Publicado: julio 13, 2025, 10:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/pentagono-presiona-aliados-saber-guerra-taiwan-20250714154340-nt.html
Que el gobierno de Trump priorice en su agenda su enfrentamiento con China en todos los frentes no es ninguna novedad. Ya en abril, ‘The Washington Post’ tuvo acceso a un memorándum secreto del Pentágono —de uso interno— firmado por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, en el que se ordenaba dar máxima prioridad al escenario del Indo-Pacífico. Con China en la mira, el documento subrayaba la urgencia de disuadir a Pekín de tomar Taiwán, para lo cual planteaba una reorientación de toda la arquitectura militar estadounidense.
Ahora, el ‘Financial Times’ ha revelado que el Pentágono ha solicitado a sus aliados-concretamente Japón y Australia- que aclaren qué harían en caso de que Estados Unidos y China se vieran envueltos en un conflicto militar por la isla. Esta presión va más allá del clásico reclamo de aumentar el gasto en defensa, busca compromisos concretos para una posible guerra.
«Una ofensiva de Pekín sobre Taiwán implicaría un despliegue muy superior al del desembarco de Normandía»
Salvador Sánchez Tapia
Profesor de Análisis de Conflictos de la Universidad de Navarra, diplomado de Estado Mayor del Ejército de Tierra de España
Según el FT, se trata de «una iniciativa destinada a fortalecer la disuasión y preparar a los aliados para una posible guerra por Taiwán». Este esfuerzo diplomático coincide con las maniobras militares y ejercicios de defensa civil que Taiwán ha desarrollado esta semana, simulando una ‘guerra total’ con China.
El coste de un conflicto por Taiwán
El interés por defender Taiwán ha sido analizado a fondo por varios centros de pensamiento estratégico, que han recurrido a simulaciones y juegos de guerra para prever las consecuencias. Salvador Sánchez Tapia, profesor de Análisis de Conflictos y Seguridad Internacional en la Universidad de Navarra y general de brigada del Ejército de Tierra español, explica a ABC que una ofensiva de Pekín sobre Taiwán implicaría un despliegue «muy superior al del desembarco de Normandía».
Por su parte, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) ha advertido que, según sus simulaciones, «Estados Unidos podría obtener una victoria pírrica, sufriendo más, a largo plazo, que los chinos derrotados«. Un analista sénior del think tank RAND lo expresó de forma aún más cruda: «En nuestros juegos, cuando luchamos contra Rusia y China, Estados Unidos siempre recibe una paliza».
Las consecuencias económicas serían igual de devastadoras. Ya en 2022, Oriol Farrés, coordinador del Anuario Internacional CIDOB, indicaba en ABC que «un conflicto en el estrecho de Taiwán sería equiparable a un infarto en el corazón de la economía mundial».
Entretanto China no se ha quedado quieta, en 2024, publicó un vídeo creado por el Ejército Popular de Liberación de China en el que simula una invasión total sobre la isla taiwanesa. «Armas sagradas para acabar con la independencia», son las palabras en rojo con las que termina el vídeo.
«Lograr la paz mediante la fuerza»
La persona que ha estado liderando esta estrategia en nombre del gobierno de Trump es Elbridge Colby, actual subsecretario de Defensa. Según confirmaron al FT cinco fuentes cercanas a las negociaciones, Colby ha encabezado las conversaciones con funcionarios de defensa de otros países para conocer sus posiciones ante un posible conflicto en Taiwán. Es el mismo funcionario que ha sido señalado en informes recientes como uno de los responsables de frenar el envío de armas a Ucrania.
Colby defiende esta línea en redes sociales, donde ha afirmado que el objetivo es «restaurar la disuasión y lograr la paz mediante la fuerza». Según una fuente citada por el FT, «se están llevando a cabo planes operativos concretos y ejercicios con aplicación directa a una contingencia en Taiwán con Japón y Australia». Sin embargo, «esta solicitud sorprendió tanto a Tokio como a Canberra, porque Estados Unidos no ofrece garantías de un cheque en blanco a Taiwán».
Donald Trump, por su parte, nunca ha dado una respuesta firme sobre qué haría Estados Unidos si China atacara la isla. Su estrategia ha sido mantener una ambigüedad calculada.
En este contexto, Washington podría ejercer presión a través del AUKUS —la alianza de seguridad entre Australia, el Reino Unido y EE. UU.— mediante un acuerdo con Canberra por el cual recibiría submarinos de propulsión nuclear y acceso a tecnología avanzada de defensa. Al mismo tiempo, Trump ha impuesto esta semana un arancel del 25 % a productos importados desde Japón, lo que ha generado tensiones adicionales.
La respuesta de los países presionados
Tokio ha reaccionado con cautela. El Ministerio de Defensa japonés declaró que es «difícil responder a la hipotética pregunta de una ‘emergencia en Taiwán‘» y subrayó que cualquier actuación se valorará «caso por caso, conforme a la Constitución japonesa, el derecho internacional y las leyes nacionales».
Desde Australia, el ministro de Defensa, Pat Conroy, rechazó en una entrevista con la cadena ABC News comprometerse anticipadamente al envío de tropas, afirmando que ellos no se involucran en hipótesis.
Un movimiento en curso
Según el medio francés ‘Le Grand Continent’, Estados Unidos ya tiene una fuerte presencia militar en Asia: unos 28.500 soldados en Corea del Sur, 55.000 en Japón, 9.700 en Guam, 2.500 en rotación en Australia, 3.000 en Filipinas, y cerca de 500 instructores militares en Taiwán, además de fuerzas desplegadas en otras islas estratégicas de la región.
Sin embargo, lo que está en juego ahora va más allá de la presencia militar. Las conversaciones reveladas por el ‘Financial Times’ suponen un paso más hacia la formación de un frente militar sólido ante una posible ofensiva china sobre Taiwán. Mientras tanto, China acelera su modernización militar, refuerza su retórica nacionalista y mantiene su postura: Taiwán es parte irrenunciable de su territorio y una prioridad geoestratégica para Xi Jinping.