Publicado: septiembre 30, 2025, 12:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/plan-trump-gaza-carta-blanca-netanyahu-20250930181636-nt.html
Cuando llegó a la Casa Blanca para su segundo mandato, Donald Trump prometió que acabaría en 24 horas con los conflictos de Ucrania y Gaza. No sólo no ha ocurrido, sino que ambas guerras se han intensificado desde que el republicano ocupa la Presidencia … de EE.UU. Crecientemente frustrado, su última baza para resolver el conflicto entre Israel y Hamás es el plan de 20 puntos que ha lanzado junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, este lunes.
La puesta en escena ante la prensa lanzó un primer mensaje. Han sido Estados Unidos e Israel los que han perfilado la iniciativa, redactada por Jared Kushner (yerno de Trump y cerebro de los Acuerdos de Abraham) y Steve Witkoff, el enviado especial del presidente para Oriente Próximo. Ha sido un plan a espaldas de los palestinos, cuya voz no se ha escuchado. Trump no ha contado con la participación de políticos independientes ni representantes de la sociedad civil palestina en su diseño, pese a que su futuro como grupo con entidad política y social es el que está en juego.
En el análisis de los mensajes de Trump, también choca el gran papel que le atribuye a Hamás para que salga adelante, cuando es el grupo terrorista que Netanyahu ha prometido eliminar con el apoyo del republicano. Trump parte de la premisa de que Hamás, diezmado militarmente y despojado de liderazgo político tras casi dos años de ofensiva israelí, no tendrá otra opción más que aceptar los postulados que se le han presentado, punto por punto. Esto deja todo el peso, toda la responsabilidad de lograr un alto el fuego y, en última instancia, la paz, a los islamistas, ya que Trump dejó claro ante Netanyahu que, si rechazan la propuesta, Israel tendrá carta blanca para hacer lo que quiera.
En este sentido, el plan no es una iniciativa de paz, sino más bien un ultimátum. No se ha dejado espacio para más negociaciones, según la propia Casa Blanca. Es un ‘lo tomas o lo dejas’. Si Hamás no acepta, ha dicho el presidente, «el final será muy triste». Hay una sensación de que es la última oportunidad para la paz, aunque sea una sensación prefabricada.
Porque el plan en sí parece hecho para fracasar. Deja muchos cabos sueltos y, si se acaba adoptando, la sociedad palestina que quiere la paz y no quiere a Hamás podrá decidir muy poco. Muchos de los 20 puntos tendrán que definirse en una mesa de negociación a la que no se sabe muy bien quiénes están llamados en el lado palestino. Sin ir más lejos, el propio proceso de desarme y desmilitarización de Hamás, que se incluye en el plan, va a ser complejo de supervisar y aplicar en las actuales circunstancias. En los últimos meses, Israel ha reconocido que ha armado y apoyado a otras milicias palestinas en Gaza para minar a Hamás y exacerbar el conflicto. De ellas nada se dice en el documento.
El futuro camino hacia la constitución de un Estado palestino, tal y como se menciona, ya está condicionado sobre el papel a que la Autoridad Palestina implemente «reformas significativas». Con un organismo en descomposición, esto puede tardar años. Por el contrario, no se le exige nada a Israel para permitir la viabilidad de este Estado palestino, como podría ser detener la construcción de asentamientos en Cisjordania.
En definitiva, este plan es otro ejemplo más de iniciativas llamadas «de paz» que sólo están destinadas a legitimar a Israel y seguir ignorando el futuro de los palestinos.