas. Con lo cual, no está claro qué podemos hacer juntos. Macron se obstina en defender una estabilidad que no existe. Temo que todo eso acabe mal, con la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones anticipadas».
Fabien Roussel, líder comunista, comentó de este modo la reunión de trabajo en el Elíseo: «Nosotros aceptamos entrevistarnos con Macron para hacerle llegar nuestra posición: consideramos imprescindible cambiar de política… A mi modo de ver, el presidente no nos ha clarificado nada, por decirlo amablemente. El presidente prefiere intentar un nuevo gobierno, antes convocar elecciones anticipadas, tras la disolución que puede ser inevitable».
Reacciones de los grupos
Olivier Faure, líder socialista, hizo esta declaración tras la reunión en el Elíseo: «Nosotros consideramos imprescindible el nombramiento de un primer ministro de izquierdas. Parece que Macron no comparte nuestra opinión. Hemos puesto nuestras condiciones sobre el futuro de Francia y sus problemas. No hemos recibido respuestas. Ninguna respuesta. De ahí nuestra inquietud. Hemos participado en un intento de no agresión. Pero no tenemos respuestas de fondo. De ahí nuestra incertidumbre. Y nuestras dudas».
El «acuerdo de no censura» entre Macron y las izquierdas está muy lejos de asegurar la estabilidad esperada del futuro gobierno que pudiera formar el nuevo jefe de gobierno, nombrado la noche del viernes o la mañana del sábado.
Las personalidades centristas y conservadoras que participaron en la reunión del Elíseo prefirieron guardar silencio, sin hacer comentarios, esperando «beneficiarse» de la formación de un posible gobierno amenazado antes de conocerse.
Jean-Luc Mélenchon, líder de LFI, reacciona con su tradicional franqueza brutal contra las maniobras del presidente de la República: «La elección presidencial anticipada, la salida de Macron del Elíseo, es la única salida sensata del caos absurdo en el que nos ha hundido el macronismo».
Marine Le Pen, fundadora de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), primer partido de Francia, repitió su tesis bien conocida: «Macron es el culpable del caos político nacional. Debe marcharse. Los franceses esperan la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones para poder formar un gobierno que afronte los problemas que afectan a los franceses más modestos».
Alain Duhamel, analista político de referencia, resume la situación francesa de esta manera: «Estamos viviendo la peor crisis política de la historia del Régimen, la V República, fundada por Charles de Gaulle, entre 1958 y 1962. Y puede agravarse y convertirse en una crimen del Régimen».