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Italia se suma a la mili voluntaria: prepara una ley para reclutar a 10.000 jóvenes

Italia vuelve a plantear la necesidad del servicio militar veinte años después de haber enterrado la vieja mili obligatoria. El ministro de Defensa, Guido Crosetto, ha anunciado que trabaja en un proyecto de ley para introducir un nuevo servicio militar «sobre base voluntaria», … destinado a crear una gran reserva de ciudadanos movilizables en caso de crisis. No sería un regreso a la leva suspendida en 2005, sino un modelo «proporcionado a los tiempos difíciles que vivimos», alineado con los pasos dados por Francia y Alemania. «Todos están revisando los modelos de hace 10 o 15 años y pensando en aumentar sus fuerzas armadas», dijo el ministro.
Consciente de la sensibilidad que suscita el tema, el ministro precisó que el proyecto de ley será debatido en el Parlamento. La defensa debe ser «lo más compartida posible» y quedar al margen de la lucha partidista. Italia cuenta hoy con unos 150.000-160.000 militares profesionales, una cifra que el Estado Mayor considera insuficiente para hacer frente a las nuevas amenazas, desde la guerra en Ucrania hasta la ciberseguridad. El objetivo de Crosetto es doble: aumentar en 10.000 los efectivos profesionales permanentes y crear una reserva auxiliar del Estado de al menos otras 10.000 personas, ampliable hasta 30.000-35.000, que pueda activarse en situaciones de emergencia.
En este segundo caso, no se trataría de tropas de combate para el frente, sino de reservistas, un contingente destinado principalmente al apoyo logístico, la protección civil, la sanidad militar, la reconstrucción de infraestructuras o la respuesta a catástrofes naturales. Solo en casos extremos se contemplaría su activación más allá del territorio nacional. En los documentos internos se habla de tres grandes bloques: una sección operativa, otra territorial y una tercera «especialista», con ingenieros, informáticos y personal sanitario, muy demandados en un contexto de ciberguerra y amenazas híbridas.

Reacciones

Los partidos de oposición reaccionaron de inmediato, convirtiendo el asunto en un nuevo frente de batalla. Giuseppe Conte, líder del Movimiento 5 Estrellas, acusa al Gobierno de estar «concentrado solo en planes de guerra, servicio militar y rearme», después de haber apostado durante más de tres años por una victoria militar de Ucrania «a golpe de envíos de armas» en lugar de impulsar la vía diplomática.
Desde la Alianza Verde-Izquierda, Angelo Bonelli denuncia la «militarización de la economía italiana» y sostiene que el plan de Crosetto significa «transformar a nuestros jóvenes en soldados en vez de médicos, maestros o educadores».

Coste significativo
El aumento de 10.000 unidades profesionales requiere una inversión anual de entre 800 y 900 millones de euros para cubrir salarios, equipamiento y formación

En el Partido Democrático, el diputado Stefano Graziano marca una línea roja: sí a una reserva de apoyo a la logística, la Cruz Roja o las oficinas, no a cualquier paso que cambie el modelo de «ejército profesional» adoptado por Italia desde hace dos décadas.
En definitiva, para la oposición el riesgo es que, bajo la etiqueta de «voluntario», se abra el camino hacia una economía de guerra permanente, desviando recursos de la educación, la sanidad o la transición ecológica. Para la mayoría gubernamental, en cambio, una reserva amplia y voluntaria reforzaría el vínculo entre los jóvenes y la defensa del país, y daría a Italia una mayor capacidad de respuesta ante crisis futuras -desde guerras híbridas hasta catástrofes climáticas-, dentro de una tendencia europea cada vez más visible.

El coste de seguridad

El debate italiano llega tras casi cuatro años de guerra en Ucrania, una escalada de tensiones con Rusia y un clima europeo marcado por el rearme. Crosetto insiste en que Italia «no está preparada para hacer frente sola a las crecientes amenazas globales». Más allá del debate político, está la cuestión económica. Los expertos señalan que el plan de Crosetto implicaría un coste significativo. El aumento de 10.000 unidades profesionales requiere una inversión anual de entre 800 y 900 millones de euros para cubrir salarios, equipamiento y formación. En cuanto a la reserva voluntaria, que podría llegar a movilizar a 30.000-35.000 personas, el coste también sería elevado.
Crosetto pide no caricaturizar la propuesta y promete escuchar al Parlamento antes de cerrarla. El debate se abre el mismo día que Roberto Cingolani, consejero delegado de Leonardo, la multinacional en el sector de defensa y aeroespacial, afirmó que «la paz debe defenderse, pero tiene un precio; no es gratis». Al presentar Michelangelo Dome, una tecnología basada en inteligencia artificial, Cingolani afirmó que «necesitamos invertir en defensa, porque la guerra no termina, la nueva guerra comienza. Los próximos años de aparente paz podrían ser los años que necesiten quienes siempre han estado en guerra para desarrollar armas difíciles de neutralizar«.

Publicado: noviembre 28, 2025, 7:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/italia-prepara-ley-servicio-militar-voluntario-20251128130929-nt.html

Italia vuelve a plantear la necesidad del servicio militar veinte años después de haber enterrado la vieja mili obligatoria. El ministro de Defensa, Guido Crosetto, ha anunciado que trabaja en un proyecto de ley para introducir un nuevo servicio militar «sobre base voluntaria», destinado a crear una gran reserva de ciudadanos movilizables en caso de crisis. No sería un regreso a la leva suspendida en 2005, sino un modelo «proporcionado a los tiempos difíciles que vivimos», alineado con los pasos dados por Francia y Alemania. «Todos están revisando los modelos de hace 10 o 15 años y pensando en aumentar sus fuerzas armadas», dijo el ministro.

Consciente de la sensibilidad que suscita el tema, el ministro precisó que el proyecto de ley será debatido en el Parlamento. La defensa debe ser «lo más compartida posible» y quedar al margen de la lucha partidista. Italia cuenta hoy con unos 150.000-160.000 militares profesionales, una cifra que el Estado Mayor considera insuficiente para hacer frente a las nuevas amenazas, desde la guerra en Ucrania hasta la ciberseguridad. El objetivo de Crosetto es doble: aumentar en 10.000 los efectivos profesionales permanentes y crear una reserva auxiliar del Estado de al menos otras 10.000 personas, ampliable hasta 30.000-35.000, que pueda activarse en situaciones de emergencia.

En este segundo caso, no se trataría de tropas de combate para el frente, sino de reservistas, un contingente destinado principalmente al apoyo logístico, la protección civil, la sanidad militar, la reconstrucción de infraestructuras o la respuesta a catástrofes naturales. Solo en casos extremos se contemplaría su activación más allá del territorio nacional. En los documentos internos se habla de tres grandes bloques: una sección operativa, otra territorial y una tercera «especialista», con ingenieros, informáticos y personal sanitario, muy demandados en un contexto de ciberguerra y amenazas híbridas.

Reacciones

Los partidos de oposición reaccionaron de inmediato, convirtiendo el asunto en un nuevo frente de batalla. Giuseppe Conte, líder del Movimiento 5 Estrellas, acusa al Gobierno de estar «concentrado solo en planes de guerra, servicio militar y rearme», después de haber apostado durante más de tres años por una victoria militar de Ucrania «a golpe de envíos de armas» en lugar de impulsar la vía diplomática.

Desde la Alianza Verde-Izquierda, Angelo Bonelli denuncia la «militarización de la economía italiana» y sostiene que el plan de Crosetto significa «transformar a nuestros jóvenes en soldados en vez de médicos, maestros o educadores».

Coste significativo

El aumento de 10.000 unidades profesionales requiere una inversión anual de entre 800 y 900 millones de euros para cubrir salarios, equipamiento y formación

En el Partido Democrático, el diputado Stefano Graziano marca una línea roja: sí a una reserva de apoyo a la logística, la Cruz Roja o las oficinas, no a cualquier paso que cambie el modelo de «ejército profesional» adoptado por Italia desde hace dos décadas.

En definitiva, para la oposición el riesgo es que, bajo la etiqueta de «voluntario», se abra el camino hacia una economía de guerra permanente, desviando recursos de la educación, la sanidad o la transición ecológica. Para la mayoría gubernamental, en cambio, una reserva amplia y voluntaria reforzaría el vínculo entre los jóvenes y la defensa del país, y daría a Italia una mayor capacidad de respuesta ante crisis futuras -desde guerras híbridas hasta catástrofes climáticas-, dentro de una tendencia europea cada vez más visible.

El coste de seguridad

El debate italiano llega tras casi cuatro años de guerra en Ucrania, una escalada de tensiones con Rusia y un clima europeo marcado por el rearme. Crosetto insiste en que Italia «no está preparada para hacer frente sola a las crecientes amenazas globales». Más allá del debate político, está la cuestión económica. Los expertos señalan que el plan de Crosetto implicaría un coste significativo. El aumento de 10.000 unidades profesionales requiere una inversión anual de entre 800 y 900 millones de euros para cubrir salarios, equipamiento y formación. En cuanto a la reserva voluntaria, que podría llegar a movilizar a 30.000-35.000 personas, el coste también sería elevado.

Crosetto pide no caricaturizar la propuesta y promete escuchar al Parlamento antes de cerrarla. El debate se abre el mismo día que Roberto Cingolani, consejero delegado de Leonardo, la multinacional en el sector de defensa y aeroespacial, afirmó que «la paz debe defenderse, pero tiene un precio; no es gratis». Al presentar Michelangelo Dome, una tecnología basada en inteligencia artificial, Cingolani afirmó que «necesitamos invertir en defensa, porque la guerra no termina, la nueva guerra comienza. Los próximos años de aparente paz podrían ser los años que necesiten quienes siempre han estado en guerra para desarrollar armas difíciles de neutralizar«.

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