Publicado: octubre 15, 2025, 6:45 am
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/reino-unido-admite-perdido-control-fronteras-avalancha-20251015131527-nt.html
En una confesión que ha resonado como una rareza en la política británica, la ministra del Interior, Shabana Mahmood, ha admitido que el Reino Unido «ha perdido el control de sus fronteras». Además, ha advertido que el fracaso en gestionar los flujos migratorios … está debilitando la confianza ciudadana en el Estado. «El público espera, con razón, que su Gobierno pueda determinar quién entra en su país y quién debe abandonarlo. Hoy, en este país, y sé que en muchos de los vuestros también, eso no es así». Mahmood habló así a los presentes durante un encuentro internacional sobre migración que se celebra este miércoles en Lancaster House, Londres.
La reunión, organizada por el Ministerio del Interior, congrega a representantes de los países de los Balcanes occidentales, entre ellos Albania, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Macedonia del Norte, Serbia y Kosovo, junto a delegaciones de Francia, Alemania, Italia, Austria, Polonia y la Comisión Europea. El objetivo: reforzar la cooperación contra las redes de tráfico de personas que utilizan la región balcánica como corredor hacia Europa occidental y, en algunos casos, hacia el Reino Unido.
Mahmood, una de las figuras ascendentes del gabinete del primer ministro Keir Starmer, ha descrito la crisis migratoria como un desafío estructural que «trasciende fronteras y gobiernos» y que requiere «una respuesta internacional fuerte y coordinada». Para la ministra, «el fracaso a la hora de imponer orden en nuestras fronteras está erosionando la confianza no solo en nosotros como líderes políticos, sino en la propia credibilidad del Estado», y en su opinión, el descontrol migratorio no es únicamente un problema de seguridad o de gestión, sino un asunto que pone en juego la legitimidad de las instituciones democráticas.
Los datos de su propio Ministerio reforzarían este diagnóstico. En 2024, más de 22.000 personas fueron introducidas en Europa a través de los Balcanes por redes criminales, que también utilizan la misma ruta para el contrabando de drogas. Y pese a los esfuerzos declarados por Downing Street, incluido el compromiso del primer ministro de «romper las bandas» que organizan los cruces ilegales del Canal de la Mancha, los registros muestran que los primeros nueve meses de 2025 han sido los peores de la historia en cuanto a llegadas por mar.
Durante el encuentro, está previsto que el director general de la Agencia Nacional contra el Crimen (National Crime Agency), Graeme Biggar, anuncie que el Reino Unido trabajará con sus homólogos europeos para desmantelar la estructura financiera y logística de las mafias, y sobre la mesa está también la posibilidad de ampliar los acuerdos de intercambio de información policial y los mecanismos conjuntos de repatriación. En paralelo, hay una sesión dedicada a la lucha contra la violencia de género y la explotación sexual vinculada al tráfico de personas.
La ministra también ha aprovechado para criticar a sus adversarios políticos, especialmente a Nigel Farage y su partido Reform UK, cuya retórica antiinmigración ha encontrado eco en un sector del electorado descontento. «La migración ilegal es una amenaza compartida que exige una respuesta conjunta», por lo que «a quienes creen que la solución pasa por replegarse o rechazar la cooperación internacional, les digo que, si trabajamos juntos, haremos más fuertes todas nuestras fronteras y todos nuestros países».
La referencia a Reform UK no es casual. El ascenso de la formación de Farage en los sondeos, con propuestas que abogan por la salida del Reino Unido del Convenio Europeo de Derechos Humanos y la deportación inmediata de migrantes una vez que pisen suelo británico, ha puesto presión sobre el Gobierno laborista. Según el responsable conservador de Interior, Chris Philp, las palabras de Mahmood son «hipócritas», y sostuvo que «este año ha sido el peor en la historia para las entradas ilegales» y que «el Gobierno está alojando a más inmigrantes irregulares en hoteles que en el momento de las elecciones».
El giro retórico de Mahmood marca un punto de inflexión en el relato del Ejecutivo laborista, que hasta ahora había evitado reconocer abiertamente la pérdida de control fronterizo. Al admitirlo, la ministra intenta proyectar una mezcla de realismo y autoridad, consciente de que la percepción de ineficacia puede ser más corrosiva para la confianza pública que el propio fenómeno migratorio. Su declaración de que «la falta de orden en nuestras fronteras está erosionando la confianza en la credibilidad del Estado» introduce además una advertencia de alcance mayor: la de que la crisis migratoria, en el Reino Unido y en Europa, está empezando a socavar los cimientos de la legitimidad democrática.
Los analistas y medios británicos no tardaron en reaccionar. Según la BBC, la ministra busca «reconstruir la narrativa de control» que el laborismo perdió durante la última década, mientras ‘The Guardian’ ha interpretado sus palabras como «un reconocimiento político de que la cooperación internacional, no el aislamiento, es la única vía eficaz para restaurar la soberanía fronteriza». Pero el dilema de cómo recuperar el control de las fronteras sin renunciar a los compromisos internacionales que garantizan los derechos humanos y la cooperación europea sigue abierto.