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El viaje de Trump a Oriente Próximo abre la puerta a la entrada de ayuda en Gaza

Donald Trump viaja la próxima semana a Oriente Próximo y busca un cambio en la situación de Gaza, una guerra que prometió parar durante la campaña electoral, pero que Benjamín Netanyahu no detiene. «Hay una necesidad desesperada de ayuda humanitaria en Gaza», declaró el embajador … de Estados Unidos en Israel, Mike Huckabee, quien insistió ante la prensa israelí en que «el presidente Trump quiere que la distribución de alimentos en Gaza se realice de forma segura y eficiente». Estas palabras se produjeron a las puertas de la visita de Trump a Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, suponen un cambio en el tono de Washington respecto a Gaza y abren la puerta a aligerar el bloqueo total que sufre la Franja desde hace más dos meses. El anuncio de Huckabee no sentó bien entre los ministros fanáticos del Gobierno de Netanyahu, que apuestan por el uso del hambre como arma de guerra.
Estados Unidos trabaja en coordinación con Israel en un nuevo sistema de reparto de ayuda para sustituir lo antes posible a las agencias de la ONU y demás ONGs que trabajan en Gaza. El plan consiste en impulsar la que han bautizado como Gaza Humanitarian Foundation (GHF) para que se encargue del reparto. Huckabee adelantó que Israel no participará de forma directa en la distribución, esto será tarea de compañías privadas, pero será quien se encargue de la seguridad perimetral de las operaciones. Estados Unidos calificó la GFH como «organización de caridad» y «no gubernamental».
La idea está en línea con el plan aprobado por el Gobierno israelí el pasado fin de semana, que consiste en el establecimiento de «sitios de distribución segura» en una zona del sur en la que quieren concentrar a los dos millones de gazatíes. El ministro de Economía, Bezalel Smotrich, adelantó que los palestinos acabarán en una estrecha franja de tierra entre la frontera con Egipto y el llamado Corredor Morag, cerca de Jan Younis, y que el resto de la Franja será totalmente destruido. El objetivo, según el ministro, es que los palestinos «totalmente desesperados, comprendan que no hay esperanza ni nada que hacer en Gaza, y busquen reubicarse para comenzar una nueva vida en otros lugares».

Castigo colectivo

Desde el 2 de marzo, Netanyahu se opone a la entrada de comida, agua y medicinas a Gaza como forma de presionar a Hamás, a quien acusa de sacar beneficio de la reventa de alimentos y ayudas. Esto supone un castigo colectivo para una población sometida además a duros bombardeos. Los israelíes exigen la puesta en marcha de un sistema alternativo como el que plantea Washington. Se trata de un plan que avanza contra el reloj para el que Estados Unidos trata de incorporar al ex director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, como cabeza visible. Un plan muy criticado por los organismos que trabajan sobre el terreno y que alertan del riesgo de hambruna inminente.
El portavoz de OCHA, agencia humanitaria de la ONU, Jens Laerke, condenó el intento de desmantelar las estructuras de ayuda existentes. «Esto parece ser un intento deliberado de instrumentalizar la ayuda. Debería basarse únicamente en la necesidad humanitaria», apuntó Laerke. Chris Gunness, ex portavoz de la UNRWA, declaró en el canal Al Jazeera que «sólo hay una palabra para describir esto: lavado de imagen. Es un intento cínico del Estado de Israel y sus aliados de usar la ayuda para ocultar que, en realidad, la gente está siendo sometida por hambre».

Publicado: mayo 9, 2025, 2:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/viaje-trump-oriente-proximo-abre-puerta-entrada-20250509202311-nt.html

Donald Trump viaja la próxima semana a Oriente Próximo y busca un cambio en la situación de Gaza, una guerra que prometió parar durante la campaña electoral, pero que Benjamín Netanyahu no detiene. «Hay una necesidad desesperada de ayuda humanitaria en Gaza», declaró el embajador de Estados Unidos en Israel, Mike Huckabee, quien insistió ante la prensa israelí en que «el presidente Trump quiere que la distribución de alimentos en Gaza se realice de forma segura y eficiente». Estas palabras se produjeron a las puertas de la visita de Trump a Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, suponen un cambio en el tono de Washington respecto a Gaza y abren la puerta a aligerar el bloqueo total que sufre la Franja desde hace más dos meses. El anuncio de Huckabee no sentó bien entre los ministros fanáticos del Gobierno de Netanyahu, que apuestan por el uso del hambre como arma de guerra.

Estados Unidos trabaja en coordinación con Israel en un nuevo sistema de reparto de ayuda para sustituir lo antes posible a las agencias de la ONU y demás ONGs que trabajan en Gaza. El plan consiste en impulsar la que han bautizado como Gaza Humanitarian Foundation (GHF) para que se encargue del reparto. Huckabee adelantó que Israel no participará de forma directa en la distribución, esto será tarea de compañías privadas, pero será quien se encargue de la seguridad perimetral de las operaciones. Estados Unidos calificó la GFH como «organización de caridad» y «no gubernamental».

La idea está en línea con el plan aprobado por el Gobierno israelí el pasado fin de semana, que consiste en el establecimiento de «sitios de distribución segura» en una zona del sur en la que quieren concentrar a los dos millones de gazatíes. El ministro de Economía, Bezalel Smotrich, adelantó que los palestinos acabarán en una estrecha franja de tierra entre la frontera con Egipto y el llamado Corredor Morag, cerca de Jan Younis, y que el resto de la Franja será totalmente destruido. El objetivo, según el ministro, es que los palestinos «totalmente desesperados, comprendan que no hay esperanza ni nada que hacer en Gaza, y busquen reubicarse para comenzar una nueva vida en otros lugares».

Castigo colectivo

Desde el 2 de marzo, Netanyahu se opone a la entrada de comida, agua y medicinas a Gaza como forma de presionar a Hamás, a quien acusa de sacar beneficio de la reventa de alimentos y ayudas. Esto supone un castigo colectivo para una población sometida además a duros bombardeos. Los israelíes exigen la puesta en marcha de un sistema alternativo como el que plantea Washington. Se trata de un plan que avanza contra el reloj para el que Estados Unidos trata de incorporar al ex director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, como cabeza visible. Un plan muy criticado por los organismos que trabajan sobre el terreno y que alertan del riesgo de hambruna inminente.

El portavoz de OCHA, agencia humanitaria de la ONU, Jens Laerke, condenó el intento de desmantelar las estructuras de ayuda existentes. «Esto parece ser un intento deliberado de instrumentalizar la ayuda. Debería basarse únicamente en la necesidad humanitaria», apuntó Laerke. Chris Gunness, ex portavoz de la UNRWA, declaró en el canal Al Jazeera que «sólo hay una palabra para describir esto: lavado de imagen. Es un intento cínico del Estado de Israel y sus aliados de usar la ayuda para ocultar que, en realidad, la gente está siendo sometida por hambre».

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