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Empate en las urnas en las elecciones regionales de Italia con un récord de abstención

Italia ha cerrado la larga maratón de elecciones regionales de 2025, consideradas como un test de valor nacional, y, como suele ocurrir al cierre de las urnas, todos cantan victoria. El centroderecha, con Alberto Stefani (Liga), gana con holgura en Véneto, mientras … la oposición se impone con Roberto Fico (Movimiento 5 Estrellas) en Campania y Antonio Decaro (Partido Democrático) en Apulia.
El balance global de estos dos meses de votaciones en seis regiones ha sido un 3-3: tres feudos confirmados a la derecha (Las Marcas, Calabria y Véneto) y tres a la izquierda y sus aliados (Toscana, Campania y Apulia, regiones que son feudo desde hace décadas del centroizquierda). Ninguna cambia de color y el mapa general permanece: el bloque conservador gobierna en 12 de las 20 regiones italianas y el centroizquierda en 6, con Valle de Aosta y la provincia autónoma de Bolzano en manos de fuerzas autonomistas.

Por encima del reparto territorial emerge un protagonista preocupante: la abstención. En esta última ronda, poco más de cuatro de cada diez electores acudieron a las urnas. La participación final se ha quedado en torno al 44,6% en Véneto, el 41,8% en Apulia y el 44,1% en Campania, entre 11 y 16,5 puntos menos que en las regionales de 2020. Son cifras peores incluso que las de las europeas de 2024 y que se suman al deterioro visible en otras citas de este año. Italia confirma así la deriva hacia una democracia de baja intensidad, donde gobiernos y oposiciones se reparten las regiones mientras una mitad larga del país se queda en casa.

En este contexto, el centroizquierda ha encontrado un mensaje potente que repetían este lunes dirigentes del PD, del M5S y de las formaciones aliadas: estas regionales demuestran que, contra el relato de una Giorgia Meloni «invencible», sí existe en Italia una alternativa al actual Gobierno cuando el campo progresista se presenta unido. La victoria en Campania y Apulia, sumada a Toscana y a conquistas previas como Cerdeña o Umbría, alimenta la idea de que el llamado «campo largo» puede disputar el poder nacional si mantiene esa unidad hasta 2027.

Publicado: noviembre 24, 2025, 1:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/empate-urnas-elecciones-regionales-italia-record-abstencion-20251124201118-nt.html

Italia ha cerrado la larga maratón de elecciones regionales de 2025, consideradas como un test de valor nacional, y, como suele ocurrir al cierre de las urnas, todos cantan victoria. El centroderecha, con Alberto Stefani (Liga), gana con holgura en Véneto, mientras la oposición se impone con Roberto Fico (Movimiento 5 Estrellas) en Campania y Antonio Decaro (Partido Democrático) en Apulia.

El balance global de estos dos meses de votaciones en seis regiones ha sido un 3-3: tres feudos confirmados a la derecha (Las Marcas, Calabria y Véneto) y tres a la izquierda y sus aliados (Toscana, Campania y Apulia, regiones que son feudo desde hace décadas del centroizquierda). Ninguna cambia de color y el mapa general permanece: el bloque conservador gobierna en 12 de las 20 regiones italianas y el centroizquierda en 6, con Valle de Aosta y la provincia autónoma de Bolzano en manos de fuerzas autonomistas.

Por encima del reparto territorial emerge un protagonista preocupante: la abstención. En esta última ronda, poco más de cuatro de cada diez electores acudieron a las urnas. La participación final se ha quedado en torno al 44,6% en Véneto, el 41,8% en Apulia y el 44,1% en Campania, entre 11 y 16,5 puntos menos que en las regionales de 2020. Son cifras peores incluso que las de las europeas de 2024 y que se suman al deterioro visible en otras citas de este año. Italia confirma así la deriva hacia una democracia de baja intensidad, donde gobiernos y oposiciones se reparten las regiones mientras una mitad larga del país se queda en casa.

En este contexto, el centroizquierda ha encontrado un mensaje potente que repetían este lunes dirigentes del PD, del M5S y de las formaciones aliadas: estas regionales demuestran que, contra el relato de una Giorgia Meloni «invencible», sí existe en Italia una alternativa al actual Gobierno cuando el campo progresista se presenta unido. La victoria en Campania y Apulia, sumada a Toscana y a conquistas previas como Cerdeña o Umbría, alimenta la idea de que el llamado «campo largo» puede disputar el poder nacional si mantiene esa unidad hasta 2027.

La derecha, por su parte, insiste en otra lectura: no ha habido desgaste en la mayoría parlamentaria después de tres años de Gobierno, no ha caído ningún feudo propio y el país sigue claramente escorado hacia el centroderecha en el conjunto de las regiones. El resultado de 3-3, subrayan en Hermanos de Italia, está lejos del 4-1 que algunos políticos de la oposición llegaron a imaginar en septiembre, convencidos de poder arrebatar también la región de Las Marcas.

En Véneto, el resultado es contundente: el candidato del centroderecha Stefani obtiene alrededor del 63% de los votos, mientras Giovanni Manildo, candidato del centroizquierda, se queda en torno al 30%. La Liga sigue siendo el primer partido del Véneto, con el 36%, prácticamente el doble que Hermanos de Italia, con el Partido Democrático en tercera posición (17%). Es un golpe simbólico para Meloni, que confiaba en superar a la Liga en el feudo veneciano, como ocurrió en las europeas de 2024.

Meloni sigue fuerte

En el sur, el cuadro cambia por completo. En Campania, Roberto Fico ronda el 62% de los votos, frente a Edmondo Cirielli, que no alcanza el 36% pese al apoyo directo de Meloni. En Apulia, el triunfo de Antonio Decaro roza el 65%, mientras Luigi Lobuono se queda en el 33,6%. Para el centroizquierda, Campania y Apulia son la prueba experimental de su tesis: cuando la oposición se presenta unida y con candidatos reconocibles, la derecha deja de ser invencible.

El telón de estas regionales cae, además, con un debate reabierto sobre las reglas del juego. Desde la mayoría, dirigentes como Giovanni Donzelli vuelven a plantear la necesidad de una nueva ley electoral más claramente mayoritaria, con premio a la coalición que supere un determinado umbral, en nombre de la estabilidad. Desde la oposición se replica que el verdadero problema no es blindar mayorías, sino reconectar con la mitad de los italianos que ni siquiera se molestan en votar. De aquí a 2027, entre la tentación de reforzar el sistema y la urgencia de recuperar participación, se jugará el partido que estas regionales solo han empezado a anunciar.

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