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La CIA se lanza al espionaje viral para reclutar fuentes en China

En un plano cerrado, un joven funcionario chino, de uniforme impecable y rostro contenido, mira a cámara. Le tiembla la voz. Dice: «Dedicamos la vida a esto, pero solo unos pocos se benefician». Se siente traicionado por un sistema al que sirvió con disciplina. Corte. … Una cena elegante: copas de cristal, relojes de lujo, trajes recién estrenados. La escena es reconocible: es el politburó. Luego, otro alto cargo, ya más mayor, en su despacho, mira por la ventana con gesto nervioso. Confiesa que sus amigos —camaradas, compañeros, quizás cómplices— han desaparecido uno a uno, sin explicación ni rastro. El miedo es visible. Ambos personajes terminan igual: en soledad, ante una pantalla, acceden al portal encriptado de la CIA. Uno lo hace por su familia. El otro, por no quedarse sin futuro. Por tener, al menos, un plan B.
Son vídeos de reclutamiento y propaganda, guionizados por la CIA. La agencia de Inteligencia más célebre del planeta ha puesto en marcha una ofensiva inédita para captar espías dentro del régimen chino. La campaña consta de momento de dos producciones en mandarín, subidas a YouTube, a X y otras redes que no siempre son accesibles dentro del ‘Gran Cortafuegos’ chino, el gran método de censura de la red.
Los vídeos apelan directamente a sentimientos posibles de frustración, traición, miedo y agotamiento de los funcionarios del Partido Comunista. El mensaje no puede ser más directo: «La CIA está con la puerta abierta». Lo que antes se decía con discretos sobres en embajadas, ahora se dice con vídeos que se espera que sean lo suficientemente virales como para penetrar en el gran gigante asiático.

El objetivo es claro: obtener secretos sobre los planes militares, la tecnología de vanguardia y las decisiones políticas del régimen de Xi Jinping. Información que solo puede dar una persona y en persona, ya que no suele llegar por cable o correo electrónico. Pero en China, incluso el primer paso puede ser letal. Basta un error mínimo: una llamada, una conexión, un gesto fuera de sitio. La vigilancia es total y el castigo también.
El director de la agencia, John Ratcliffe, ha calificado al Partido Comunista chino como «el adversario más formidable al que se ha enfrentado Estados Unidos en toda su historia». No es una frase hueca. Para demostrarlo, la CIA está desplegando tácticas nuevas y osadas. Es espionaje para la era viral.
Una de las producciones termina con un proverbio clásico: «El cielo ayuda a quien se ayuda a sí mismo».

Qué se busca en China

El objetivo real de la CIA es en parte ayudar a empresas estadounidenses a mantener su ventaja tecnológica decisiva en áreas estratégicas como inteligencia artificial, semiconductores, biotecnología y baterías. Los nuevos responsables de la agencia con Donald Trump son conscientes de que las técnicas tradicionales de espionaje humano tienen cada vez menos eficacia ante la vigilancia masiva. La solución: más agentes con formación técnica y más fuentes de información.
Este tipo de operaciones coincide con el deterioro más agudo en décadas de las relaciones entre Estados Unidos y China. La tensión ya no se disfraza ni siquiera de fría diplomacia. Desde la Casa Blanca se habla abiertamente de «desacoplamiento» económico, tecnológico y estratégico. De hecho, es la palabra de moda en inglés: «decoupling».
La pandemia paralizó gran parte de la actividad de espionaje sobre el terreno. Además, los planes del secretario de Estado, Marco Rubio, de reducir consulados agravan la falta de cobertura diplomática para operaciones sensibles en el extranjero.
Washington está decidido a cortar la dependencia con Pekín en sectores clave, desde los semiconductores hasta las materias primas.
El propio Donald Trump, en uno de sus recientes mensajes en su propia red, Truth Social, se jactó abiertamente de haber contribuido, según él, a erosionar la estabilidad interna de China. Atribuyó a su guerra arancelaria una ola de malestar social, protestas soterradas, disturbios localizados que, por el férreo control de la prensa en China, no habrían trascendido a Occidente. Lo cierto es que no hay ninguna prueba, pero la Casa Blanca se siente legitimada para seguir con su política de confrontación abierta. Trump cree que está debilitando a su principal rival, y lo dice sin rodeos.
Esta llamativa campaña de reclutamiento resuena como un eco modernizado de la Guerra Fría, pero más al este y con nuevos códigos digitales. No se buscan ya disidentes ideológicos, sino funcionarios pragmáticos, por decirlo llanamente quemados, que no quieran caer con el régimen si es que este cae. Y la CIA se lo está diciendo a la cara.

Páginas web encubiertas

La CIA ha utilizado durante años estrategias digitales para reclutar. Páginas web aparentemente inofensivas —como foros de videojuegos, portales de noticias y hasta una ‘fanpage’ de ‘La guerra de las galaxias’— han sido herramientas encubiertas para comunicarse con sus agentes en el extranjero. Uno de esos sitios era StarWarsWeb.net, que llegó a mostrar recomendaciones del maestro Yoda sobre videojuegos. Este entramado digital fue descubierto inicialmente por Irán y provocó una de las mayores catástrofes de inteligencia de la agencia, que incluyó la ejecución de agentes en China entre 2010 y 2012.
La revelación muestra el alcance de los tentáculos de la CIA en internet y su capacidad para camuflar operaciones en plena cultura popular, como vuelve a hacer ahora, pero en abierto.
Lo cierto es que el contexto no es el mejor. Esta ofensiva llega en un momento de debilidad interna. En febrero, bajo presión directa del Gobierno Trump, la CIA empezó a ofrecer paquetes de jubilación anticipada a parte de su plantilla. Se trata de un recorte más, llamativo, dentro del ambicioso plan de despidos impulsado por Elon Musk, el ya retirado zar de la eficiencia gubernamental. La medida incluía hasta ocho meses de salario para quien se retirara antes de la fecha límite, lo que ha generado alarma entre veteranos del espionaje.
Aunque la agencia no ha hecho público cuántos han aceptado, fuentes internas confirman que decenas de funcionarios de nivel medio y administrativo ya han pedido la salida voluntaria. Algunos llevan años en puestos clave. Otros son técnicos, analistas o enlaces operativos. Quedan excluidos aquellos con misiones prioritarias, acceso a operaciones críticas o conocimiento de idiomas estratégicos como el chino, el árabe o el ruso.
Senadores como el demócrata Mark Warner han advertido de que estas jubilaciones forzadas pueden ser un riesgo para la seguridad nacional. «Son promesas vacías», denunció en el Capitolio, señalando que el Congreso ni siquiera ha aprobado los fondos para pagar esas indemnizaciones. Peor aún: ha alertado de que China y Rusia están intentando captar a estos agentes, ofreciéndoles dinero, residencia y protección a cambio de secretos. Según Warner, es un «doble error»: se despide a los propios y se facilita el trabajo de adversario.
Desde la comparecencia de Warner, no se ha vuelto a hablar de nuevas jubilaciones en la comunidad de inteligencia. El tema se ha congelado. Pero el daño estructural es visible. La CIA intenta reclutar en China mientras pierde recursos en casa.
De hecho, ya desde 2019, el número de nuevos espías reclutados ha caído en picado, según reveló recientemente el diario ‘The Washington Post’. La CIA reconoce internamente que su red humana ya no da abasto, está muchas veces superada. Ratcliffe lo convertido mejorar el reclutamiento en una prioridad absoluta.
Pero recientemente, Michael Ellis, número dos de la CIA, dijo al medio digital Axios que los recortes de personal ordenados desde la Casa Blanca no deben verse como una amenaza, sino como «una oportunidad» para reconfigurar la agencia. Según explicó, el objetivo es desprenderse de «distracciones e ideologías del pasado» (léase, Rusia y el mundo islámico) y reforzar el núcleo técnico de la plantilla con más graduados en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
El régimen chino respondió con dureza a los vídeos, advirtiendo de que tomará «las medidas necesarias» contra lo que descibió como «actividades de infiltración y sabotaje» por parte de fuerzas extranjeras. En una rueda de prensa en Pekín, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Lin Jian, denunció que se trata de una «confesión condenatoria» de los intentos de Estados Unidos por robar secretos del Estado chino, y calificó la iniciativa como una «provocación política descarada», según informa de ello la agencia Reuters.
La advertencia coincide con un aumento de casos internos de espionaje revelados por las propias autoridades chinas, como el de una empleada gubernamental que fue detenida tras contactar por correo electrónico con una agencia de inteligencia extranjera y planear su fuga del país. No se han dado más detalles de ese caso.

Publicado: junio 1, 2025, 10:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/cia-lanza-espionaje-viral-reclutar-fuentes-china-20250601201522-nt.html

En un plano cerrado, un joven funcionario chino, de uniforme impecable y rostro contenido, mira a cámara. Le tiembla la voz. Dice: «Dedicamos la vida a esto, pero solo unos pocos se benefician». Se siente traicionado por un sistema al que sirvió con disciplina. Corte. Una cena elegante: copas de cristal, relojes de lujo, trajes recién estrenados. La escena es reconocible: es el politburó. Luego, otro alto cargo, ya más mayor, en su despacho, mira por la ventana con gesto nervioso. Confiesa que sus amigos —camaradas, compañeros, quizás cómplices— han desaparecido uno a uno, sin explicación ni rastro. El miedo es visible. Ambos personajes terminan igual: en soledad, ante una pantalla, acceden al portal encriptado de la CIA. Uno lo hace por su familia. El otro, por no quedarse sin futuro. Por tener, al menos, un plan B.

Son vídeos de reclutamiento y propaganda, guionizados por la CIA. La agencia de Inteligencia más célebre del planeta ha puesto en marcha una ofensiva inédita para captar espías dentro del régimen chino. La campaña consta de momento de dos producciones en mandarín, subidas a YouTube, a X y otras redes que no siempre son accesibles dentro del ‘Gran Cortafuegos’ chino, el gran método de censura de la red.

Los vídeos apelan directamente a sentimientos posibles de frustración, traición, miedo y agotamiento de los funcionarios del Partido Comunista. El mensaje no puede ser más directo: «La CIA está con la puerta abierta». Lo que antes se decía con discretos sobres en embajadas, ahora se dice con vídeos que se espera que sean lo suficientemente virales como para penetrar en el gran gigante asiático.

El objetivo es claro: obtener secretos sobre los planes militares, la tecnología de vanguardia y las decisiones políticas del régimen de Xi Jinping. Información que solo puede dar una persona y en persona, ya que no suele llegar por cable o correo electrónico. Pero en China, incluso el primer paso puede ser letal. Basta un error mínimo: una llamada, una conexión, un gesto fuera de sitio. La vigilancia es total y el castigo también.

El director de la agencia, John Ratcliffe, ha calificado al Partido Comunista chino como «el adversario más formidable al que se ha enfrentado Estados Unidos en toda su historia». No es una frase hueca. Para demostrarlo, la CIA está desplegando tácticas nuevas y osadas. Es espionaje para la era viral.

Una de las producciones termina con un proverbio clásico: «El cielo ayuda a quien se ayuda a sí mismo».

Qué se busca en China

El objetivo real de la CIA es en parte ayudar a empresas estadounidenses a mantener su ventaja tecnológica decisiva en áreas estratégicas como inteligencia artificial, semiconductores, biotecnología y baterías. Los nuevos responsables de la agencia con Donald Trump son conscientes de que las técnicas tradicionales de espionaje humano tienen cada vez menos eficacia ante la vigilancia masiva. La solución: más agentes con formación técnica y más fuentes de información.

Este tipo de operaciones coincide con el deterioro más agudo en décadas de las relaciones entre Estados Unidos y China. La tensión ya no se disfraza ni siquiera de fría diplomacia. Desde la Casa Blanca se habla abiertamente de «desacoplamiento» económico, tecnológico y estratégico. De hecho, es la palabra de moda en inglés: «decoupling».

La pandemia paralizó gran parte de la actividad de espionaje sobre el terreno. Además, los planes del secretario de Estado, Marco Rubio, de reducir consulados agravan la falta de cobertura diplomática para operaciones sensibles en el extranjero.

Washington está decidido a cortar la dependencia con Pekín en sectores clave, desde los semiconductores hasta las materias primas.

El propio Donald Trump, en uno de sus recientes mensajes en su propia red, Truth Social, se jactó abiertamente de haber contribuido, según él, a erosionar la estabilidad interna de China. Atribuyó a su guerra arancelaria una ola de malestar social, protestas soterradas, disturbios localizados que, por el férreo control de la prensa en China, no habrían trascendido a Occidente. Lo cierto es que no hay ninguna prueba, pero la Casa Blanca se siente legitimada para seguir con su política de confrontación abierta. Trump cree que está debilitando a su principal rival, y lo dice sin rodeos.

Esta llamativa campaña de reclutamiento resuena como un eco modernizado de la Guerra Fría, pero más al este y con nuevos códigos digitales. No se buscan ya disidentes ideológicos, sino funcionarios pragmáticos, por decirlo llanamente quemados, que no quieran caer con el régimen si es que este cae. Y la CIA se lo está diciendo a la cara.

Páginas web encubiertas

La CIA ha utilizado durante años estrategias digitales para reclutar. Páginas web aparentemente inofensivas —como foros de videojuegos, portales de noticias y hasta una ‘fanpage’ de ‘La guerra de las galaxias’— han sido herramientas encubiertas para comunicarse con sus agentes en el extranjero. Uno de esos sitios era StarWarsWeb.net, que llegó a mostrar recomendaciones del maestro Yoda sobre videojuegos. Este entramado digital fue descubierto inicialmente por Irán y provocó una de las mayores catástrofes de inteligencia de la agencia, que incluyó la ejecución de agentes en China entre 2010 y 2012.

La revelación muestra el alcance de los tentáculos de la CIA en internet y su capacidad para camuflar operaciones en plena cultura popular, como vuelve a hacer ahora, pero en abierto.

Lo cierto es que el contexto no es el mejor. Esta ofensiva llega en un momento de debilidad interna. En febrero, bajo presión directa del Gobierno Trump, la CIA empezó a ofrecer paquetes de jubilación anticipada a parte de su plantilla. Se trata de un recorte más, llamativo, dentro del ambicioso plan de despidos impulsado por Elon Musk, el ya retirado zar de la eficiencia gubernamental. La medida incluía hasta ocho meses de salario para quien se retirara antes de la fecha límite, lo que ha generado alarma entre veteranos del espionaje.

Aunque la agencia no ha hecho público cuántos han aceptado, fuentes internas confirman que decenas de funcionarios de nivel medio y administrativo ya han pedido la salida voluntaria. Algunos llevan años en puestos clave. Otros son técnicos, analistas o enlaces operativos. Quedan excluidos aquellos con misiones prioritarias, acceso a operaciones críticas o conocimiento de idiomas estratégicos como el chino, el árabe o el ruso.

Senadores como el demócrata Mark Warner han advertido de que estas jubilaciones forzadas pueden ser un riesgo para la seguridad nacional. «Son promesas vacías», denunció en el Capitolio, señalando que el Congreso ni siquiera ha aprobado los fondos para pagar esas indemnizaciones. Peor aún: ha alertado de que China y Rusia están intentando captar a estos agentes, ofreciéndoles dinero, residencia y protección a cambio de secretos. Según Warner, es un «doble error»: se despide a los propios y se facilita el trabajo de adversario.

Desde la comparecencia de Warner, no se ha vuelto a hablar de nuevas jubilaciones en la comunidad de inteligencia. El tema se ha congelado. Pero el daño estructural es visible. La CIA intenta reclutar en China mientras pierde recursos en casa.

De hecho, ya desde 2019, el número de nuevos espías reclutados ha caído en picado, según reveló recientemente el diario ‘The Washington Post’. La CIA reconoce internamente que su red humana ya no da abasto, está muchas veces superada. Ratcliffe lo convertido mejorar el reclutamiento en una prioridad absoluta.

Pero recientemente, Michael Ellis, número dos de la CIA, dijo al medio digital Axios que los recortes de personal ordenados desde la Casa Blanca no deben verse como una amenaza, sino como «una oportunidad» para reconfigurar la agencia. Según explicó, el objetivo es desprenderse de «distracciones e ideologías del pasado» (léase, Rusia y el mundo islámico) y reforzar el núcleo técnico de la plantilla con más graduados en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

El régimen chino respondió con dureza a los vídeos, advirtiendo de que tomará «las medidas necesarias» contra lo que descibió como «actividades de infiltración y sabotaje» por parte de fuerzas extranjeras. En una rueda de prensa en Pekín, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Lin Jian, denunció que se trata de una «confesión condenatoria» de los intentos de Estados Unidos por robar secretos del Estado chino, y calificó la iniciativa como una «provocación política descarada», según informa de ello la agencia Reuters.

La advertencia coincide con un aumento de casos internos de espionaje revelados por las propias autoridades chinas, como el de una empleada gubernamental que fue detenida tras contactar por correo electrónico con una agencia de inteligencia extranjera y planear su fuga del país. No se han dado más detalles de ese caso.

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