El Supremo de EE.UU. se niega a permitir que colegios religiosos se financien con dinero público - Colombia
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El Supremo de EE.UU. se niega a permitir que colegios religiosos se financien con dinero público

La separación entre Iglesia y estado en la educación pública sigue en pie en EE.UU. después de que el Tribunal Supremo mantuviera este jueves el bloqueo a la creación del primer colegio religioso financiado de forma directa y completa con el dinero de los … contribuyentes.
La forma en la que el alto tribunal tomó la decisión fue poco habitual: hubo empate 4-4 sobre la constitucionalidad de ese proyecto, lo que permitió que siguiera en pie la sentencia de la instancia inferior, el Tribunal Supremo de Oklahoma, que había dictaminado contra la creación del centro educativo.
El caso tiene que ver con la Escuela Virtual Católica San Isidoro de Sevilla, un centro de formación ‘online’ de Oklahoma. En 2023, la Archidiócesis de Oklahoma City y la Diócesis de Tulsa solicitaron la incorporación del centro al sistema público de escuelas ‘charter’. Se trata de un formato similar al de los colegios concertados: son autónomos, no dependen del distrito escolar en su zona, pero operan con dinero público. Deben presentar resultados a las autoridades, pero goza de flexibilidad organizativa y mayor independencia en la elaboración del currículum y en la forma de impartir clase. Y, hasta ahora, también con la última decisión del Supremo, no se les permite incluir enseñanzas religiosas.

Esto no quiere decir que no haya dinero público en los colegios religiosos: algunos estados permiten la utilización de ‘cheques escolares’ con los que las familias costean la educación en centros privados, algo que ha posibilitado el Supremo en decisiones anteriores.
Pero una sentencia favorable a la incorporación del colegio de Oklahoma al sistema de escuelas ‘charter’ hubiera transformado de forma decisiva la educación pública en EE.UU. y difuminado la frontera entre Iglesia y estado.
Esto último es un camino que la actual composición del Supremo -tres jueces elegidas por presidentes demócratas, seis jueces elegidos por presidentes republicanos, tres de ellos por Donald Trump en su anterior mandato- ha favorecido. Y es probable que hubiera dictaminado a favor de la creación del colegio San Isidoro de Sevilla de no ser por la recusación de Amy Coney Barrett, una de las magistradas del sector conservador.

Una cuestión ética

Barrett no dio explicaciones a su recusación, pero todo apunta a una cuestión ética: tiene una relación muy estrecha con la Universidad de Notre Dame, en Indiana, donde ha sido alumna y profesora durante mucho tiempo y donde trabajó en su clínica legal de libertades religiosas. Ese centro ha sido uno de los principales asesores legales de las autoridades católicas de Oklahoma en su batalla para conseguir convertirse en escuela ‘charter’.
La recusación de Barrett -que nunca ha ocultado su fe católica- será aplaudida por muchos como un ejemplo ético para los jueces del Supremo. Pero también volverá a colocar a la juez en el disparadero. Alabada en su llegada al tribunal por sus sólidas credenciales conservadoras, se ha convertido en una china en el zapato para Trump y sus incondicionales por haber dictaminado contra su Administración en algunos asuntos controvertidos, como la utilización de una ley bélica de 1798 para ejecutar deportaciones expeditas.
No se sabe quién es el otro juez conservador que se unió a las tres jueces progresistas para bloquear la incorporación a la educación pública del colegio. Fue una decisión de urgencia del Supremo, sin firmar y de una línea, en la que se establecía que el empate mantenía la sentencia del tribunal inferior. Lo que sí se sabe es que aquí no acabará el asunto: hay otros casos de colegios religiosos que buscan ser ‘charter’ y que llegarán al Supremo tarde o temprano. Y, con probabilidad, sin la recusación de Barrett.

Publicado: mayo 22, 2025, 6:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/supremo-eeuu-niega-permitir-colegios-religiosos-financien-20250522200013-nt.html

La separación entre Iglesia y estado en la educación pública sigue en pie en EE.UU. después de que el Tribunal Supremo mantuviera este jueves el bloqueo a la creación del primer colegio religioso financiado de forma directa y completa con el dinero de los contribuyentes.

La forma en la que el alto tribunal tomó la decisión fue poco habitual: hubo empate 4-4 sobre la constitucionalidad de ese proyecto, lo que permitió que siguiera en pie la sentencia de la instancia inferior, el Tribunal Supremo de Oklahoma, que había dictaminado contra la creación del centro educativo.

El caso tiene que ver con la Escuela Virtual Católica San Isidoro de Sevilla, un centro de formación ‘online’ de Oklahoma. En 2023, la Archidiócesis de Oklahoma City y la Diócesis de Tulsa solicitaron la incorporación del centro al sistema público de escuelas ‘charter’. Se trata de un formato similar al de los colegios concertados: son autónomos, no dependen del distrito escolar en su zona, pero operan con dinero público. Deben presentar resultados a las autoridades, pero goza de flexibilidad organizativa y mayor independencia en la elaboración del currículum y en la forma de impartir clase. Y, hasta ahora, también con la última decisión del Supremo, no se les permite incluir enseñanzas religiosas.

Esto no quiere decir que no haya dinero público en los colegios religiosos: algunos estados permiten la utilización de ‘cheques escolares’ con los que las familias costean la educación en centros privados, algo que ha posibilitado el Supremo en decisiones anteriores.

Pero una sentencia favorable a la incorporación del colegio de Oklahoma al sistema de escuelas ‘charter’ hubiera transformado de forma decisiva la educación pública en EE.UU. y difuminado la frontera entre Iglesia y estado.

Esto último es un camino que la actual composición del Supremo -tres jueces elegidas por presidentes demócratas, seis jueces elegidos por presidentes republicanos, tres de ellos por Donald Trump en su anterior mandato- ha favorecido. Y es probable que hubiera dictaminado a favor de la creación del colegio San Isidoro de Sevilla de no ser por la recusación de Amy Coney Barrett, una de las magistradas del sector conservador.

Una cuestión ética

Barrett no dio explicaciones a su recusación, pero todo apunta a una cuestión ética: tiene una relación muy estrecha con la Universidad de Notre Dame, en Indiana, donde ha sido alumna y profesora durante mucho tiempo y donde trabajó en su clínica legal de libertades religiosas. Ese centro ha sido uno de los principales asesores legales de las autoridades católicas de Oklahoma en su batalla para conseguir convertirse en escuela ‘charter’.

La recusación de Barrett -que nunca ha ocultado su fe católica- será aplaudida por muchos como un ejemplo ético para los jueces del Supremo. Pero también volverá a colocar a la juez en el disparadero. Alabada en su llegada al tribunal por sus sólidas credenciales conservadoras, se ha convertido en una china en el zapato para Trump y sus incondicionales por haber dictaminado contra su Administración en algunos asuntos controvertidos, como la utilización de una ley bélica de 1798 para ejecutar deportaciones expeditas.

No se sabe quién es el otro juez conservador que se unió a las tres jueces progresistas para bloquear la incorporación a la educación pública del colegio. Fue una decisión de urgencia del Supremo, sin firmar y de una línea, en la que se establecía que el empate mantenía la sentencia del tribunal inferior. Lo que sí se sabe es que aquí no acabará el asunto: hay otros casos de colegios religiosos que buscan ser ‘charter’ y que llegarán al Supremo tarde o temprano. Y, con probabilidad, sin la recusación de Barrett.

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