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Los bloques se modelan con la guerra de Ucrania como telón de fondo

Ni la cumbre Trump-Putin en Alaska ni las de Trump con Zelenski y algunos líderes de países europeos en Washington detuvieron la guerra en Ucrania. Pero Trump, que vigila el mundo con ojos de tendero, busca acuerdos rápidos, como cocinados con microondas, … cuando Putin guisa a fuego lento. Mientras el Kremlin parece controlar todo, tanto en el campo político como en el de batalla, el bloque occidental parece no saber bien adónde ir. El embrollo de las múltiples narrativas europeas lleva a preguntarse: ¿acaso el vital proceso de integración imaginado por el Tratado de la Unión Europea (Maastricht) está entrando en crisis?
Por el aire, Rusia está machacando objetivos por todo el territorio ucraniano mediante una combinación de drones artillados y misiles. Los ataques se focalizan sobre la retaguardia ucraniana. Ejemplo de ello han sido últimamente los de la zona de Bila Tserka, población al sur de Kiev que forma parte del cordón de defensa de la capital.
Objetivo que, además de albergar la LXXII Brigada Mecanizada, constituye un importante nudo logístico, de almacenamiento de misiles y centro de entrenamiento y reparación de drones. Kiev, intentando aparentar equilibrio, responde con el lanzamiento de misiles en la profundidad rusa. Pero batir objetivos profundos, por sí solo, no suele llevar a ganar las guerras.

Sobre el terreno, las tropas ucranianas operan con respiración asistida. Su déficit de recursos humanos es particularmente penoso. Kiev mantiene unidades enrocadas y fuertemente parapetadas en algunos bastiones, que bravamente son defendidos sin idea de retroceso a lo largo de un frente de alrededor de 1.000 kilómetros. Asimismo, el mando ucraniano se ve forzado a jugar con sus escasas reservas para reforzar posiciones, contraatacar localmente y tapar huecos.
Es una danza letal, orquestada desde Moscú, que va paulatinamente minando la capacidad de resistencia de las tropas ucranianas que, en algunos casos, tienen que debilitar algunos segmentos del frente de combate en beneficio de otros más comprometidos. La línea defensiva ucraniana ya no es un sólido cordón. Más parece un rosario de bastiones hilvanados unos con otros por tropas menos adiestradas y protegidas.
Las batallas más relevantes se están dando (de norte a sur) en tres zonas: la confluencia de los límites entre los óblasts de Lugansk, Donetsk y Járkov; Prokovsk, y el óblast de Zaporiyia. En la primera, el objetivo más goloso es Limán, importante nudo ferroviario que obstaculiza una potencial penetración de las tropas rusas en dirección a Sloviansk y Kramatorsk (corazón del Donbás).
El riesgo de su caída obligaría probablemente a Kiev a sustraer tropas empeñadas en la zona de Kupiansk tapiando el avance ruso hacia Járkov, para emplearlas en la defensa de Limán. En la zona de Prokovsk, las tropas rusas persisten en su propósito de cercar la conurbación Prokovsk-Myrnohrad. Desde Rodynske, tratan de progresar hacia Novooleksandrivka para amenazar con el corte de la autovía E50, que es ya el único itinerario con suficiente capacidad logística para alimentar la defensa de Prokovsk.
En el óblast de Zaporiyia, las tropas rusas avanzan hacia el norte, con el flanco oeste cubierto por el cauce del Dniéper, desde el área de Vasilivka hacia Kam’yans’ke (M18). Esfuerzo de triple objetivo: activar un sector que ha permanecido muy estático durante más de un año; incrementar la amenaza contra la capital del óblast, y obligar a Kiev a modificar despliegues y menear sus reservas.
Mientras tanto, Putin está siendo agasajado en China. El pasado fin de semana, en Tianjín, fue la estrella de la cumbre, presidida por Xi Jinping, de la Organización de la Cooperación de Shanghái (OCS) a la que asistieron los jefes de Estado/Gobierno de Bielorrusia, China, India, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Rusia y Uzbekistán; más el presidente de Turquía, el primer ministro de Malasia y altos representantes de Laos y Azerbaiyán.
Este miércoles, en Pekín, el líder ruso presenciará los actos del 80 aniversario de la victoria china sobre Japón, a los que está previsto asistan hasta 26 jefes de Estado o de Gobierno (incluyendo, curiosamente, el primer ministro de Eslovaquia, Fico). El evento servirá para vigorizar el concepto geopolítico ‘Axis of upheaval’ (Eje de revuelta) que retrata la creciente convergencia estratégica entre China, Rusia, Corea del Norte e Irán. Los bloques siguen modelándose.

Publicado: septiembre 3, 2025, 2:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/bloques-modelan-guerra-ucrania-telon-fondo-20250903041844-nt.html

Ni la cumbre Trump-Putin en Alaska ni las de Trump con Zelenski y algunos líderes de países europeos en Washington detuvieron la guerra en Ucrania. Pero Trump, que vigila el mundo con ojos de tendero, busca acuerdos rápidos, como cocinados con microondas, cuando Putin guisa a fuego lento. Mientras el Kremlin parece controlar todo, tanto en el campo político como en el de batalla, el bloque occidental parece no saber bien adónde ir. El embrollo de las múltiples narrativas europeas lleva a preguntarse: ¿acaso el vital proceso de integración imaginado por el Tratado de la Unión Europea (Maastricht) está entrando en crisis?

Por el aire, Rusia está machacando objetivos por todo el territorio ucraniano mediante una combinación de drones artillados y misiles. Los ataques se focalizan sobre la retaguardia ucraniana. Ejemplo de ello han sido últimamente los de la zona de Bila Tserka, población al sur de Kiev que forma parte del cordón de defensa de la capital.

Objetivo que, además de albergar la LXXII Brigada Mecanizada, constituye un importante nudo logístico, de almacenamiento de misiles y centro de entrenamiento y reparación de drones. Kiev, intentando aparentar equilibrio, responde con el lanzamiento de misiles en la profundidad rusa. Pero batir objetivos profundos, por sí solo, no suele llevar a ganar las guerras.

Sobre el terreno, las tropas ucranianas operan con respiración asistida. Su déficit de recursos humanos es particularmente penoso. Kiev mantiene unidades enrocadas y fuertemente parapetadas en algunos bastiones, que bravamente son defendidos sin idea de retroceso a lo largo de un frente de alrededor de 1.000 kilómetros. Asimismo, el mando ucraniano se ve forzado a jugar con sus escasas reservas para reforzar posiciones, contraatacar localmente y tapar huecos.

Es una danza letal, orquestada desde Moscú, que va paulatinamente minando la capacidad de resistencia de las tropas ucranianas que, en algunos casos, tienen que debilitar algunos segmentos del frente de combate en beneficio de otros más comprometidos. La línea defensiva ucraniana ya no es un sólido cordón. Más parece un rosario de bastiones hilvanados unos con otros por tropas menos adiestradas y protegidas.

Las batallas más relevantes se están dando (de norte a sur) en tres zonas: la confluencia de los límites entre los óblasts de Lugansk, Donetsk y Járkov; Prokovsk, y el óblast de Zaporiyia. En la primera, el objetivo más goloso es Limán, importante nudo ferroviario que obstaculiza una potencial penetración de las tropas rusas en dirección a Sloviansk y Kramatorsk (corazón del Donbás).

El riesgo de su caída obligaría probablemente a Kiev a sustraer tropas empeñadas en la zona de Kupiansk tapiando el avance ruso hacia Járkov, para emplearlas en la defensa de Limán. En la zona de Prokovsk, las tropas rusas persisten en su propósito de cercar la conurbación Prokovsk-Myrnohrad. Desde Rodynske, tratan de progresar hacia Novooleksandrivka para amenazar con el corte de la autovía E50, que es ya el único itinerario con suficiente capacidad logística para alimentar la defensa de Prokovsk.

En el óblast de Zaporiyia, las tropas rusas avanzan hacia el norte, con el flanco oeste cubierto por el cauce del Dniéper, desde el área de Vasilivka hacia Kam’yans’ke (M18). Esfuerzo de triple objetivo: activar un sector que ha permanecido muy estático durante más de un año; incrementar la amenaza contra la capital del óblast, y obligar a Kiev a modificar despliegues y menear sus reservas.

Mientras tanto, Putin está siendo agasajado en China. El pasado fin de semana, en Tianjín, fue la estrella de la cumbre, presidida por Xi Jinping, de la Organización de la Cooperación de Shanghái (OCS) a la que asistieron los jefes de Estado/Gobierno de Bielorrusia, China, India, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Rusia y Uzbekistán; más el presidente de Turquía, el primer ministro de Malasia y altos representantes de Laos y Azerbaiyán.

Este miércoles, en Pekín, el líder ruso presenciará los actos del 80 aniversario de la victoria china sobre Japón, a los que está previsto asistan hasta 26 jefes de Estado o de Gobierno (incluyendo, curiosamente, el primer ministro de Eslovaquia, Fico). El evento servirá para vigorizar el concepto geopolítico ‘Axis of upheaval’ (Eje de revuelta) que retrata la creciente convergencia estratégica entre China, Rusia, Corea del Norte e Irán. Los bloques siguen modelándose.

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