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Llegan los fármacos que frenan la temida recaída en el cáncer de mama

Uno de los problemas con el cáncer es que, en ocasiones, vuelve aparecer años después del tratamiento. En el caso del cáncer de mama luminal, que supone aproximadamente el 70% de los casos de este tumor, se calcula que una cuarta parte de mujeres … que presentan un alto riesgo de recaída. Se estima una cuarta parte recaen. .
La buena noticia es que durante el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), que se celebra en Berlín (Alemania) se han presentado datos esperanzadores en el tratamiento de este tipo de cáncer de mama en estadios tempranos. Los resultados revelan que dos tipos de medicamentos, los inhibidores CDK4/6 y los anticuerpos conjugados dirigidos (ADC), están logrando reducir de forma significativa el riesgo de recaída y mejorar las perspectivas de supervivencia de miles de pacientes.
Los inhibidores CDK4/6 son una clase de fármacos que ya se utilizan en cáncer de mama metastásico que ahora demuestran su eficacia también en etapas tempranas de la enfermedad. Dos grandes estudios clínicos, monarchE y NATALEE, han analizado el impacto de estos medicamentos cuando se añaden al tratamiento hormonal habitual tras la cirugía.
En el estudio monarchE, en el que han participado 33 centros españoles y más de 5.600 mujeres, se comprobó que la combinación de abemaciclib y terapia endocrina redujo un 26,6 % el riesgo de recaída a los 7 años, en comparación con el tratamiento estándar. Además, se observó una disminución del 25 % en la aparición de metástasis.

«Sabemos que hay ciertos tumores de mama que, aunque estén bien tratados —es decir, extirpados, operados, con quimioterapia, etc.— siguen teniendo un alto riesgo de recaída», señala César Rodríguez Sánchez, Jefe de Sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico Universitario de Salamanca. Históricamente, continúa, «estos casos se trataban a largo plazo con hormonoterapia convencional, pero incluso 5 o 10 años después del diagnóstico, muchas de estas pacientes desarrollaban enfermedad metastásica. Y esto siempre ha sido un reto».
Rodríguez, que también es presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), explica que este contexto, esta nueva familia de fármacos ya venía demostrando en los últimos años que podía reducir el riesgo de metástasis. «Con el tiempo de seguimiento del estudio, hemos visto que las pacientes que recibían abemaciclib presentaban menos recaídas. Y lo más interesante es que, a medida que avanza el seguimiento, esa diferencia se acentúa. Es decir, hay diferencias a los 2 años, a los 5 años, y ahora el estudio demuestra que también las hay a los 7 años».
Para el investigador español esto es especialmente relevante porque el abemaciclib solo se administró durante los primeros 2 años del tratamiento. Es decir, «intervenir en ese momento crítico puede eliminar esa enfermedad residual que, de otra forma, acabaría produciendo la recaída».
En el caso del estudio NATALEE, el uso de ribociclib junto a un inhibidor de aromatasa también logró una reducción cercana al 30 % en el riesgo de recurrencia a cinco años.
«Estos medicamentos ofrecen una nueva capa de protección frente a la recaída, especialmente en mujeres con tumores más agresivos», explicó Angela DeMichele, de la University of Pennsylvania (EE.UU.) e investigadora principal de ambos ensayos. «Además, se está estudiando si pueden actuar sobre células ‘dormidas’ que permanecen en el cuerpo durante años y son responsables de recaídas tardías.»
Otro avance destacado proviene de los llamados anticuerpos conjugados dirigidos (ADC), una tecnología innovadora que combina la acción de un anticuerpo con la de un fármaco de quimioterapia, y que permite atacar directamente a las células cancerosas con mayor precisión.
De histórico han calificado los investigadores los estudios que han presentado pruebas convincentes de que esta nueva clase de agentes anticancerígenos puede mejorar drásticamente los resultados en pacientes con cáncer de mama HER2 positivo en estadios iniciales.
Los resultados de los ensayos fase III DESTINY-Breast05 y DESTINY-Breast11, marcan un cambio de paradigma en el tratamiento del cáncer de mama, posicionando a los ADCs no solo como potentes agentes terapéuticos cuando la enfermedad ya está avanzada, sino también como nuevos estándares potenciales de tratamiento en etapas tempranas de la enfermedad.

Necesidad no cubierta

«Existe una necesidad particular de terapias que aseguren que las pacientes con cáncer de mama temprano HER2 positivo logren una respuesta completa después de las terapias neoadyuvantes, es decir, administradas antes de la cirugía, y una gran necesidad no cubierta de tratar la enfermedad residual en quienes no la logran, para prevenir el desarrollo de metástasis», explicó Evandro de Azambuja, del Instituto Jules Bordet, Bruselas (Bélgica).
Actualmente, trastuzumab emtansina (T-DM1) es el único ADC aprobado para pacientes con cáncer de mama HER2 positivo temprano que presentan enfermedad invasiva residual tras terapia neoadyuvante y tienen un alto riesgo de recaída. Los dos estudios emplearon una nueva terapia: trastuzumab deruxtecan (T-DXd).
«Estos dos estudios establecen al T-DXd como una opción de tratamiento crucial para el cáncer de mama HER2 positivo en estadios tempranos, proporcionando una nueva herramienta para personalizar el tratamiento de lo que antes se consideraba el subtipo más agresivo de la enfermedad—y que hoy en día es el que tiene mayores probabilidades de curación», subrayó Paolo Tarantino, del Instituto Dana-Farber Cancer y Harvard Medical School (EE. UU).
Los nuevos anticuerpos conjugados dirigidos (ADCs) están empezando a mostrar un gran potencial en el tratamiento curativo del cáncer, no solo en fases avanzadas. Sin embargo, su uso conlleva nuevos retos: es fundamental controlar y prevenir sus efectos tóxicos, optimizar la dosis y duración del tratamiento, y encontrar biomarcadores que permitan personalizar su uso y evitar tratamientos innecesarios.
A esto también se refirió el presidente de SEOM. «Actualmente la identificación de pacientes con alto riesgo de recaída en cáncer de mama se basa en criterios clínicos clásicos como el número de ganglios afectados, el tamaño del tumor o su grado de proliferación. También se utilizan herramientas genómicas, como los perfiles de expresión génica, para afinar esta evaluación», señaló.
Sin embargo, reconoció que en la futuro será clave incorporar métodos más sofisticados y sensibles, como la biopsia líquida mediante la detección de ADN tumoral circulante (ctDNA). «Esta tecnología podría ayudar a identificar a las pacientes con células tumorales «durmientes« (quiescentes), que pueden permanecer inactivas durante años y ser responsables de recaídas tardías».
Por ahora, los tratamientos como los evaluados en los estudios se dirigen solo a pacientes con alto riesgo clínico, de acuerdo con los criterios clásicos definidos en los ensayos clínicos. Pero se anticipa que en el futuro se podrá personalizar mejor el tratamiento gracias a estas nuevas herramientas moleculares. Es decir, «identificar a qué pacientes hemos de tratar y a cuáles no».

¿Nueva era?

Para Tarantino, la presentación de los resultados de los ensayos DESTINY-Breast05 y DESTINY-Breast11 representa uno de los momentos más destacados en el progreso oncológico global. «Con los ADCs demostrando superioridad tanto antes como después de la cirugía, la comunidad oncológica se encuentra al comienzo de un nuevo capítulo—uno que podría permitir intervenciones más tempranas y una comprensión biológica más profunda».
Para Tarantino, «este es el comienzo de una nueva era, que marca la entrada formal de estos agentes dirigidos para tener un impacto más amplio en estrategias de tratamiento curativo, desde fases tempranas hasta la fase de consolidación. Es un concepto con un potencial enorme, que apenas comenzamos a desarrollar, con el objetivo de reducir el riesgo de recaída y mejorar la supervivencia en múltiples tipos de cáncer en los próximos años», concluye Tarantino.
El cáncer de mama es el tumor más frecuentemente diagnosticado en la mujer. Se estima que 1 de cada 8 mujeres lo padecerá, y que en 2025 se diagnosticarán en España unos 36.000 casos y fallecerán unas 6.000 mujeres por cáncer de mama.

Publicado: octubre 19, 2025, 6:15 am

Fuente de la noticia : https://www.abc.es/salud/enfermedades/llegan-farmacos-frenan-temida-recaida-cancer-mama-20251019103546-nt.html

Uno de los problemas con el cáncer es que, en ocasiones, vuelve aparecer años después del tratamiento. En el caso del cáncer de mama luminal, que supone aproximadamente el 70% de los casos de este tumor, se calcula que una cuarta parte de mujeres que presentan un alto riesgo de recaída. Se estima una cuarta parte recaen. .

La buena noticia es que durante el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), que se celebra en Berlín (Alemania) se han presentado datos esperanzadores en el tratamiento de este tipo de cáncer de mama en estadios tempranos. Los resultados revelan que dos tipos de medicamentos, los inhibidores CDK4/6 y los anticuerpos conjugados dirigidos (ADC), están logrando reducir de forma significativa el riesgo de recaída y mejorar las perspectivas de supervivencia de miles de pacientes.

Los inhibidores CDK4/6 son una clase de fármacos que ya se utilizan en cáncer de mama metastásico que ahora demuestran su eficacia también en etapas tempranas de la enfermedad. Dos grandes estudios clínicos, monarchE y NATALEE, han analizado el impacto de estos medicamentos cuando se añaden al tratamiento hormonal habitual tras la cirugía.

En el estudio monarchE, en el que han participado 33 centros españoles y más de 5.600 mujeres, se comprobó que la combinación de abemaciclib y terapia endocrina redujo un 26,6 % el riesgo de recaída a los 7 años, en comparación con el tratamiento estándar. Además, se observó una disminución del 25 % en la aparición de metástasis.

«Sabemos que hay ciertos tumores de mama que, aunque estén bien tratados —es decir, extirpados, operados, con quimioterapia, etc.— siguen teniendo un alto riesgo de recaída», señala César Rodríguez Sánchez, Jefe de Sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico Universitario de Salamanca. Históricamente, continúa, «estos casos se trataban a largo plazo con hormonoterapia convencional, pero incluso 5 o 10 años después del diagnóstico, muchas de estas pacientes desarrollaban enfermedad metastásica. Y esto siempre ha sido un reto».

Rodríguez, que también es presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), explica que este contexto, esta nueva familia de fármacos ya venía demostrando en los últimos años que podía reducir el riesgo de metástasis. «Con el tiempo de seguimiento del estudio, hemos visto que las pacientes que recibían abemaciclib presentaban menos recaídas. Y lo más interesante es que, a medida que avanza el seguimiento, esa diferencia se acentúa. Es decir, hay diferencias a los 2 años, a los 5 años, y ahora el estudio demuestra que también las hay a los 7 años».

Para el investigador español esto es especialmente relevante porque el abemaciclib solo se administró durante los primeros 2 años del tratamiento. Es decir, «intervenir en ese momento crítico puede eliminar esa enfermedad residual que, de otra forma, acabaría produciendo la recaída».

En el caso del estudio NATALEE, el uso de ribociclib junto a un inhibidor de aromatasa también logró una reducción cercana al 30 % en el riesgo de recurrencia a cinco años.

«Estos medicamentos ofrecen una nueva capa de protección frente a la recaída, especialmente en mujeres con tumores más agresivos», explicó Angela DeMichele, de la University of Pennsylvania (EE.UU.) e investigadora principal de ambos ensayos. «Además, se está estudiando si pueden actuar sobre células ‘dormidas’ que permanecen en el cuerpo durante años y son responsables de recaídas tardías.»

Otro avance destacado proviene de los llamados anticuerpos conjugados dirigidos (ADC), una tecnología innovadora que combina la acción de un anticuerpo con la de un fármaco de quimioterapia, y que permite atacar directamente a las células cancerosas con mayor precisión.

De histórico han calificado los investigadores los estudios que han presentado pruebas convincentes de que esta nueva clase de agentes anticancerígenos puede mejorar drásticamente los resultados en pacientes con cáncer de mama HER2 positivo en estadios iniciales.

Los resultados de los ensayos fase III DESTINY-Breast05 y DESTINY-Breast11, marcan un cambio de paradigma en el tratamiento del cáncer de mama, posicionando a los ADCs no solo como potentes agentes terapéuticos cuando la enfermedad ya está avanzada, sino también como nuevos estándares potenciales de tratamiento en etapas tempranas de la enfermedad.

Necesidad no cubierta

«Existe una necesidad particular de terapias que aseguren que las pacientes con cáncer de mama temprano HER2 positivo logren una respuesta completa después de las terapias neoadyuvantes, es decir, administradas antes de la cirugía, y una gran necesidad no cubierta de tratar la enfermedad residual en quienes no la logran, para prevenir el desarrollo de metástasis», explicó Evandro de Azambuja, del Instituto Jules Bordet, Bruselas (Bélgica).

Actualmente, trastuzumab emtansina (T-DM1) es el único ADC aprobado para pacientes con cáncer de mama HER2 positivo temprano que presentan enfermedad invasiva residual tras terapia neoadyuvante y tienen un alto riesgo de recaída. Los dos estudios emplearon una nueva terapia: trastuzumab deruxtecan (T-DXd).

«Estos dos estudios establecen al T-DXd como una opción de tratamiento crucial para el cáncer de mama HER2 positivo en estadios tempranos, proporcionando una nueva herramienta para personalizar el tratamiento de lo que antes se consideraba el subtipo más agresivo de la enfermedad—y que hoy en día es el que tiene mayores probabilidades de curación», subrayó Paolo Tarantino, del Instituto Dana-Farber Cancer y Harvard Medical School (EE. UU).

Los nuevos anticuerpos conjugados dirigidos (ADCs) están empezando a mostrar un gran potencial en el tratamiento curativo del cáncer, no solo en fases avanzadas. Sin embargo, su uso conlleva nuevos retos: es fundamental controlar y prevenir sus efectos tóxicos, optimizar la dosis y duración del tratamiento, y encontrar biomarcadores que permitan personalizar su uso y evitar tratamientos innecesarios.

A esto también se refirió el presidente de SEOM. «Actualmente la identificación de pacientes con alto riesgo de recaída en cáncer de mama se basa en criterios clínicos clásicos como el número de ganglios afectados, el tamaño del tumor o su grado de proliferación. También se utilizan herramientas genómicas, como los perfiles de expresión génica, para afinar esta evaluación», señaló.

Sin embargo, reconoció que en la futuro será clave incorporar métodos más sofisticados y sensibles, como la biopsia líquida mediante la detección de ADN tumoral circulante (ctDNA). «Esta tecnología podría ayudar a identificar a las pacientes con células tumorales «durmientes« (quiescentes), que pueden permanecer inactivas durante años y ser responsables de recaídas tardías».

Por ahora, los tratamientos como los evaluados en los estudios se dirigen solo a pacientes con alto riesgo clínico, de acuerdo con los criterios clásicos definidos en los ensayos clínicos. Pero se anticipa que en el futuro se podrá personalizar mejor el tratamiento gracias a estas nuevas herramientas moleculares. Es decir, «identificar a qué pacientes hemos de tratar y a cuáles no».

¿Nueva era?

Para Tarantino, la presentación de los resultados de los ensayos DESTINY-Breast05 y DESTINY-Breast11 representa uno de los momentos más destacados en el progreso oncológico global. «Con los ADCs demostrando superioridad tanto antes como después de la cirugía, la comunidad oncológica se encuentra al comienzo de un nuevo capítulo—uno que podría permitir intervenciones más tempranas y una comprensión biológica más profunda».

Para Tarantino, «este es el comienzo de una nueva era, que marca la entrada formal de estos agentes dirigidos para tener un impacto más amplio en estrategias de tratamiento curativo, desde fases tempranas hasta la fase de consolidación. Es un concepto con un potencial enorme, que apenas comenzamos a desarrollar, con el objetivo de reducir el riesgo de recaída y mejorar la supervivencia en múltiples tipos de cáncer en los próximos años», concluye Tarantino.

El cáncer de mama es el tumor más frecuentemente diagnosticado en la mujer. Se estima que 1 de cada 8 mujeres lo padecerá, y que en 2025 se diagnosticarán en España unos 36.000 casos y fallecerán unas 6.000 mujeres por cáncer de mama.

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