Publicado: julio 1, 2025, 10:45 am
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/cristianos-siria-vias-desaparecer-20250701171725-nt.html
Casi dos semanas después del brutal ataque islamista contra una iglesia de Damasco, el nuevo Gobierno sigue sin ofrecer respuestas -ni detenciones- mientras cunde el temor de que Siria se vacíe de cristianos. Antes de la guerra civil, el cristianismo, tanto ortodoxo como católico, suponía … el 10 por ciento de la población. Trece años de conflicto armado redujeron ese porcentaje al cuatro por ciento, según confirmó el pasado mes de marzo a ABC el obispo de Homs, Jean Abdo Arbach. Los últimos acontecimientos amenazan con reducir esa cifra a mínimos.
El ataque contra la iglesia del profeta Elías, el pasado 22 de junio, dejó 25 muertos y 60 heridos. Fue el más mortífero desde los choques entre las minorías drusa y cristiana de Siria en 1860, bajo el poder otomano. El Gobierno islamista suní formado en diciembre, tras la caída del dictador laico de origen chií Bashar al Assad, atribuye el ataque terrorista a Estado Islámico, aunque ha sido reivindicado por otro grupo radical apenas conocido.
Además de ser tradicionalmente una de las minorías cristianas más sólidas de Oriente Próximo, la Iglesia en Siria es un tesoro por su valor histórico. A las puertas de Damasco se convirtió San Pablo, en esa ciudad fue obispo San Pedro, y en la ciudad siria de Antioquia nació el término de «cristianos».
Durante la dictadura de los Assad, las minorías religiosas fueron objeto de protección y respeto. Los Assad son alauíes, una secta chií, y el equilibrio entre comunidades era también básico para su supervivencia. Con la llegada al poder, hace seis meses, de una alianza de movimientos islamistas suníes, la situación ha cambiado y el miedo se ha apoderado de las minorías religiosas. Primero se produjo una matanza de familias enteras alauíes en la región de los Assad, después llegó el turno de la minoría drusa, y ahora el objetivo se ha dirigido contra los cristianos. Según informa la BBC, el archimandrita Meletius Shattahi lamentó hace días que activistas suníes próximos al gobierno recorren barrios cristianos con altavoces en sus coches proclamando el islam.El Gobierno que preside el ex yihadista Ahmed al Sharaa mantiene, no obstante, su imagen de moderado de puertas afuera, y afirma que pretende levantar un régimen integrador, aunque muchos dudan de su capacidad de controlar a los grupos radicales armados que le sustentan. La presencia de yihadistas extranjeros -que ayudaron a Al Sharaa durante la guerra civil- explicaría el hecho de que varios de los altos cargos del nuevo ejército no sean sirios.
Fruto de su campaña de imagen, y por iniciativa saudí, Al Sharaa se reunió en mayo en Riad con el presidente Trump y logró que Estados Unidos levantase las sanciones que desde hace muchos años pesaban sobre Siria. El decreto presidencial, conocido ayer, elimina el veto que desde 2004 pesaba sobre las instituciones financieras sirias en el mercado mundial. También pone en marcha el proceso para quitar a Siria de la lista de ‘países que patrocinan el terrorismo’, que desde 1979 era un obstáculo para la inversión extranjera.
Implicación americana
En la decisión del presidente norteamericano pesa su ambición de hacer renacer los llamados Acuerdos de Abraham suscritos durante su primer mandato en la Casa Blanca, que cristalizaron en el establecimiento de relaciones de varios países árabes con Israel. Trump desea que Siria dé también un paso histórico en esa línea, aunque el precio que deba pagar sea hacer la vista gorda con el respeto de los derechos humanos en el país, en particular en materia de libertad de culto.
En un primer momento, Israel se mostró escéptica con el nuevo régimen islamista de Damasco, y amplió ‘manu militari’ su zona de ocupación de territorio sirio en torno a los Altos del Golán. No obstante, en fechas recientes manifestó su interés por cerrar algún tipo de acuerdo con Siria, una vez que -con la caída de los Assad- Damasco ha dejado de tener relaciones con Irán y con los chiíes libaneses de Hizbolá.
En el terreno interno, Al Sharaa se siente pues con las manos libres. A la hostilidad hacia las minorías religiosas se suman los polémicos decretos islamistas del Gobierno de Damasco, en particular los relativos a la vestimenta de las mujeres. Esta legislación, y otras medidas como el cierre de bares y restaurantes donde se servía alcohol, ponen de relieve un plan gradual de imposición de la Sharía, la ley islámica, en Siria.