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El primer robot amo de casa parece un muñeco y no sabe hacer nada solo

Neo tiene un rostro negro en el que no hay espacio para nada, ni los ojos, la boca, las cejas o la nariz. Mide 1,68 metros y pesa apenas 30 kilogramos, pero eso no impide que pueda levantar unos 70. Su cuerpo metálico está … cubierto por un traje de punto de un color beige claro que, a primera vista, le da la apariencia de un muñeco humano gigante. La verdad es que, para ser un robot, tiene pinta de ser bastante apañado y dicharachero; igual te dice los ingredientes que puede utilizar para cocinar un plato que te pasa el aspirador por el salón o te ordena los estantes. Camina bien, con paso firme. Si se lo propone hasta puede llegar a bailar; o al menos eso es lo que promete en su vídeo de presentación 1X, la empresa noruega, pero afincada en Silicon Valley, que está decidida a convertirlo en la primera máquina con forma humana en entrar en los hogares. Lo hará en 2026. ¿El precio? 20.000 dólares (17.300 euros aproximadamente), que también pueden ser 500 si se opta por el plan de alquiler mensual.
«El vídeo es alucinante. Parece un robot que te lo va a solucionar todo, pero en el fondo lo que hay ahí es más marketing que otra cosa. Estamos hablando de tecnología que todavía está en fase de investigación, no está lista para llegar a las casas», explica en conversación con ABC Alberto Sanfeliu, catedrático en la Universidad Politécnica de Cataluña y director del grupo de Robótica Móvil del Instituto de Robótica e Informática industrial (IRII), perteneciente al CSIC. Y la verdad es que razón no le falta, porque la máquina ni es tan autónoma como parece ni va a saber plancharle las camisas desde el primer día. Lo más probable es que se las queme o que tarde más de media hora en conseguirlo.

Según la propia empresa, en el momento en el que Neo entra en una casa, está preparado para realizar apenas tres funciones sin intervención humana: «Abrir puertas a los invitados, buscar objetos y apagar las luces por la noche», según explica 1X. Para todo lo demás habrá que esperar a futuras actualizaciones de software. Eso o solicitar la ayuda de un trabajador de la firma, que a través de un casco de realidad virtual y un mando tipo PlayStation es capaz de tomar el control del robot para que realice todas aquellas tareas que desconoce. Con tiempo, y entrenamiento, la máquina debería acabar dominándolas hasta el punto de terminar siendo capaz de hacerlas sola. O eso es lo que se promete. De lo que no hay duda es de que, al menos al principio, Neo le dará más trabajo a sus dueños del que les va a quitar, porque su funcionamiento recuerda más al de un muñeco o una marioneta que al de un dispositivo inteligente.

1X no es la única tecnológica que tiene intención de meter robots humanoides en el mundo real. En la carrera también están, entre otras, la estadounidense Figure AI o Tesla, de Elon Musk, que lleva cerca de un lustro trabajando en el desarrollo de su modelo Optimus. Algunos han encontrado trabajo en hospitales, fábricas o residencias de ancianos, pero siempre para cumplir funciones muy concretas en entornos muy definidos.

Publicado: noviembre 1, 2025, 11:00 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/tecnologia/primer-robot-amo-casa-parece-muneco-sabe-20251102165651-nt.html

Neo tiene un rostro negro en el que no hay espacio para nada, ni los ojos, la boca, las cejas o la nariz. Mide 1,68 metros y pesa apenas 30 kilogramos, pero eso no impide que pueda levantar unos 70. Su cuerpo metálico está cubierto por un traje de punto de un color beige claro que, a primera vista, le da la apariencia de un muñeco humano gigante. La verdad es que, para ser un robot, tiene pinta de ser bastante apañado y dicharachero; igual te dice los ingredientes que puede utilizar para cocinar un plato que te pasa el aspirador por el salón o te ordena los estantes. Camina bien, con paso firme. Si se lo propone hasta puede llegar a bailar; o al menos eso es lo que promete en su vídeo de presentación 1X, la empresa noruega, pero afincada en Silicon Valley, que está decidida a convertirlo en la primera máquina con forma humana en entrar en los hogares. Lo hará en 2026. ¿El precio? 20.000 dólares (17.300 euros aproximadamente), que también pueden ser 500 si se opta por el plan de alquiler mensual.

«El vídeo es alucinante. Parece un robot que te lo va a solucionar todo, pero en el fondo lo que hay ahí es más marketing que otra cosa. Estamos hablando de tecnología que todavía está en fase de investigación, no está lista para llegar a las casas», explica en conversación con ABC Alberto Sanfeliu, catedrático en la Universidad Politécnica de Cataluña y director del grupo de Robótica Móvil del Instituto de Robótica e Informática industrial (IRII), perteneciente al CSIC. Y la verdad es que razón no le falta, porque la máquina ni es tan autónoma como parece ni va a saber plancharle las camisas desde el primer día. Lo más probable es que se las queme o que tarde más de media hora en conseguirlo.

Según la propia empresa, en el momento en el que Neo entra en una casa, está preparado para realizar apenas tres funciones sin intervención humana: «Abrir puertas a los invitados, buscar objetos y apagar las luces por la noche», según explica 1X. Para todo lo demás habrá que esperar a futuras actualizaciones de software. Eso o solicitar la ayuda de un trabajador de la firma, que a través de un casco de realidad virtual y un mando tipo PlayStation es capaz de tomar el control del robot para que realice todas aquellas tareas que desconoce. Con tiempo, y entrenamiento, la máquina debería acabar dominándolas hasta el punto de terminar siendo capaz de hacerlas sola. O eso es lo que se promete. De lo que no hay duda es de que, al menos al principio, Neo le dará más trabajo a sus dueños del que les va a quitar, porque su funcionamiento recuerda más al de un muñeco o una marioneta que al de un dispositivo inteligente.

1X no es la única tecnológica que tiene intención de meter robots humanoides en el mundo real. En la carrera también están, entre otras, la estadounidense Figure AI o Tesla, de Elon Musk, que lleva cerca de un lustro trabajando en el desarrollo de su modelo Optimus. Algunos han encontrado trabajo en hospitales, fábricas o residencias de ancianos, pero siempre para cumplir funciones muy concretas en entornos muy definidos.

«Los robots pueden operar bien a niveles muy controlados, como en las fábricas, para realizar ensamblaje a unas velocidades altísimas. Si coges uno con ruedas y brazos, ya puedes utilizarlo para hacer cosas como limpiar el suelo, y funcionan bastante bien. También los hay que son capaces de llevar objetos, pero por el momento no son la mayoría», dice Sanfeliu.

En la misma línea se mueve Javier Reiner, profesor de Robótica en la Universidad Internacional de la Rioja. El experto apunta que para que los robots humanoides sean realmente seguros en hogares (especialmente con niños o mascotas) «harán falta progresos en varias áreas que tienen que ver con la estabilidad, la capacidad de agarre y con cualquier otra acción que garantice siempre la seguridad en el entorno». Y esto es muy complicado, porque las casas «son entornos altamente no estructurados: cada uno tiene muebles, iluminación y rutinas distintas». Por ello, considera que «Neo será más un servicio experimental que un asistente doméstico listo para todos los públicos».

Efectivamente, para que un humanoide sea realmente útil como ayudante doméstico, todavía hay muchas barreras que se deben superar. Feliu destaca que los bípedos actuales son capaces de caminar bien en superficies completamente lisas; sin embargo, en el momento en el que se encuentran con elevaciones o agujeros es fácil que dejen de caminar o que pierdan el equilibrio. «También hay un problema de baterías, la mayoría solo pueden operar media hora o menos. Y luego está el tema de la robustez. Si se pegan un golpe es fácil que se rompan. Y no son flexibles, si caen encima de alguien pueden hacerle mucho daño», zanja.

Confundir a la sociedad

Víctor Martín, director ejecutivo de la empresa de robótica española Macco Robotics, señala que no cree que, por el momento, los humanos estén preparados para tener humanoides inteligentes en sus casas. «La sociedad no está preparada. Estamos hablando de tecnología muy diferente a lo que conocemos, y me da miedo que las personas comiencen a interactuar con ellos como si fuesen humanos, igual que le está pasando a mucha gente con ChatGPT», destaca el ejecutivo, que tiene a su propio humanoide, de nombre Kime, sirviendo bebidas detrás de la barra de un puñado de establecimientos repartidos por el mundo.

En opinión de Martín, para que esta clase de tecnología comience a ser operativa de forma autónoma en hogares todavía habrá que esperar unos cinco años aproximadamente. Lo mismo apunta Rainer: «Habrán avances significativos hacia 2028-2030, cuando la combinación de un hardware maduro y la IA contextual permitan una verdadera autonomía doméstica».

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