Investigan un brote de cólera en el mayor orfanato del Congo - Colombia
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Investigan un brote de cólera en el mayor orfanato del Congo

Hace pocos días se inició lo que podría ser un brote de cólera en Mama Koko, el mayor orfanato de la República Democrática del Congo (RDC) donde viven unos 600 niñas y niños abandonados. Muchos de ellos provienen de las calles de Kinshasa, donde … se calcula que deambulan unos 30.000 pequeños. Por el momento han fallecido ya 16 niños, algunos de ellos con graves discapacidades físicas. «Los síntomas son diarrea, vómitos, fiebre y fatiga; hay varios casos que se están derivando a hospitales para salvar a otros niños y evitar el riesgo de propagación», explica a ABC un joven colaborador de Mama Koko.
Un portavoz del orfanato dio la voz de alarma en redes sociales a comienzos de esta semana. «Una misteriosa epidemia se está llevando a nuestros niños, nuestros ángeles, nuestros corazones. Lo que estamos experimentando es mucho más que dolor: es un grito silencioso contra la injusticia de la indiferencia. Salvar una vida no es solo prevenir la muerte, es elegir amar, actuar, seguir creyendo en la luz. Cada gesto, cada oración es un acto de amor. Hoy, más que nunca, te necesitamos para que triunfe la vida, para los que ya no pueden gritar».
Ahora mismo este macro orfanato, que tiene a decenas de niños discapacitados –muchos de ellos bebés– en un pabellón especial, está en cuarentena y nos cuentan que «decenas de pequeños han sido ya trasladados a hospitales de la zona para recibir tratamiento e forma urgente».

El responsable del lugar, el padre claretiano chileno Hugo Ríos –exhausto tras superar un cáncer y lo que supone mantener en pie este macro hogar durante 43 años–, está pidiendo ayuda a la comunidad local e internacional para poder enfrentarse a esta grave situación.

Orígenes

El nombre de Mama Koko hace referencia a Laura Perna, nacida en la provincia de Nápoles en 1919. Laura terminó sus estudios en la Universidad de la Sapienza de Roma y después partió a Siena, donde vivió gran parte de su vida. Se dedicó a la medicina y nunca se casó. También fue docente en la Universidad de la misma ciudad.
Al llegar su jubilación, decidió que sus conocimientos y su experiencia podían seguir ayudando en el Tercer Mundo. Por eso viajó al Congo y se hospedó con unas monjas. Allí conoció a un sacerdote chileno, que como ella, era médico, y tenía un dispensario en Kimbondo. Lo buscó en el seminario, donde él impartía clases y le dijo: «Padrecito, ¿por qué no hacemos un hospital para los pobres?» Al sacerdote le pareció una buena idea, y animó a Laura a que estudiase Medicina Tropical en la Universidad. Y Mama Koko, que ya pasaba la tercera edad, se matriculó en la Facultad de Medicina de Kinshasa.

El Padre Hugo dirige el orfanato Mama Koko, con más de 600 niños

Gabriel González-Andrío

Juntos empezaron el proyecto de la pediatría de Kimbondo. Con la ayuda de varias ONG se fueron edificando distintos pabellones: cardiología, consultas externas, etc. Todavía hoy se pueden ver los nombres de los donantes de cada construcción.
Funcionó exclusivamente como hospital hasta 1994, cuando comenzó la guerra en el este del país y muchos congoleños tuvieron que huir. En este momento tan desolador, gran cantidad de niños perdieron a sus padres y se alejaron de su tribu, lo que les llevaría a perder sus raíces. Miles de familias lo perdieron todo. Niños con discapacidades y sin ellas fueron considerados brujos, portadores de mala suerte y desgracia. Por ello, Mama Koko y el Padre Hugo empezaron a responder a las nuevas necesidades de este pueblo: dar un hogar y una familia a los niños abandonados que aparecían en sus puertas.
Comenzaron a dedicar parte del espacio, a albergar a estos niños, que se fueron multiplicando por cientos. La situación era verdaderamente complicada. El padre comenta que, a veces, entraban los militares y les robaban la comida.
Mama Koko es hoy un pequeño poblado con casitas que sirven de albergue para niños y niñas hasta que son mayores de edad. Algunos de ellos acuden cada día a las escuelas para hacer sus estudios de primaria o secundaria. Ahora, los profesionales que trabajan en Mama Koko no saben qué futuro deparará a este macro orfanato cuando el Padre Hugo ya no esté.

Publicado: julio 9, 2025, 10:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/investigan-brote-colera-mayor-orfanato-congo-20250709042816-nt.html

Hace pocos días se inició lo que podría ser un brote de cólera en Mama Koko, el mayor orfanato de la República Democrática del Congo (RDC) donde viven unos 600 niñas y niños abandonados. Muchos de ellos provienen de las calles de Kinshasa, donde se calcula que deambulan unos 30.000 pequeños. Por el momento han fallecido ya 16 niños, algunos de ellos con graves discapacidades físicas. «Los síntomas son diarrea, vómitos, fiebre y fatiga; hay varios casos que se están derivando a hospitales para salvar a otros niños y evitar el riesgo de propagación», explica a ABC un joven colaborador de Mama Koko.

Un portavoz del orfanato dio la voz de alarma en redes sociales a comienzos de esta semana. «Una misteriosa epidemia se está llevando a nuestros niños, nuestros ángeles, nuestros corazones. Lo que estamos experimentando es mucho más que dolor: es un grito silencioso contra la injusticia de la indiferencia. Salvar una vida no es solo prevenir la muerte, es elegir amar, actuar, seguir creyendo en la luz. Cada gesto, cada oración es un acto de amor. Hoy, más que nunca, te necesitamos para que triunfe la vida, para los que ya no pueden gritar».

Ahora mismo este macro orfanato, que tiene a decenas de niños discapacitados –muchos de ellos bebés– en un pabellón especial, está en cuarentena y nos cuentan que «decenas de pequeños han sido ya trasladados a hospitales de la zona para recibir tratamiento e forma urgente».

El responsable del lugar, el padre claretiano chileno Hugo Ríos –exhausto tras superar un cáncer y lo que supone mantener en pie este macro hogar durante 43 años–, está pidiendo ayuda a la comunidad local e internacional para poder enfrentarse a esta grave situación.

Orígenes

El nombre de Mama Koko hace referencia a Laura Perna, nacida en la provincia de Nápoles en 1919. Laura terminó sus estudios en la Universidad de la Sapienza de Roma y después partió a Siena, donde vivió gran parte de su vida. Se dedicó a la medicina y nunca se casó. También fue docente en la Universidad de la misma ciudad.

Al llegar su jubilación, decidió que sus conocimientos y su experiencia podían seguir ayudando en el Tercer Mundo. Por eso viajó al Congo y se hospedó con unas monjas. Allí conoció a un sacerdote chileno, que como ella, era médico, y tenía un dispensario en Kimbondo. Lo buscó en el seminario, donde él impartía clases y le dijo: «Padrecito, ¿por qué no hacemos un hospital para los pobres?» Al sacerdote le pareció una buena idea, y animó a Laura a que estudiase Medicina Tropical en la Universidad. Y Mama Koko, que ya pasaba la tercera edad, se matriculó en la Facultad de Medicina de Kinshasa.


El Padre Hugo dirige el orfanato Mama Koko, con más de 600 niños


Gabriel González-Andrío

Juntos empezaron el proyecto de la pediatría de Kimbondo. Con la ayuda de varias ONG se fueron edificando distintos pabellones: cardiología, consultas externas, etc. Todavía hoy se pueden ver los nombres de los donantes de cada construcción.

Funcionó exclusivamente como hospital hasta 1994, cuando comenzó la guerra en el este del país y muchos congoleños tuvieron que huir. En este momento tan desolador, gran cantidad de niños perdieron a sus padres y se alejaron de su tribu, lo que les llevaría a perder sus raíces. Miles de familias lo perdieron todo. Niños con discapacidades y sin ellas fueron considerados brujos, portadores de mala suerte y desgracia. Por ello, Mama Koko y el Padre Hugo empezaron a responder a las nuevas necesidades de este pueblo: dar un hogar y una familia a los niños abandonados que aparecían en sus puertas.

Comenzaron a dedicar parte del espacio, a albergar a estos niños, que se fueron multiplicando por cientos. La situación era verdaderamente complicada. El padre comenta que, a veces, entraban los militares y les robaban la comida.

Mama Koko es hoy un pequeño poblado con casitas que sirven de albergue para niños y niñas hasta que son mayores de edad. Algunos de ellos acuden cada día a las escuelas para hacer sus estudios de primaria o secundaria. Ahora, los profesionales que trabajan en Mama Koko no saben qué futuro deparará a este macro orfanato cuando el Padre Hugo ya no esté.

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