Publicado: septiembre 16, 2025, 4:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/siento-planifico-ejecucion-publica-charlie-kirk-20250916230050-nt.html
El tiroteo que acabó con la vida de Charlie Kirk no fue un arrebato: los documentos judiciales lo describen como la culminación de una operación planificada al detalle. Un disparo certero, ejecutado desde un tejado de la Universidad del Valle de Utah, dejó tras … de sà ADN en el gatillo, ropa desechada, notas manuscritas y una cadena de mensajes digitales que hoy sirven a la FiscalÃa para sostener una acusación de asesinato con agravantes. El acta de acusación, presentada el 16 de septiembre, traza con precisión quirúrgica el itinerario de Tyler Robinson antes, durante y después del crimen, en lo que se ha convertido en un caso de manual sobre violencia polÃtica y radicalización en la era digital.
Robinson, de 22 años, llegó al campus con un fusil de cerrojo cuidadosamente oculto. Escogió como posición el tejado de un edificio contiguo al auditorio, después de estudiar entradas, salidas y posibles ángulos de vigilancia. En su domicilio habÃa dejado un mensaje manuscrito que los fiscales consideran clave: «Tengo la oportunidad de acabar con Charlie Kirk y la voy a aprovechar». Una confesión anticipada, prueba de que el ataque no era fruto de la improvisación. El acta lo resume con una frase seca: «El acusado planificó el ataque con antelación». Esa voluntad deliberada sostiene los cargos de asesinato con agravantes, que en Utah abren la puerta a la pena de muerte.
El 10 de septiembre, cuando Kirk intervenÃa en la localidad de Orem, Robinson trepó hasta su escondite y adoptó posición de francotirador. Esperó un instante calculado y disparó una sola bala que atravesó el cuello del fundador de Turning Point USA. El acta detalla con frialdad el ángulo del tiro, la trayectoria y el desplome de la vÃctima en el escenario. Acto seguido, Robinson descendió del tejado, corrió hacia una zona boscosa y ocultó el arma envuelta en una toalla. Los peritos hallarÃan después su ADN incrustado en el gatillo, junto a otros restos biológicos que lo vinculan de forma directa con el disparo.
La huida, sin embargo, dejó un rastro electrónico imposible de borrar. Minutos después del ataque, Robinson escribió a su pareja un mensaje inequÃvoco: «Deja lo que estés haciendo, mira debajo de mi teclado». AllÃ, el compañero de piso encontró la nota manuscrita en la que anticipaba el crimen. Incrédulo, respondió: «¿Qué?????????????? Estás bromeando, ¿verdad????». Robinson contestó: «Estoy bien, mi amor, pero estoy atrapado en Orem un poco más. No deberÃa tardar en volver, pero tengo que recuperar mi rifle aún. Para ser sincero, esperaba guardar este secreto hasta morir de viejo. Siento haberte implicado». La confesión se volvió explÃcita en otro mensaje: «Fui yo, lo siento». Explicó que la policÃa habÃa detenido primero «a un viejo loco» y luego interrogado a otra persona con ropa parecida. En cuanto a la motivación, escribió: «Ya tuve suficiente de su odio. Hay odios que no se pueden negociar».
«Planeaba recoger mi rifle de donde lo dejé»
A lo largo de esa cadena de mensajes, Robinson mostró su desesperación por recuperar el arma. «Planeaba recoger mi rifle de donde lo dejé, pero cerraron toda esa parte de la ciudad. Está tranquilo, casi lo suficiente para salir, pero hay un coche patrulla rondando». También dejó entrever su miedo a las consecuencias familiares: «Me preocupa lo que harÃa mi viejo si no devuelvo el rifle de mi abuelo… No sé si tenÃa número de serie, pero no me lo vincularÃa. Me preocupa haber dejado huellas». La conversación terminó con instrucciones claras: «Borra este intercambio». Y una advertencia: «No hables con la prensa, no des entrevistas, no hagas comentarios. Si la policÃa te pregunta algo, pide un abogado y guarda silencio».
El cerco se estrechó un dÃa después. El 11 de septiembre, la madre de Robinson vio en televisión la foto del sospechoso. Reconoció a su hijo y lo llamó. Él respondió que estaba «en casa enfermo» y que también lo habÃa estado el dÃa del tiroteo. Inquieta, compartió la sospecha con su marido: ambos coincidieron en que la imagen correspondÃa a Robinson. El padre recordó además que el arma de las imágenes podÃa ser el fusil que le habÃa regalado. Llamó a su hijo y le pidió una foto. Robinson no la envió, pero en una conversación posterior insinuó que pensaba quitarse la vida. Fue esa confesión velada la que llevó a los padres a insistir en que regresara al hogar familiar.
En paralelo, la madre relató a la policÃa cómo en el último año su hijo se habÃa vuelto «más polÃtico», con posiciones alineadas a la izquierda, apoyo a los derechos LGTBI y una relación sentimental con su compañero de piso, un hombre en transición de género. Esas tensiones ideológicas, dijo, provocaron discusiones frecuentes con el padre, de convicciones opuestas. La familia buscó ayuda en un amigo de confianza, exsuboficial del sheriff, que intervino como mediador. Según el expediente, ese amigo convenció a Robinson de entregarse y le recomendó llevar toda la evidencia para evitar un registro en casa de los padres. Robinson admitió entonces haber descartado la ropa en distintos lugares.
«No podÃa ir a prisión, solo quiero acabar con esto»
El joven también confesó a su familia su motivo: «Hay demasiado mal y ese tipo [Charlie Kirk] esparce demasiado odio». Y dejó claro que no soportaba la idea de la cárcel: «No podÃa ir a prisión, solo quiero acabar con esto». Aun asÃ, acabó cediendo ante la presión de sus padres y del pastor local con quien se reunió. La tarde del 11 de septiembre, Robinson se presentó en la oficina del sheriff de Washington County con sus padres y ese amigo de confianza. La entrega puso fin a la huida y abrió una causa penal con implicaciones polÃticas de primer orden.
La acusación formal incluye cargos de asesinato agravado, disparo de arma de fuego y obstrucción a la justicia, con penas que van de los quince años de prisión a la pena capital. Los fiscales pidieron que se sumaran agravantes por haber cometido el crimen en presencia de menores y por motivación ideológica. El caso, además, ha extendido la investigación a los entornos digitales del acusado. El gobernador de Utah, Spencer Cox, y el director del FBI, Kash Patel, confirmaron que Robinson pasaba largas horas en foros en la red, en particular en salas de chat de Discord. «Estamos investigando a cualquiera y a todos los que participaron en esas comunidades», dijo Patel en el Senado, donde vinculó el asesinato de Kirk con la radicalización en las «zonas oscuras de internet».
La muerte de Charlie Kirk, figura clave de la derecha estadounidense y aliado cercano de Donald Trump, ha sacudido el clima polÃtico del paÃs. Sus seguidores lo lloran en vigilias y homenajes, mientras sus detractores lo critican incluso después de su asesinato.