Cambio de paradigma en el diagnóstico de la obesidad. Si hasta ahora los enfoques médicos se basaban en el índice de masa corporal (cuando la persona tenía un IMC superior a 30 kg/m2 se consideraba que tenía obesidad), a partir de ahora tendrán en cuenta otros parámetros, como la distribución de la grasa corporal en función de la edad, el sexo y la etnia de los pacientes, o los signos y síntomas visibles de mala salud a nivel individual (por ejemplo, enfermedades cardiovasculares). Esto y no el IMC por sí solo, como ha venido sucediendo hasta ahora es lo que verdaderamente define la composición corporal del individuo.