La sombra de Rusia planea sobre la inmigración subsahariana - Colombia
Registro  /  Login

Portal de Negocios en Colombia


La sombra de Rusia planea sobre la inmigración subsahariana

Documentos de la Inteligencia británica alertaban el pasado año de que Rusia emplearía los flujos migratorios desde África para desestabilizar a los países europeos. Frontex, la agencia europea de fronteras y guardia costera, se pronunció también por esas fechas en el mismo sentido al … afirmar que Rusia usa este fenómeno como «arma en un juego de influencias y presión», y alertó de que el Gobierno de Vladímir Putin podía movilizar a inmigrantes hacia las fronteras del Viejo Continente; lo consideró, además, como uno de los mayores peligros para la seguridad de la Unión Europea (UE). El Departamento de Seguridad Nacional, dependiente de Presidencia del Gobierno, también advierte de la utilización de los flujos migratorios para desestabilizar países. Y el grupo ‘Global initiative against transnational organized crime’ (Iniciativa global contra el crimen organizado trasnacional) concluye que las actividades rusas en Mali –también en Níger y Burkina Faso, cabría añadir– «impulsan flujos migratorios hacia Europa, tanto internos como trasnacionales». Añade que el grupo Wagner, controlado por Moscú y que en el Sahel actúa desde hace algún tiempo con la marca Africa Corps, «también está involucrado» en este tráfico de seres humanos.
España, como frontera sur de Europa, es el país de la UE que se expone a un mayor riesgo de desestabilización, pues es hasta nuestras costas adonde llegan la mayor parte de los inmigrantes que proceden de esos países africanos. Distintas fuentes policiales y de las Fuerzas Armadas consultadas por ABC no dudan de que Rusia tenga la capacidad de utilizar los flujos migratorios con los mencionados fines –ya lo ha hecho en el pasado en otros escenarios– dentro de la guerra híbrida que el presidente Putin mantiene con la Unión Europea desde que lanzó la invasión sobre Ucrania. Ahora bien, matizan: «De momento no tenemos pruebas directas de ello».
Rusia es plenamente consciente de que la inmigración ilegal se ha convertido en uno de los principales focos de desestabilización en un país como el nuestro, en una fuente de polarización social de primera magnitud. Además, España tiene un peso específico suficiente en la UE como para que una crisis de estabilidad en nuestro territorio tenga consecuencias en el resto de socios europeos. Todo eso, unido a nuestra situación geográfica, nos hace ser más vulnerables y por tanto objetivo en la estrategia rusa, que utilizaría el tráfico de seres humanos dentro de la guerra híbrida planteada por Putin contra los Veintisiete.
Los datos de Frontex son elocuentes: en 2024 hubo récord de llegadas ilegales de malienses a España a causa de la guerra por el poder en su país en la que, como se sabe, estaba involucrado el grupo Africa Corps. En un análisis de estos hechos de agosto de 2024, la agencia europea explica que «la escalada de violencia en la región del Sahel ya está empujando a la gente a cruzar Mali hacia Mauritania, lo que alimenta la presión migratoria hacia Canarias».

La excepción

Respecto a los datos hasta 2025, Frontex explica que las entradas irregulares a la UE disminuyeron un 22%, con fuertes descensos en las rutas de África Occidental (un 58% menos), de los Balcanes occidentales y de la frontera terrestre oriental. En cambio, la ruta del Mediterráneo occidental, a través de Marruecos, pero sobre todo ahora de Argelia, la más transitada al representar el 40% de todas las llegadas, creció 28 puntos.
Sady es un joven maliense que vive en Valencia. En el año 2021 decidió organizar en su país un concierto por la paz –es músico de profesión– como forma de protesta contra el régimen surgido tras el golpe de estado. Las amenazas que recibió desde ese momento, el hostigamiento continuo, hicieron que tuviera que exiliarse. Primero fue a Mauritania; luego a Argelia, y más tarde regresó al primero de los países, desde donde en 2024 embarcó en un cayuco rumbo a Tenerife. «En Mali – relata a este periódico– la presencia rusa era cada vez mayor. En muchos sitios oía hablar a gente en ese idioma. Sobre todo estaban en el norte. También en Mauritania me los crucé, pero en ese momento pensaba que eran turistas, pasaban más inadvertidos». No puede afirmar que trabajaban junto a las mafias locales, pero tampoco lo niega.

Sady, maliense que llegó a España en cayuco en 2024
«En Mali empece a ver a muchas personas que hablaban en ruso; luego, también en Mauritania… Pensaba que eran turistas»

«La violencia en el Sahel es cada vez mayor –explican a ABC fuentes policiales de la lucha contra la inmigración ilegal–. El terrorismo de la marca autóctona de Estado Islámico y de los rusos del grupo Africa Corps se ha recrudecido y eso tiene como consecuencia la movilización de flujos de personas que quieren salir de ese horror. En el caso del grupo controlado por Moscú lo hace además con la connivencia de los gobiernos, que son fieles aliados de Putin. El presidente ruso supo primero poner a los mandatarios de esos países en contra de Francia, hasta lograr su expulsión, y luego ganárselos para conseguir una base de operaciones en esa zona del continente, de la que carecía hasta entonces».
La desinformación es una herramienta clave que el Kremlin utiliza en este continente y prueba de ello es que en septiembre de 2023 puso en marcha la llamada ‘Iniciativa Africana’, una plataforma virtual de comunicación con vínculos estrechos con el Ministerio de Defensa ruso y Africa Corps. Se presenta como una agencia de noticias independiente con el objetivo de construir un puente entre Rusia y el continente, pero su verdadero propósito sería difundir propaganda prorrusa, socavar la influencia occidental y apoyar a los regímenes militares.
El Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) recoge en uno de sus análisis que «Rusia continuará obsesivamente con sus campañas de desinformación, que no son más que propaganda pero que le ha dado muy buenos resultados. Su presencia se suma al caos que aqueja a la región y contribuye a la afluencia de inmigrantes hacia Europa y a incrementar las tensiones que pesan sobre los gobiernos de la costa occidental africana y el norte de África. Todo ello se traduce en una inseguridad cada vez más extendida que puede terminar por amenazar directamente a Europa».

Campo de Mbera

Mbera, en el sureste de Mauritania, y los pueblos aledaños se han convertido en un gigantesco campo de refugiados donde más de 120.000 personas, según los últimos cálculos –se habrían llegado a concentrar hasta 200.000 en algún momento– sobre todo procedentes de Mali, pero también de Níger y de Burkina Faso, esperan a cruzar a Europa. Más de la mitad tiene menos de 18 años.
Cada mes, miles de refugiados de esos países llegan hasta allí huyendo de la insurgencia yihadista y de la brutal violencia de los prorrusos del Africa Corps. Como explican fuentes policiales, «ese es motivo suficiente para huir de allí hacia Europa, pero es que además ese es un fenómeno deseado por esos países. El Gobierno nigerino, por ejemplo, ha despenalizado la inmigración ilegal y la Junta militar saca provecho económico de ella. En realidad, es una de sus principales industrias».
España, como se ha señalado, es el principal afectado por esta situación. El Gobierno pone parches como puede –el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, admite que la mayor parte de su tiempo lo dedica a analizar y poner en marcha planes para combatir la inmigración irregular–, pero el fenómeno es tan global que cualquier respuesta unilateral resulta siempre insuficiente. Nuestro país ha pagado ya un potente peaje en Marruecos para que colabore, que incluyó el giro de la postura española sobre el Sahara, pero también en Senegal y, en esta última etapa, en Mauritania.

Riesgo emergente para la Unión Europea
Según Frontex y la Inteligencia británica, Rusia utiliza los flujos migratorios como «arma de influencia y presión» a Europa

«En esto sucede como con las bolsas llenas de líquido: si aprietas en una de sus partes, la presión aumenta en otra», explican de forma gráfica fuentes policiales. Aplicado a la inmigración ilegal procedente del Sahel: hemos cerrado en buena medida las salidas de cayucos desde esos lugares, pero han aumentado en más de un 70% desde Argelia, un país, por cierto, aliado de Rusia.
Las pésimas relaciones actuales entre el Gobierno español y argelino no son ajenas a esta nueva situación. Así que tampoco es necesario que el Kremlin anime a las autoridades de ese estado africano a mirar a otro lado en este asunto.

Guerra no convencional

«Rusia ha ocupado un espacio geopolítico clave en el Sahel reforzando su presencia en Mali, Burkina Faso y Níger, y ampliando su influencia en Argelia –escribe Juan Cuevas, secretario de formación del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial–. Lo que a simple vista parece una operación militar clásica, en realidad forma parte de una guerra no convencional: control del territorio, explotación de recursos estratégicos como el uranio y manipulación de los flujos migratorios como herramienta de presión contra Europa».
«Putin –continúa Cuevas– no necesita invadir Europa para dañarla. Le basta con sembrar caos en África, controlar el uranio y abrir las compuertas de la inmigración cuando le convenga. Es una guerra sin tanques, pero con víctimas reales. Y si Europa no despierta, pagará el precio en sus fronteras y en sus urnas».

Publicado: noviembre 16, 2025, 3:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/sombra-rusia-planea-sobre-inmigracion-subsahariana-20251116202450-nt.html

Documentos de la Inteligencia británica alertaban el pasado año de que Rusia emplearía los flujos migratorios desde África para desestabilizar a los países europeos. Frontex, la agencia europea de fronteras y guardia costera, se pronunció también por esas fechas en el mismo sentido al afirmar que Rusia usa este fenómeno como «arma en un juego de influencias y presión», y alertó de que el Gobierno de Vladímir Putin podía movilizar a inmigrantes hacia las fronteras del Viejo Continente; lo consideró, además, como uno de los mayores peligros para la seguridad de la Unión Europea (UE). El Departamento de Seguridad Nacional, dependiente de Presidencia del Gobierno, también advierte de la utilización de los flujos migratorios para desestabilizar países. Y el grupo ‘Global initiative against transnational organized crime’ (Iniciativa global contra el crimen organizado trasnacional) concluye que las actividades rusas en Mali –también en Níger y Burkina Faso, cabría añadir– «impulsan flujos migratorios hacia Europa, tanto internos como trasnacionales». Añade que el grupo Wagner, controlado por Moscú y que en el Sahel actúa desde hace algún tiempo con la marca Africa Corps, «también está involucrado» en este tráfico de seres humanos.

España, como frontera sur de Europa, es el país de la UE que se expone a un mayor riesgo de desestabilización, pues es hasta nuestras costas adonde llegan la mayor parte de los inmigrantes que proceden de esos países africanos. Distintas fuentes policiales y de las Fuerzas Armadas consultadas por ABC no dudan de que Rusia tenga la capacidad de utilizar los flujos migratorios con los mencionados fines –ya lo ha hecho en el pasado en otros escenarios– dentro de la guerra híbrida que el presidente Putin mantiene con la Unión Europea desde que lanzó la invasión sobre Ucrania. Ahora bien, matizan: «De momento no tenemos pruebas directas de ello».

Rusia es plenamente consciente de que la inmigración ilegal se ha convertido en uno de los principales focos de desestabilización en un país como el nuestro, en una fuente de polarización social de primera magnitud. Además, España tiene un peso específico suficiente en la UE como para que una crisis de estabilidad en nuestro territorio tenga consecuencias en el resto de socios europeos. Todo eso, unido a nuestra situación geográfica, nos hace ser más vulnerables y por tanto objetivo en la estrategia rusa, que utilizaría el tráfico de seres humanos dentro de la guerra híbrida planteada por Putin contra los Veintisiete.

Los datos de Frontex son elocuentes: en 2024 hubo récord de llegadas ilegales de malienses a España a causa de la guerra por el poder en su país en la que, como se sabe, estaba involucrado el grupo Africa Corps. En un análisis de estos hechos de agosto de 2024, la agencia europea explica que «la escalada de violencia en la región del Sahel ya está empujando a la gente a cruzar Mali hacia Mauritania, lo que alimenta la presión migratoria hacia Canarias».

La excepción

Respecto a los datos hasta 2025, Frontex explica que las entradas irregulares a la UE disminuyeron un 22%, con fuertes descensos en las rutas de África Occidental (un 58% menos), de los Balcanes occidentales y de la frontera terrestre oriental. En cambio, la ruta del Mediterráneo occidental, a través de Marruecos, pero sobre todo ahora de Argelia, la más transitada al representar el 40% de todas las llegadas, creció 28 puntos.

Sady es un joven maliense que vive en Valencia. En el año 2021 decidió organizar en su país un concierto por la paz –es músico de profesión– como forma de protesta contra el régimen surgido tras el golpe de estado. Las amenazas que recibió desde ese momento, el hostigamiento continuo, hicieron que tuviera que exiliarse. Primero fue a Mauritania; luego a Argelia, y más tarde regresó al primero de los países, desde donde en 2024 embarcó en un cayuco rumbo a Tenerife. «En Mali – relata a este periódico– la presencia rusa era cada vez mayor. En muchos sitios oía hablar a gente en ese idioma. Sobre todo estaban en el norte. También en Mauritania me los crucé, pero en ese momento pensaba que eran turistas, pasaban más inadvertidos». No puede afirmar que trabajaban junto a las mafias locales, pero tampoco lo niega.

Sady, maliense que llegó a España en cayuco en 2024

«En Mali empece a ver a muchas personas que hablaban en ruso; luego, también en Mauritania… Pensaba que eran turistas»

«La violencia en el Sahel es cada vez mayor –explican a ABC fuentes policiales de la lucha contra la inmigración ilegal–. El terrorismo de la marca autóctona de Estado Islámico y de los rusos del grupo Africa Corps se ha recrudecido y eso tiene como consecuencia la movilización de flujos de personas que quieren salir de ese horror. En el caso del grupo controlado por Moscú lo hace además con la connivencia de los gobiernos, que son fieles aliados de Putin. El presidente ruso supo primero poner a los mandatarios de esos países en contra de Francia, hasta lograr su expulsión, y luego ganárselos para conseguir una base de operaciones en esa zona del continente, de la que carecía hasta entonces».

La desinformación es una herramienta clave que el Kremlin utiliza en este continente y prueba de ello es que en septiembre de 2023 puso en marcha la llamada ‘Iniciativa Africana’, una plataforma virtual de comunicación con vínculos estrechos con el Ministerio de Defensa ruso y Africa Corps. Se presenta como una agencia de noticias independiente con el objetivo de construir un puente entre Rusia y el continente, pero su verdadero propósito sería difundir propaganda prorrusa, socavar la influencia occidental y apoyar a los regímenes militares.

El Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) recoge en uno de sus análisis que «Rusia continuará obsesivamente con sus campañas de desinformación, que no son más que propaganda pero que le ha dado muy buenos resultados. Su presencia se suma al caos que aqueja a la región y contribuye a la afluencia de inmigrantes hacia Europa y a incrementar las tensiones que pesan sobre los gobiernos de la costa occidental africana y el norte de África. Todo ello se traduce en una inseguridad cada vez más extendida que puede terminar por amenazar directamente a Europa».

Campo de Mbera

Mbera, en el sureste de Mauritania, y los pueblos aledaños se han convertido en un gigantesco campo de refugiados donde más de 120.000 personas, según los últimos cálculos –se habrían llegado a concentrar hasta 200.000 en algún momento– sobre todo procedentes de Mali, pero también de Níger y de Burkina Faso, esperan a cruzar a Europa. Más de la mitad tiene menos de 18 años.

Cada mes, miles de refugiados de esos países llegan hasta allí huyendo de la insurgencia yihadista y de la brutal violencia de los prorrusos del Africa Corps. Como explican fuentes policiales, «ese es motivo suficiente para huir de allí hacia Europa, pero es que además ese es un fenómeno deseado por esos países. El Gobierno nigerino, por ejemplo, ha despenalizado la inmigración ilegal y la Junta militar saca provecho económico de ella. En realidad, es una de sus principales industrias».

España, como se ha señalado, es el principal afectado por esta situación. El Gobierno pone parches como puede –el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, admite que la mayor parte de su tiempo lo dedica a analizar y poner en marcha planes para combatir la inmigración irregular–, pero el fenómeno es tan global que cualquier respuesta unilateral resulta siempre insuficiente. Nuestro país ha pagado ya un potente peaje en Marruecos para que colabore, que incluyó el giro de la postura española sobre el Sahara, pero también en Senegal y, en esta última etapa, en Mauritania.

Riesgo emergente para la Unión Europea

Según Frontex y la Inteligencia británica, Rusia utiliza los flujos migratorios como «arma de influencia y presión» a Europa

«En esto sucede como con las bolsas llenas de líquido: si aprietas en una de sus partes, la presión aumenta en otra», explican de forma gráfica fuentes policiales. Aplicado a la inmigración ilegal procedente del Sahel: hemos cerrado en buena medida las salidas de cayucos desde esos lugares, pero han aumentado en más de un 70% desde Argelia, un país, por cierto, aliado de Rusia.

Las pésimas relaciones actuales entre el Gobierno español y argelino no son ajenas a esta nueva situación. Así que tampoco es necesario que el Kremlin anime a las autoridades de ese estado africano a mirar a otro lado en este asunto.

Guerra no convencional

«Rusia ha ocupado un espacio geopolítico clave en el Sahel reforzando su presencia en Mali, Burkina Faso y Níger, y ampliando su influencia en Argelia –escribe Juan Cuevas, secretario de formación del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial–. Lo que a simple vista parece una operación militar clásica, en realidad forma parte de una guerra no convencional: control del territorio, explotación de recursos estratégicos como el uranio y manipulación de los flujos migratorios como herramienta de presión contra Europa».

«Putin –continúa Cuevas– no necesita invadir Europa para dañarla. Le basta con sembrar caos en África, controlar el uranio y abrir las compuertas de la inmigración cuando le convenga. Es una guerra sin tanques, pero con víctimas reales. Y si Europa no despierta, pagará el precio en sus fronteras y en sus urnas».

Artículos Relacionados