Publicado: junio 16, 2025, 6:45 am
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Hablando como presidente de Francia, primera potencia atómica europea, y como portavoz oficioso de una mayoría de miembros de la UE, Emmanuel Macron declaró la noche del domingo en Nuuk, la capital groenlandesa: «Groenlandia no está a la venta ni a disposición de nadie. … Y su situación es una señal de alerta para todos los europeos«.
En vísperas de la cumbre del G7 de Kananaskis, en Canadá, el presidente francés vinculó el futuro de Groenlandia, territorio semiautónomo de Dinamarca, al futuro de la UE y las relaciones trasatlánticas, cuando París, Berlín y Londres están negociando una alianza militar europea, con armas nucleares francesas, temiendo que Donald Trump continúe alejándose de la OTAN y la seguridad de Europa.
Macron fue recibido «con entusiasmo» por Mette Frederiksen, primera ministra danesa, y Jensfrederi Nielsen, primer ministro groenlandés, a quienes transmitió mensajes de la más firme y clara solidaridad: «Groenlandia puede contar con la amistad solidaria de Francia y la Unión Europea para defender en todo momento su soberanía e integridad territorial».
Desde primeros de año, cuando Donand Trump anuncio sus proyectos de «anexión» o «apropiación» de Groenlandia, con métodos muy parecidos a la «invasión militar». La Francia de Macron anunció su disposición a participar en la defensa militar de Groenlandia.
A primeros de mayo, la Asamblea Nacional francesa, primera cámara del Parlamento, aprobó una declaración solemne afirmando: «Francia y la UE no puede ser simples espectadoras de las transformaciones que se está operando en la región. En tanto que actores responsables deben adoptar una posición firme y concertada en defensa del derecho internacional. Nuestra Asamblea Nacional recuerda los lazos jurídicos incontestables que unen Groenlandia, Dinamarca y la Unión Europea, con una mirada lúcida sobre los intereses y motivaciones de los EE.UU.».
Subrayada la «disposición» nacional a participar militarmente en la defensa de Groenlandia, Macron dejó abierta la posibilidad de entendimiento con Donald Trump, siempre que el presidente de EE.UU. respete la legalidad jurídica e institucional, sin olvidar los maltrechos lazos trasatlánticos, subrayando que los proyectos de «anexión» son «impropios entre aliados».
A título personal, como ‘representante’ oficioso de la presidencia de la Comisión europea, Macron ha sostenido conversaciones sobre cuestiones tácticas y estratégicas relacionadas con la seguridad, la energía y el desarrollo económico.
Esos diálogos son una suerte de ‘preámbulo’ de negociaciones bilaterales y multilaterales entre Groenlandia, Dinamarca y la UE. Macron percibe el futuro común en estos términos: «La asociación estratégica firmada por todas las partes el 2023 debe permitirnos desarrollar cadenas de valor sostenibles en el sector de las materias primas estratégicas». No es un secreto que Groenlandia es muy rica en una veintena / treintena de minerales y materias primas esenciales, tierras ratas, grafito. Siendo Groenlandia un territorio semiautónomo danés, Macron, la Comisión Europea y otros aliados, como Alemania y el Reino Unido consideran ‘urgente’ actualizar, matizar y ampliar los acuerdos entre la UE y Groenlandia. Se trata de un proceso sofisticado y complejo.
Algunos miembros de la UE, próximos a Trump y Putin, como el húngaro Viktor Orbán, varios países del Este y la Italia de Meloni, en muy otra medida, pueden retrasar y obstaculizar los proyectos de asociación eurogroenlandeses. De ahí la prudencia relativa de los anuncios de Macron, en vísperas de la cumbre del G7.
El viaje oficial de Macron a Groenlandia es el primero de un presidente extranjero, tras el estrepitoso anuncio de las pretensiones de Trump, poco tiempo después de instalarse en la Casa Blanca como presidente. Las propuestas y anuncios franceses, en Nuuk, fueron coordinados con Bruselas, Berlín y Londres, las primeras potencias europeas interesadas en negociar lazos más profundos y estratégicos con Groenlandia.