Publicado: octubre 24, 2024, 10:13 pm
Fuente de la noticia : https://www.20minutos.es/noticia/5647551/0/presion-silenciosa/
Artistas, creadores, modelos… son muchas las profesiones que dependen de las redes para promocionarse y crear una marca personal. También hay comercios locales y tradicionales que encuentran en ellas una oportunidad de negocio… y presión.
El querer una imagen perfecta puede convertirse en una tremenda carga emocional. El público idealiza lo que ve, sin analizar que no todo es real. Detrás de cada publicación se esconde un gran esfuerzo, errores y frustración. Sentimientos que para los artistas son aún más intensos al tener que enfrentarse a comentarios hostiles, críticas terribles y reportes malintencionados que podrían llegar a destruirles.
¿Habéis visto lo que le ha ocurrido al cantante Ricky Merino en Instagram? Con más de 220.000 seguidores y un single recién publicado, ha sido baneado porque algunos movidos por el odio y la envidia han denunciado sus publicaciones alegando «contenido sexual» sin serlo. Agobiado, pide ayuda al todopoderoso Meta… pero en palacio van despacio.
Para este artista independiente, sin una multinacional detrás que costee sus producciones, su Instagram no es solo un escaparate. Es un medio de vida y el lugar donde promocionar Dopamina, su nuevo disco en el que se ha dejado el alma, además de la cartera. Frustración y malestar. Por otro lado, googlead el nombre de Carmen Boza, magnífica cantautora que ha abandonado su carrera musical para sanar su salud mental mermada por las exigencias de la industria.
Los creadores deben cuidar su salud mental, equilibrando la exposición con la autenticidad y recordando que la vida real es más de lo que se muestra en Instagram. Los usuarios debemos ser conscientes de que el éxito y la perfección que vemos en ellas no son siempre reflejo de lo que ocurre tras las pantallas y no nos podemos olvidar de que, detrás de ellas, hay personas que sufren, padecen y se esfuerzan en darnos lo mejor de sí mismos.
