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Los bazares son una oportunidad para que los nuevos negocios se den a conocer ante el público, pero ante la popularidad de los mismos, los emprendedores son propensos al robo de mercancía por la alta afluencia de gente y poco personal.
De acuerdo con Data México, durante el segundo trimestre de 2024, la población dedicada al comercio al por menor de ropa, bisutería y accesorios de vestir, fue de 323,000 personas, de las cuales el 34.7% son hombres y 65.3% son mujeres.
En tanto, los bazares en la Ciudad de México han tomado más relevancia entre las generaciones más jóvenes, lo que permite a los emprendedores llegar a un público más extenso.
Tal es el caso de Shania Ortega a quien su mamá le enseñó a crear joyería desde temprana edad y comenzó a vender pulseras personalizadas a través de su tienda en línea Osita Bazar, y con el tiempo, su tía quien se dedica a vender artículos de papelería en el Bazar Coyoacán, la invitó a aliarse y repartirse los costos como la renta del lugar.
Sin embargo, aunque los bazares ofrecen una gran oportunidad de venta, lo cierto es que los robos hormiga en estos lugares ocurren con frecuencia, lo que provoca afectaciones económicas.
Productos más robados y pérdidas económicas
Lorena Ortega, quien lleva tres años y medio en bazares, relata que ha sido víctima de robo hormiga, pero no se da cuenta a tiempo porque los lugares no cuentan con cámaras de seguridad y porque se suele juntar la gente.
Por otra parte, Diana Arreta, fundadora de Icee Glasses, vende lentes en tendencia tanto en línea como en bazares, y también ha experimentado robos en más de una ocasión.
La primera vez me robaron en mi cara, una chica me preguntó si se podía llevar unos lentes para enseñárselos a su mamá, pero no regresó”, explica Diana.
Las emprendedoras argumentan que los productos que más se roban son aquellos artículos pequeños, como aretes, anillos y stickers, pero también la mercancía que se encuentra en las equinas de la mesa son más propensas a ser hurtada.
“Lo que estamos haciendo ahorita es quitar las cosas pequeñas y dejarlo atrás cuando nadie pueda atender”, comenta Lorena Ortega.
Cabe mencionar que el 98.8% de la población que se dedica al comercio al por menor de ropa, bisutería y accesorios de vestir se encuentra en la informalidad, con un salario promedio a 4,130 pesos, mientras que el 1.7% son trabajadores formales con un ingreso de 8,890 pesos, según Data México.
De manera que, muchos de los emprendimientos en bazares son informales y les afecta más el robo hormiga.
Diana Arreta comenta que le han robado en cuatro ocasiones durante los dos años que lleva el negocio, y sus pérdidas se aproximan a los 1,000 pesos.
Asimismo, a Shannia y Lorena les han robado collares con iniciales, aretes o anillos en cinco ocasiones, por lo que la suma también supera los 1,000 pesos en mercancía.
¿Qué medidas de seguridad toman los bazares?
La seguridad de los bazares depende de la sede, debido a que algunos se llevan a cabo en espacios con más seguridad como museos, pero cuando se organizan en grandes bodegas o patios, es común que no cuenten con cámaras de seguridad.
Pero una medida que han tomado los organizadores es crear grupos en WhatsApp con los emprendedores para dar alertas en caso de que encuentren irregularidades como los robos hormiga o la circulación de billetes falsos.
Había una chica que iba de puesto en puesto y empezaba a tomar muchas cosas, hacía una cuenta de más de 1,000 pesos y quería pagar con un billete falso, pero cuando la confrontamos dejaba las cosas y se iba a otro lado”, relata Shannia Ortega.
“Había una chica que iba de puesto en puesto y empezaba a tomar muchas cosas, hacía una cuenta de más de 1,000 pesos y quería pagar con un billete falso, pero cuando la confrontamos dejaba las cosas y se iba a otro lado”, relata Shannia Ortega.
A pesar de la falta de elementos de seguridad, tanto los organizadores como expositores se unen para confrontar a las personas que han robado artículos, como en una ocasión que Diana Arreta presenció que una mujer guardó productos en su bolsa, la enfrentaron en la salida y se demostró que le había robado a más de un stand.
Desafortunadamente estos casos pasan desapercibidos por los propios dueños del negocio, a causa de que la mayoría no cuentan con un inventario de la mercancía y cuando se percatan de que han sido robados, es porque hay espacios vacíos en sus mesas.
Aunado a que las emprendedoras explican que no pueden limitar la interacción de los productos porque afecta la experiencia del cliente y, por ende, las ventas.
Es complicado tomar medidas de seguridad porque sí podríamos hacerlo, pero no podemos limitar a la gente. Son productos que tienen que agarrar”, argumenta Diana Arreta.
“Es complicado tomar medidas de seguridad porque sí podríamos hacerlo, pero no podemos limitar a la gente. Son productos que tienen que agarrar”, argumenta Diana Arreta.
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