El retorno de la mirada alemana hacia el Este - Colombia
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El retorno de la mirada alemana hacia el Este

La brillante operación ucraniano-occidental, el pasado domingo, de bombardeo con drones artillados de aeródromos rusos situados a miles de kilómetros de Ucrania ha sido un gran fracaso de la Inteligencia rusa. Pero no tendrá significado apreciable en el desarrollo de las hostilidades en el … teatro ucraniano. Por otra parte, la fugaz ronda de conversaciones ruso-ucranianas, el lunes, en Estambul, no ha servido más que para ratificar lo alejadas que están las posiciones respecto a un potencial acuerdo de paz. Las tropas rusas mantienen la iniciativa.
La guerra en Ucrania está transformando el panorama geopolítico europeo. Evolución muy singular en Alemania, especialmente en la defensa, algo que no parece estar siendo bien percibido por el público. Es el ‘zeitenwende’ (cambio de época) materializado por un fantástico incremento de los gastos de defensa, y que supone el mayor rearme alemán desde el final de la II Guerra Mundial. Un cambio auspiciado por dos sospechas. Una es que EE.UU., y por tanto la OTAN, ya no son garantes fiables de la seguridad europea.
La otra es que, en las condiciones actuales, los europeos no podemos asumir nuestra plena autodefensa; ni tan siquiera comprometernos con la carga plena del apoyo militar a Ucrania en su conflicto con Rusia. Berlín, abrazando el ‘zeitenwende’, ha aceptado incrementar sustantivamente las capacidades de ataque de Kiev contra objetivos en profundidad en territorio ruso. Ello implica el empleo, y tal vez la producción conjunta, no solo de misiles de crucero Taurus (500 kilómetros de alcance), sino también otra banda de misiles de hasta 2.500 kilómetros. Apoyo que el flamante canciller alemán, Merz, reconoció durante la rueda de prensa tras su encuentro con Zelenski en Berlín. El patrocinio de Ucrania ha pasado a ser esencial en la política exterior y de defensa del nuevo Gobierno alemán, asumiendo los riesgos subsiguientes al incremento de la presión germana sobre Moscú.

El camino abierto, en 2022, con la creación de un fondo extraordinario de 100.000 millones de euros para la adquisición de armamentos/equipos y la mejora de infraestructuras de defensa, se ha ensanchado extremadamente por la aprobación en el Bundestag de una reforma de la Ley Fundamental, levantando las restricciones de endeudamiento superior para gastos militares. Se pretende así alcanzar, a finales de 2029, una profunda modernización de la Bundeswehr (FAS alemanas). Con ello, Berlín envía un mensaje con dos destinatarios. Uno, el Kremlin, advirtiéndole del nuevo papel alemán. El otro, la Casa Blanca, para que permanezca, al menos hasta 2030, en la OTAN.

Presencia en Lituania

Es particularmente reseñable el formidable incremento en curso de la presencia militar alemana en Lituania. Hasta ahora, allí, en el grupo de combate multinacional liderado por Alemania, en el marco de la presencia Adelantada Reforzada de la OTAN, despliegan alrededor de 800 efectivos alemanes. Pero el 22 de mayo, en Vilna, se constituyó la brigada alemana ‘Lituania’, en un acto inaugural con la presencia del presidente lituano, Gitanas Nauseda, y el canciller Merz. Este, sin ambages, afirmó el compromiso de Berlín de «convertir a la Bundeswehr en las fuerzas armadas más potentes de Europa». Lo cual no descarta la posible intención de dotarla con capacidad nuclear, ya que Alemania posee la tecnología y los medios para hacerlo. El plan es que la brigada ‘Lituania’ alcance la Capacidad Operativa Plena a finales de 2027, con alrededor de 5.000 efectivos dotados de medios de última generación.
Esta potente brigada es el primer despliegue permanente de unidades alemanas fuera de su territorio desde la II Guerra Mundial. Abre el camino a otras posibles «exportaciones» del renovado poder militar alemán en una potencial vocación pangermánica proyectada hacia el este. Desarrollo que trae a la memoria aquella Prusia referida al noroeste de Polonia, Königsberg (hoy Kaliningrado) y partes de Lituania, y que acabó expandiéndose para incluir Brandemburgo, Pomerania y Silesia; siempre con Berlín como centro de poder. En fin, Alemania, buscando garantizar su seguridad nacional en un contexto geopolítico muy incierto, cada vez recuerda más a la del periodo de entreguerras del siglo pasado.

Publicado: junio 4, 2025, 12:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/retorno-mirada-alemana-20250603202619-nt.html

La brillante operación ucraniano-occidental, el pasado domingo, de bombardeo con drones artillados de aeródromos rusos situados a miles de kilómetros de Ucrania ha sido un gran fracaso de la Inteligencia rusa. Pero no tendrá significado apreciable en el desarrollo de las hostilidades en el teatro ucraniano. Por otra parte, la fugaz ronda de conversaciones ruso-ucranianas, el lunes, en Estambul, no ha servido más que para ratificar lo alejadas que están las posiciones respecto a un potencial acuerdo de paz. Las tropas rusas mantienen la iniciativa.

La guerra en Ucrania está transformando el panorama geopolítico europeo. Evolución muy singular en Alemania, especialmente en la defensa, algo que no parece estar siendo bien percibido por el público. Es el ‘zeitenwende’ (cambio de época) materializado por un fantástico incremento de los gastos de defensa, y que supone el mayor rearme alemán desde el final de la II Guerra Mundial. Un cambio auspiciado por dos sospechas. Una es que EE.UU., y por tanto la OTAN, ya no son garantes fiables de la seguridad europea.

La otra es que, en las condiciones actuales, los europeos no podemos asumir nuestra plena autodefensa; ni tan siquiera comprometernos con la carga plena del apoyo militar a Ucrania en su conflicto con Rusia. Berlín, abrazando el ‘zeitenwende’, ha aceptado incrementar sustantivamente las capacidades de ataque de Kiev contra objetivos en profundidad en territorio ruso. Ello implica el empleo, y tal vez la producción conjunta, no solo de misiles de crucero Taurus (500 kilómetros de alcance), sino también otra banda de misiles de hasta 2.500 kilómetros. Apoyo que el flamante canciller alemán, Merz, reconoció durante la rueda de prensa tras su encuentro con Zelenski en Berlín. El patrocinio de Ucrania ha pasado a ser esencial en la política exterior y de defensa del nuevo Gobierno alemán, asumiendo los riesgos subsiguientes al incremento de la presión germana sobre Moscú.

El camino abierto, en 2022, con la creación de un fondo extraordinario de 100.000 millones de euros para la adquisición de armamentos/equipos y la mejora de infraestructuras de defensa, se ha ensanchado extremadamente por la aprobación en el Bundestag de una reforma de la Ley Fundamental, levantando las restricciones de endeudamiento superior para gastos militares. Se pretende así alcanzar, a finales de 2029, una profunda modernización de la Bundeswehr (FAS alemanas). Con ello, Berlín envía un mensaje con dos destinatarios. Uno, el Kremlin, advirtiéndole del nuevo papel alemán. El otro, la Casa Blanca, para que permanezca, al menos hasta 2030, en la OTAN.

Presencia en Lituania

Es particularmente reseñable el formidable incremento en curso de la presencia militar alemana en Lituania. Hasta ahora, allí, en el grupo de combate multinacional liderado por Alemania, en el marco de la presencia Adelantada Reforzada de la OTAN, despliegan alrededor de 800 efectivos alemanes. Pero el 22 de mayo, en Vilna, se constituyó la brigada alemana ‘Lituania’, en un acto inaugural con la presencia del presidente lituano, Gitanas Nauseda, y el canciller Merz. Este, sin ambages, afirmó el compromiso de Berlín de «convertir a la Bundeswehr en las fuerzas armadas más potentes de Europa». Lo cual no descarta la posible intención de dotarla con capacidad nuclear, ya que Alemania posee la tecnología y los medios para hacerlo. El plan es que la brigada ‘Lituania’ alcance la Capacidad Operativa Plena a finales de 2027, con alrededor de 5.000 efectivos dotados de medios de última generación.

Esta potente brigada es el primer despliegue permanente de unidades alemanas fuera de su territorio desde la II Guerra Mundial. Abre el camino a otras posibles «exportaciones» del renovado poder militar alemán en una potencial vocación pangermánica proyectada hacia el este. Desarrollo que trae a la memoria aquella Prusia referida al noroeste de Polonia, Königsberg (hoy Kaliningrado) y partes de Lituania, y que acabó expandiéndose para incluir Brandemburgo, Pomerania y Silesia; siempre con Berlín como centro de poder. En fin, Alemania, buscando garantizar su seguridad nacional en un contexto geopolítico muy incierto, cada vez recuerda más a la del periodo de entreguerras del siglo pasado.

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