Publicado: octubre 21, 2025, 12:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/hiciste-bien-principe-divirtio-memorias-postumas-sacuden-20251022184850-nt.html
«Lo hiciste bien, el príncipe se divirtió.» La frase, que, según Virginia Giuffre, pronunció Ghislaine Maxwell tras el primer encuentro sexual entre la joven y el Príncipe Andrés, condensa la crudeza de una historia que no habla sólo de abuso, sino de … poder, silencio y complicidad. Es el eco que resuena en ‘La niña de nadie: memorias de una superviviente de abusos y de la lucha por la justicia‘ (‘Nobody’s Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice’ en inglés), las memorias póstumas de Giuffre, que vieron la luz este martes, y donde la mujer que desafió a uno de los hombres más protegidos de la Realeza británica narra sin rodeos cómo fue entregada a una red de explotación sexual al servicio de Jeffrey Epstein y su círculo.
«Sé lo que son los monstruos. De niña sufrí casi todas las formas de abuso: incesto, abandono, castigos brutales, acoso, violación. De adolescente fui traficada sexualmente por otro pedófilo incluso antes de conocer a Jeffrey Epstein y a Ghislaine Maxwell», dice la víctima, «pero ellos duplicaron mi sufrimiento. Durante años me entregaron a hombres ricos y poderosos. Fui usada y humillada de forma habitual, y en ocasiones golpeada, asfixiada, ensangrentada. Llegué a creer que moriría siendo una esclava sexual», cuenta. «Luego, poco después de cumplir los diecinueve, conocí a alguien que pareció preocuparse por mí. Me arriesgué. En 2002 escapé. Mientras escribo esto, llevo veintidós años en libertad».
Giuffre, que se quitó la vida el pasado abril a los 41 años, dejó el manuscrito terminado pocas semanas antes de su muerte. La publicación se convirtió en un fenómeno inmediato. Según confirmó ABC, el libro estaba agotado en muchas librerías londinenses a las dos de la tarde de este martes, y su aparición ha desatado una nueva oleada de indignación contra el hijo «favorito» de la reina Isabel II.
En ‘Nobody’s Girl’, el nombre del príncipe aparece ochenta y ocho veces. Giuffre detalla tres encuentros con él: en Londres, en Nueva York y en la isla privada de Epstein. En el primero, en marzo de 2001, Maxwell la preparó «como si fuera una cita real» y le anunció que aquella noche «iba a conocer a un príncipe encantador, como en ‘Cenicienta’». «Adivina su edad», le dijo Maxwell a Andrés. «El duque de York, que entonces tenía 41 años, acertó: diecisiete. «Mis hijas son solo un poco más jóvenes que tú», me dijo, explicando su puntería». Esa misma noche cenaron, salieron a una discoteca, donde él, recuerda Giuffre, «bailaba torpemente y sudaba profusamente», y al regresar, Maxwell le ordenó: «Haz lo mismo que haces con Jeffrey». El príncipe incluso le dio las gracias, y al día siguiente, recibió quince mil dólares. «Ghislaine me dijo: «Lo hiciste bien, el príncipe se divirtió»».
Virginia Giuffre, quien se quietó la vida hace seis meses, acusó durante años al Príncipe Andrés y a Jeffrey Epstein de abusar de ella
El relato avanza como una crónica de la impunidad. Giuffre asegura que el equipo del príncipe trató de contratar «’trolls’ de internet para acosarme», mientras él se refugiaba «tras las bien guardadas puertas del castillo de Balmoral» para evitar ser notificado judicialmente cuando lo denunció. «Después de poner en duda mi credibilidad durante tanto tiempo, el duque de York me debía una disculpa significativa». Sobre el millonario acuerdo confidencial alcanzado en 2022, explica que aceptó un año de silencio para no «manchar el Jubileo de Platino de la Reina», porque para Andrés era importante proteger a su madre. «Nunca íbamos a obtener una confesión. Para eso están diseñados los acuerdos: para evitarla. Pero al menos intentábamos conseguir algo parecido: un reconocimiento general de lo que había pasado».
«Espero poder usar parte del dinero de la Corona para hacer el bien», dijo, anunciando así la creación de su fundación Reclaim (SOAR), destinada a apoyar a las víctimas de trata sexual. En otra página afirma: «Mi punto es este: aunque Jeffrey Epstein está muerto, hay muchos otros en el mundo que siguen cometiendo los mismos crímenes que él». Así, el libro se convierte en un llamado a mirar más allá del escándalo individual hacia las redes de explotación que siguen operando en silencio.
Desclasificar el caso Epstein
Su familia ha recogido ese mensaje. Sky y Amanda Roberts, hermano y cuñada de Giuffre, han reclamado al presidente estadounidense Donald Trump que ordene la publicación íntegra de los llamados «Epstein Files», con los nombres de las víctimas y de los victimarios. En una entrevista con Channel 4, denunciaron «uno de los mayores encubrimientos internacionales de la historia» y acusaron a los gobiernos de Reino Unido y Estados Unidos de haber hecho «gaslighting», es decir, manipulado y desacreditado a Virginia durante años. «Es hora de que se haga lo correcto. Este caso no es político. Es humano».
La publicación del libro ha echado más leña al fuego de una Monarquía en crisis, con una presión creciente para que se tramite en el Parlamento una ley que retire formalmente a Andrés su ducado de York y su condición de caballero de la Orden de la Jarretera. Downing Street respondió que la decisión «corresponde al palacio», pero el portavoz del primer ministro subrayó que «sus pensamientos están con las víctimas y supervivientes de Jeffrey Epstein». Buckingham calificó las nuevas acusaciones de «muy graves y preocupantes».
La periodista Amy Wallace, coautora del libro, resume el desafío que supuso escribirlo: «Primero, las historias que Virginia necesitaba contar eran devastadoras más allá de lo imaginable; segundo, varios de los personajes de esas historias eran algunas de las personas más ricas y poderosas del mundo. Algunos la habían amenazado para intentar silenciarla».