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En apenas una semana dará comienzo la segunda etapa de Donald Trump como presidente de Estados Unidos dos meses después de haber vencido a Kamala Harris, la candidata demócrata, en las pasadas elecciones norteamericanas, y después de una primera legislatura, de 2017 a 2021, marcada por sus polémicas decisiones. Una campaña ultramediática, con atentado en un mitin de Pensilvania incluido, que ha aupado al magnate inmobiliario republicano nuevamente hasta el Despacho Oval. Y, como no podía ser de otro modo, a su lado estará presente su familia, sobresaliendo en esta ocasión el papel que tomará su hija, Ivanka Trump.
El controvertido mandatario, primer presidente delincuente de la historia de EE UU, ya que ha sido condenado —sin cárcel ni multa— por el caso de Stormy Daniels, tendrá en su hija mayor uno de sus mayores apoyos, como lo ha sido durante todo este tiempo, si bien el vaivén de cambios que se avecinan en sus vidas no parece que, en esta ocasión, vaya a variar demasiado el rumbo y la idea prácticamente inamovible para su futuro de la empresaria y socialité de 43 años como si ocurrió en la primera estancia de Donald como jefe de Estado.
Porque en aquella ocasión, cuando el pueblo estadounidense eligió al multimillonario para que tomase el relevo de Barack Obama, su primogénita, que hasta entonces se había desempañado sobre todo en el mundo de la moda, tanto en las pasarelas como siendo portada de diferentes revistas, así como introduciéndose en el mundo de los negocios, trabajando para su padre y con su propia línea de joyas de lujo, decidió dar un paso al frente y ser uno de los rostros visibles de aquel mandato.
No solo se convirtió en la mano derecha de su padre, siendo un apoyo incorruptible dentro y fuera de la política, sino que no se amilanó ante la importancia de la empresa y formó parte de su equipo de administración, siendo una de sus principales asesoras. Un desempeño que le costó horrores conciliar con, ante todo, su vida familiar —tiene tres hijos con su esposo, el empresario Jared Kushner, por el que llegó a convertirse al judaísmo—, aunque también con su posición como influencer y socialité.
No solo porque no tuviese tiempo —ha llegado a contar que hubo etapas en las que sintió mucha soledad por estar encerrada cuatro días sin dejar de trabajar dado el volumen de materias que tenía que tratar—, sino porque descubrió lo complicado que es mantener sanas ciertas relaciones íntimas, máxime cuando tu padre es el presidente y hay muchas decisiones existe de por medio.
De hecho, en el pódcast Skinny Confidential Him & Her, ha revelado que perdió amistades que no estaban de acuerdo con las políticas de Donald Trump. «No eran mis amigos, eso seguro. Si acaso tenía algunos conocidos que tenían ideales muy diferentes a los de mi padre y se tomaban las cosas a nivel personal o se emocionaban en exceso», ha explicado. Aun así, también mantuvo cerca a personas de su círculo íntimo —es muy amiga, por ejemplo, de Hugh Jackman o de Kim Kardashian— o incluso llegaron nuevas.
«[En aquella época] Hice amistades increíbles que ya forjadas a fuego en mi vida, porque te sumerges en ellas con una enorme intensidad. Así que puedes ver quién estará de verdad contigo en una trinchera», ha explicado, así como, en su opinión, la política solo debería ser «una pequeña parte» de la vida y no el centro de las relaciones con los demás, porque «hay muchos otros campos en las que se puede estar cien por cien de acuerdo». De hecho, ve como «una oportunidad para aprender» a quienes tienen pensamientos diferentes.
Ella se centró en los susodichos capos ajenos a la política para continuar con algunas amistades, si bien ya había advertido a su círculo íntimo de que no podría dedicarles todo el tiempo que requerían dada su nueva posición. Eso conllevó que dejase de asistir a eventos y a otras celebraciones cotidianas que repercutió negativamente en su estilo de vida. «Al acabar [el mandato de su padre] me di cuenta de que también necesitas los cumpleaños», ha afirmado.
Y entre eso y que quiere estar más presente con su familia, ha decidido no volver a servir como mano derecha de Donald en esta segunda etapa. «Odio la política», ha sentenciado en el pódcast, «es un mundo con una oscuridad tal que, de verdad, prefiero de no dejar que entre en el mío. Y quizá a algunas personas les encanta esa idea de ser un gladiador, de estar luchando, pero eso nunca ha sido para mí».
Eso sí, en lo que respecta a su padre, ella siempre va a estar ahí para él. «Le voy a querer y apoyar por siempre, pero fuera del ámbito político», ha puntualizado. «De lo que tengo más ganas es de presentarme ante él como hija y estar ahí para otras cosas, como distraerlo de su trabajo para ver una película o un partido de fútbol con él, por ejemplo. Que sepa que puede estar conmigo, ser él mismo, y relajarse», ha finalizado..