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Las vacunas de ARNm del Covid también son eficaces contra el cáncer

Las mismas vacunas de ARN mensajero (ARNm) que ayudaron al mundo a frenar la pandemia de COVID-19 podrían también mejorar el tratamiento del cáncer, según nuevos hallazgos presentados en el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) en Berlín y publicados … en la revista ‘Nature’.
Investigadores de la Universidad de Florida y del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas (EE.UU.) han descubierto que los pacientes con cáncer de pulmón y de piel en etapas avanzadas que recibieron una vacuna de ARNm contra el COVID-19 dentro de los 100 días posteriores al inicio de la inmunoterapia vivieron más tiempo que aquellos que no habían sido vacunados.
Tras analizar más de 1.000 historiales, los investigadores vieron que la supervivencia media de los pacientes con cáncer de pulmón avanzado casi se duplicó, pasando de 20,6 meses a 37,3 meses cuando se administró la vacuna en un periodo cercano al comienzo del tratamiento del cáncer con los fármacos con inhibidores de puntos de control inmunitario.

«Esto podría revolucionar todo el campo de la oncología», afirma el doctor Elias Sayour, coautor principal y oncólogo pediátrico de UF Health. «Podríamos diseñar una vacuna inespecífica aún mejor para movilizar y reiniciar la respuesta inmunitaria, creando esencialmente una vacuna universal y disponible para todos los pacientes con cáncer».
Los resultados se basan en años de investigación preclínica que mostraron que las vacunas de ARNm, incluso aquellas no dirigidas a una proteína tumoral específica, pueden «despertar» al sistema inmunitario y potenciar los efectos de las inmunoterapias contra el cáncer.
En experimentos de laboratorio, las vacunas de ARNm, originalmente diseñadas para expresar la proteína de espiga del SARS-CoV-2, provocaron la liberación de moléculas inmunitarias conocidas como citocinas, como el interferón tipo 1. Estas sustancias activan células inmunes dentro de los tumores y las dirigen hacia los ganglios linfáticos, donde entrenan a otras células para reconocer y atacar el cáncer.
Esos resultados, publicados el pasado mes de julio en la revista ‘Nature Biomedical Engineering’, «sentaron las bases» para la idea de que una vacuna de ARNm, incluso una que no se dirija a ninguna proteína tumoral específica, podría reforzar la inmunoterapia contra el cáncer, afirmó Adam Grippin, investigador en inmunoterapia del MD Anderson, que presentó los nuevos datos del grupo el pasado domingo en el congreso de ESMO.
«La siguiente pregunta que queríamos plantear era: si esto es cierto, ¿qué pasa con la vacuna contra el COVID?».
En el caso de los cánceres de pulmón y de piel, la inmunoterapia habitual consiste en activar el sistema inmunitario con medicamentos diseñados para «liberar los frenos» y reconocer y atacar las células cancerosas con mayor eficacia. Sin embargo, en etapas avanzadas de la enfermedad, la mayoría de los pacientes no responden bien y, a menudo, han agotado otras opciones de tratamiento, como la radioterapia, la cirugía y la quimioterapia.
El estudio publicado ahora en ‘Nature’ analizó los registros de 180 pacientes con cáncer de pulmón avanzado que recibieron la vacuna contra el COVID-19 en un período de 100 días antes o después de iniciar la inmunoterapia, y de 704 pacientes tratados con los mismos fármacos que no recibieron la vacuna. Recibir la vacuna se asoció con una supervivencia media de casi el doble, de 20,6 meses a 37,3 meses.
De los pacientes con melanoma metastásico, 43 recibieron una vacuna dentro de los 100 días posteriores al inicio de la inmunoterapia, mientras que 167 pacientes no la recibieron. Con la vacuna, la mediana de supervivencia aumentó de 26,7 meses a un rango de 30 a 40 meses; al momento de recopilar los datos, algunos pacientes aún estaban vivos, lo que significa que el efecto de la vacuna podría ser aún mayor.
Sin embargo, las vacunas contra la neumonía o la gripe sin ARNm no generaron cambios en la longevidad.
«Aunque aún no se ha demostrado que sea causal, este es el tipo de beneficio que buscamos y esperamos ver con las intervenciones terapéuticas, pero rara vez lo logramos», afirma Duane Mitchell , director del Instituto de Ciencias Clínicas y Traslacionales de la UF .

Sirena

Los investigadores señalan que la vacuna actúa «como una sirena», activando el sistema inmunitario mediante citoquinas como el interferón tipo 1, que moviliza las células inmunes desde los tumores hacia los ganglios linfáticos, fortaleciendo el ataque contra el cáncer. Los inhibidores de puntos de control bloquean la proteína PD-L1 del tumor, evitando que éste evada la respuesta inmune y potenciando la eficacia del tratamiento.
«Cualquier vacuna basada en ARNm parece actuar como una señal de alarma para el sistema inmunitario», explica Steven Lin, autor principal del estudio que se publica en ‘Nature’. «Es el propio ARNm el que estimula la respuesta inmunitaria, no necesariamente el antígeno que codifica».
Para reforzar sus hallazgos, los investigadores de UF replicaron los resultados en modelos de ratón, demostrando que combinar una vacuna de ARNm con fármacos inmunoterapéuticos podía convertir tumores resistentes en tumores sensibles al tratamiento.
Los autores reconocen que los resultados todavía deben confirmarse en un ensayo clínico prospectivo y aleatorizado.

Ese ensayo ya está en marcha a través de la red de investigación clínica OneFlorida+, liderada por la Universidad de Florida e integrada por hospitales y centros de salud en varios estados de Estados Unidos.
Sin embargo, los investigadores advierten que la creciente oposición política a la tecnología de ARNm en EE.UU. podría obstaculizar futuros avances. En los últimos meses, la financiación federal para la investigación en vacunas de ARNm se ha reducido, y algunos legisladores han expresado preocupaciones infundadas sobre su seguridad. «Tratar esta tecnología como un tabú puede tener un efecto paralizante sobre la innovación», advirtió Coller.
A pesar de los desafíos, los equipos de investigación se mantienen optimistas. «Esto es solo el comienzo», afirmó Lin. «Si los resultados se confirman, las vacunas de ARNm podrían convertirse en una herramienta universal para potenciar las defensas inmunitarias del cuerpo, no solo contra los virus, sino también contra el cáncer».

Publicado: octubre 22, 2025, 2:15 pm

Fuente de la noticia : https://www.abc.es/salud/enfermedades/vacunas-arnm-covid-eficaces-cancer-20251022141406-nt.html

Las mismas vacunas de ARN mensajero (ARNm) que ayudaron al mundo a frenar la pandemia de COVID-19 podrían también mejorar el tratamiento del cáncer, según nuevos hallazgos presentados en el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) en Berlín y publicados en la revista ‘Nature’.

Investigadores de la Universidad de Florida y del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas (EE.UU.) han descubierto que los pacientes con cáncer de pulmón y de piel en etapas avanzadas que recibieron una vacuna de ARNm contra el COVID-19 dentro de los 100 días posteriores al inicio de la inmunoterapia vivieron más tiempo que aquellos que no habían sido vacunados.

Tras analizar más de 1.000 historiales, los investigadores vieron que la supervivencia media de los pacientes con cáncer de pulmón avanzado casi se duplicó, pasando de 20,6 meses a 37,3 meses cuando se administró la vacuna en un periodo cercano al comienzo del tratamiento del cáncer con los fármacos con inhibidores de puntos de control inmunitario.

«Esto podría revolucionar todo el campo de la oncología», afirma el doctor Elias Sayour, coautor principal y oncólogo pediátrico de UF Health. «Podríamos diseñar una vacuna inespecífica aún mejor para movilizar y reiniciar la respuesta inmunitaria, creando esencialmente una vacuna universal y disponible para todos los pacientes con cáncer».

Los resultados se basan en años de investigación preclínica que mostraron que las vacunas de ARNm, incluso aquellas no dirigidas a una proteína tumoral específica, pueden «despertar» al sistema inmunitario y potenciar los efectos de las inmunoterapias contra el cáncer.

En experimentos de laboratorio, las vacunas de ARNm, originalmente diseñadas para expresar la proteína de espiga del SARS-CoV-2, provocaron la liberación de moléculas inmunitarias conocidas como citocinas, como el interferón tipo 1. Estas sustancias activan células inmunes dentro de los tumores y las dirigen hacia los ganglios linfáticos, donde entrenan a otras células para reconocer y atacar el cáncer.

Esos resultados, publicados el pasado mes de julio en la revista ‘Nature Biomedical Engineering’, «sentaron las bases» para la idea de que una vacuna de ARNm, incluso una que no se dirija a ninguna proteína tumoral específica, podría reforzar la inmunoterapia contra el cáncer, afirmó Adam Grippin, investigador en inmunoterapia del MD Anderson, que presentó los nuevos datos del grupo el pasado domingo en el congreso de ESMO.

«La siguiente pregunta que queríamos plantear era: si esto es cierto, ¿qué pasa con la vacuna contra el COVID?».

En el caso de los cánceres de pulmón y de piel, la inmunoterapia habitual consiste en activar el sistema inmunitario con medicamentos diseñados para «liberar los frenos» y reconocer y atacar las células cancerosas con mayor eficacia. Sin embargo, en etapas avanzadas de la enfermedad, la mayoría de los pacientes no responden bien y, a menudo, han agotado otras opciones de tratamiento, como la radioterapia, la cirugía y la quimioterapia.

El estudio publicado ahora en ‘Nature’ analizó los registros de 180 pacientes con cáncer de pulmón avanzado que recibieron la vacuna contra el COVID-19 en un período de 100 días antes o después de iniciar la inmunoterapia, y de 704 pacientes tratados con los mismos fármacos que no recibieron la vacuna. Recibir la vacuna se asoció con una supervivencia media de casi el doble, de 20,6 meses a 37,3 meses.

De los pacientes con melanoma metastásico, 43 recibieron una vacuna dentro de los 100 días posteriores al inicio de la inmunoterapia, mientras que 167 pacientes no la recibieron. Con la vacuna, la mediana de supervivencia aumentó de 26,7 meses a un rango de 30 a 40 meses; al momento de recopilar los datos, algunos pacientes aún estaban vivos, lo que significa que el efecto de la vacuna podría ser aún mayor.

Sin embargo, las vacunas contra la neumonía o la gripe sin ARNm no generaron cambios en la longevidad.

«Aunque aún no se ha demostrado que sea causal, este es el tipo de beneficio que buscamos y esperamos ver con las intervenciones terapéuticas, pero rara vez lo logramos», afirma Duane Mitchell , director del Instituto de Ciencias Clínicas y Traslacionales de la UF .

Sirena

Los investigadores señalan que la vacuna actúa «como una sirena», activando el sistema inmunitario mediante citoquinas como el interferón tipo 1, que moviliza las células inmunes desde los tumores hacia los ganglios linfáticos, fortaleciendo el ataque contra el cáncer. Los inhibidores de puntos de control bloquean la proteína PD-L1 del tumor, evitando que éste evada la respuesta inmune y potenciando la eficacia del tratamiento.

«Cualquier vacuna basada en ARNm parece actuar como una señal de alarma para el sistema inmunitario», explica Steven Lin, autor principal del estudio que se publica en ‘Nature’. «Es el propio ARNm el que estimula la respuesta inmunitaria, no necesariamente el antígeno que codifica».

Para reforzar sus hallazgos, los investigadores de UF replicaron los resultados en modelos de ratón, demostrando que combinar una vacuna de ARNm con fármacos inmunoterapéuticos podía convertir tumores resistentes en tumores sensibles al tratamiento.

Los autores reconocen que los resultados todavía deben confirmarse en un ensayo clínico prospectivo y aleatorizado.

Ese ensayo ya está en marcha a través de la red de investigación clínica OneFlorida+, liderada por la Universidad de Florida e integrada por hospitales y centros de salud en varios estados de Estados Unidos.

Sin embargo, los investigadores advierten que la creciente oposición política a la tecnología de ARNm en EE.UU. podría obstaculizar futuros avances. En los últimos meses, la financiación federal para la investigación en vacunas de ARNm se ha reducido, y algunos legisladores han expresado preocupaciones infundadas sobre su seguridad. «Tratar esta tecnología como un tabú puede tener un efecto paralizante sobre la innovación», advirtió Coller.

A pesar de los desafíos, los equipos de investigación se mantienen optimistas. «Esto es solo el comienzo», afirmó Lin. «Si los resultados se confirman, las vacunas de ARNm podrían convertirse en una herramienta universal para potenciar las defensas inmunitarias del cuerpo, no solo contra los virus, sino también contra el cáncer».

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