Publicado: abril 9, 2025, 10:45 am
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El auge de la cosmética natural vino acompañado de ciertas expresiones como ‘sin parabenos’ (también, ‘sin siliconas’, ‘sin sulfatos’) que se han ido quedando en el subconsciente de los consumidores. Es habitual que ante este tipo de reclamos pensemos que los productos de … belleza sin parabenos son más seguros que los que sí los contienen. Pero los parabenos, que son un tipo de conservantes usados en cosmética, son necesarios, según los expertos.
¿Qué son los parabenos?
Laura Bey, química experta en cosmética, formuladora y divulgadora, nos cuenta que «los parabenos son ésteres del ácido p-hidroxibenzoico utilizados como conservantes en productos cosméticos para inhibir el crecimiento de microorganismos, asegurando así la seguridad microbiológica y la estabilidad del producto durante su vida útil. Existen diferentes tipos de parabenos empleados en cosmética, cada uno con características particulares que los hacen más eficaces en determinadas condiciones y frente a distintos tipos de microorganismos. En general, los parabenos son conservantes versátiles que ofrecen una protección eficaz».
Las funciones de los parabenos
La dermatóloga Inés Escandell, del Grupo de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la AEDV, explica que «el uso de conservantes es esencial en la mayoría de las fórmulas cosméticas, especialmente en aquellas que contienen agua (la gran mayoría). Su función principal es prevenir el crecimiento de microorganismos patógenos en el producto. Sin conservantes, los cosméticos tendrían una vida útil mucho más corta, y utilizarlos tras un breve periodo podría implicar riesgos para la salud. La proliferación de bacterias patógenas en estos casos podría dar lugar a infecciones tras su aplicación. Por esta razón, la incorporación de conservantes resulta imprescindible en la formulación de muchos productos cosméticos». La experta añade, «pese a que el uso de los parabenos ha disminuido, probablemente por la influencia de la opinión de los consumidores y las regulaciones recientes, se siguen usando en cosméticos faciales (cremas, lociones hidratantes…), en maquillajes (generalmente bases de maquillaje líquidas, máscaras de pestañas), productos de higiene (gel de ducha, loción corporal, desodorante…) y productos capilares (champú, acondicionador…)».
Los parabenos permitidos
Según explican las expertas, actualmente en la Unión Europa solo está permitido el uso de cuatro parabenos: Metilparabeno (Methylparaben), Etilparabeno (ethylparaben), propilparabeno (propylparaben) y butilparabeno (butylparaben). Estos vendrán indicados en el INCI de cualquier producto de belleza o cuidado personal.
La doctora Escandell añade que «la regulación en cuanto a la cantidad de parabenos permitidos en una fórmula es estricta y se ha propuesto en base a los estudios de seguridad. La cantidad de metilparabeno o etilparabeno no puede superar el 0,8% del total de la fórmula, y el propilparabeno y butilparabeno se pueden utilizar en concentraciones de hasta el 0,14%. En caso de que una fórmula contenga distintos parabenos, la suma no puede exceder el 1%».
¿Son seguros los parabenos?
El debate por el uso de los parabenos en cosmética surgió a raíz de un estudio publicado en 2004, que los relacionaba con la disrupción endrocrina. Posteriormente, el boom de la cosmética natural, que en ocasiones utiliza el marketing del miedo, popularizó los productos ‘sin parabenos’. Sin embargo, la doctora Escandell señala que «los parabenos son generalmente seguros desde el punto de vista de alergia o irritación (la alergia a los parabenos es mucho menos frecuente en comparación con otros conservantes); y además, son relativamente asequibles. Estas propiedades han hecho que, durante muchas décadas, los parabenos hayan sido uno de los grupos de conservantes más utilizados y estudiados. La cosmética puede contener ingredientes con efecto de disrupción endocrina, aunque probablemente a las dosis permitidas no tenga efectos muy relevantes con la información de la que disponemos actualmente. Además, la cosmética no representa la principal fuente de exposición a disruptores endocrinos para la población».
Laura Bey, por su parte, añade que «la evidencia científica actual indica que los metabolitos conocidos de los parabenos, como el ácido p-hidroxibenzoico (PHBA) y sus conjugados (glucurónidos y ésteres de sulfato), no presentan potencial estrogénico significativo, según estudios experimentales y análisis de relaciones estructura-actividad (SAR). El debate sobre los parabenos y su posible relación con la disrupción endocrina surgió a partir de un estudio publicado en 2004 por Darbre et al., en el que se detectaron trazas de parabenos en 20 muestras de tumores mamarios humanos. Sin embargo, dicho estudio presentó serias deficiencias metodológicas, como la ausencia de un grupo control y la imposibilidad de establecer una relación causal entre la presencia de parabenos y el desarrollo de cáncer de mama. Desde entonces, múltiples revisiones científicas han refutado esta asociación, pero el miedo irracional ha calado tan hondo que sigue dictando las decisiones de la industria. Como resultado, los formuladores trabajamos de manera más limitadas, mientras que los consumidores terminan con opciones menos eficientes y más costosas, pagando el precio de productos que no son ni más seguros ni más eficaces, sino simplemente adaptados para apaciguar una preocupación infundada».
¿Son más seguros los cosméticos ‘sin parabenos’?
Laura Bey se muestra rotunda y dice que «no, la cosmética sin parabenos no es más segura. Los parabenos autorizados para su uso en cosmética han sido ampliamente evaluados y se consideran seguros dentro de las concentraciones permitidas por la regulación vigente. La sustitución de parabenos no garantiza una mayor seguridad, porque los conservantes alternativos también deben ser evaluados en términos de estabilidad, eficacia antimicrobiana y perfil toxicológico».