Publicado: mayo 2, 2025, 6:45 pm
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Las elecciones locales celebradas este jueves en Inglaterra han plasmado el dibujo de un escenario político transformado. Aunque el escrutinio completo se cerró este viernes, la tendencia es clara: Reform UK, el partido de Nigel Farage, ha dejado de ser un actor marginal para … convertirse en una fuerza con peso real en el panorama político británico, mientras que los dos grandes partidos tradicionales, laboristas y conservadores, sufren un visible desgaste.
La victoria de Reform UK en la circunscripción de Runcorn y Helsby, por apenas seis votos, pero en un bastión histórico del Partido Laborista, ha sido el punto de inflexión más simbólico. A ese resultado se suma la conquista de varios consejos locales, entre ellos Kent, Lancashire, Lincolnshire, Durham y Nottinghamshire, y dos alcaldías: la de Greater Lincolnshire y la de Hull y East Yorkshire. Nigel Farage no tardó en presentar estos logros como una validación de su proyecto político: «Esto marca el fin de la política bipartidista tal y como la hemos conocido durante más de un siglo. Está acabada», declaró ante simpatizantes en Consett, al noreste del país.
El análisis del profesor John Curtice, referencia obligada en materia electoral en el país, aporta perspectiva a esta transformación. Según sus proyecciones basadas en más de 1.100 distritos escrutados, si los resultados de estas locales se replicaran a nivel nacional, Reform UK obtendría un 30% del voto, el Partido Laborista un 20%, los Liberal Demócratas un 17%, los Conservadores un 15% y los Verdes un 11%. Curtice apunta a un fenómeno estructural detrás de estos datos: el apoyo a los partidos tradicionales cae con más fuerza precisamente en aquellos territorios donde eran más fuertes. «La caída del voto conservador es de 35 puntos en los distritos donde superaron el 65% en 2021. En el caso del laborismo, pierden 22 puntos en las zonas donde eran dominantes. Es decir, están perdiendo en sus propias casas», explicó.
Keir Starmer, primer ministro y líder del Partido Laborista, reconoció que los resultados no han sido los esperados. «Son decepcionantes», afirmó, antes de insistir en que su Gobierno debe acelerar el ritmo de sus reformas. «El mensaje que saco de estas elecciones es que debemos ir más allá y más rápido con el cambio que la gente quiere ver», declaró a la BBC. En otra intervención, Starmer defendió sus decisiones presupuestarias como necesarias para estabilizar una economía deteriorada: «Tomamos decisiones duras, pero eran las correctas. Gracias a eso, ahora vemos cómo bajan las listas de espera del NHS (siglas del sistema nacional de salud), suben los salarios y se reducen los tipos de interés».
Desde el Partido Conservador, la líder Kemi Badenoch también calificó los resultados como «muy difíciles», y afirmó estar «decidida a recuperar la confianza del público». Badenoch reconoció que «el aire huele a protesta», aunque trató de relativizar el castigo recibido por su formación destacando la victoria en la alcaldía de Cambridgeshire y Peterborough, donde el candidato Paul Bristow superó por cinco puntos a Reform UK. «Estos resultados no son un reflejo del trabajo de nuestros concejales, sino de un electorado molesto con el Gobierno. Pero no hay que extrapolarlo automáticamente a las generales», aseguró.
Farage, triunfalista
Farage, en cambio, habló en todo momento con tono triunfalista. Aseguró que Reform UK es ya «el partido del hombre y la mujer trabajadora» y anunció que se volcará en las elecciones parlamentarias escocesas y galesas del próximo año. «Hoy hemos superado un gran obstáculo. El año que viene, superaremos muchos más. Estoy convencido de que ganaremos las próximas elecciones generales», adelantó.
Para Curtice, parte del éxito de Reform radica en su conexión con sectores sociales hasta ahora relegados: votantes sin estudios universitarios, ubicados en regiones deprimidas, muchos de ellos antiguos votantes de UKIP. En condados como Lincolnshire, el partido ha alcanzado porcentajes de más del 60%, superando incluso a su predecesor en sus mejores momentos. Según Curtice, el contexto actual permite que en la mayoría de distritos compitan seriamente hasta tres partidos, cuando en 2021 solo lo hacían dos. Esto ha reducido los márgenes de victoria: del 25% promedio en 2021 al 15% actual, lo que refleja un electorado fragmentado, polarizado y con múltiples opciones sobre la mesa.
La fragmentación también ha beneficiado a otras formaciones. Ed Davey, líder de los Liberal Demócratas, aseguró estar «extremadamente satisfecho» con los resultados. «Está siendo incluso mejor de lo que esperábamos», declaró, destacando avances en localidades como Shropshire, Devon, Gloucestershire y Cornwall. Davey sostiene que su partido se está consolidando como «la nueva opción de la Inglaterra media».
En el caso de los Verdes, su rendimiento ha sido más modesto. Aunque han mantenido un promedio del 10-11% en los distritos donde se han presentado, el propio Curtice considera que este será «más un año de estabilización que de crecimiento» para ellos. No obstante, su colíder, Adrian Ramsay, se mostró confiado al inicio del recuento: «Estoy convencido de que veremos grandes resultados».
Dentro del Partido Laborista han comenzado a surgir voces críticas. Ian Byrne, diputado por Liverpool West Derby, acusó a la dirección de dar una respuesta «sorda» a las pérdidas y pidió un cambio de rumbo. Muy serio, advirtió: «Debemos escuchar el mensaje de los votantes y responder mejorando la vida de la clase trabajadora. Si no lo hacemos, temo que estaremos abriendo las puertas a un gobierno de extrema derecha en cuatro años».