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El objetivo de Rusia sigue siendo desestabilizar Europa

El objetivo de Rusia en esta guerra librada contra Ucrania desde 2021, no es solo llegar a controlar parte de las regiones que Moscú se dice propietaria, también desestabilizar a Europa en su totalidad. Así lo concluye un informe publicado por el Instituto … Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), un organismo con sede en Washington que monitoriza el conflicto en Ucrania y realiza análisis e investigaciones sobre asuntos internacionales.
Esta investigación, publicada ayer, asegura que Rusia mantiene su hostilidad frente a Europa con los recientes ataques a infraestructuras críticas, sobre todo en la zona norte. «La Armada rusa ha estado realmente activa en los últimos meses en el Alto Norte», se lee en dicho informe.
Los ataques a infraestructuras críticas, como los sistemas de transporte, las redes financieras y las bases militares, son el núcleo de este esfuerzo bélico ruso. Varios son los ejemplos: corte de cables submarinos de redes eléctricas entre Finlandia y Estonia; o el más sonado de todos: la ruptura de los gasoductos de gas natural Nord Stream 1 y Nord Stream 2 en 2022.

Ataques difíciles de prever

Y es que Rusia está llevando a cabo una creciente y violenta campaña de sabotajes y subversión contra objetivos europeos y también estadounidenses en Europa liderada por la Inteligencia militar rusa (la rama más agresiva de las Fuerzas Armadas rusas, el GRU). «Si bien Rusia hasta ahora no ha logrado su objetivo principal, las capitales europeas han tenido dificultades para responder a las operaciones de sabotaje rusas y les ha resultado difícil acordar una respuesta unificada, coordinar acciones, desarrollar medidas de disuasión efectivas e imponer costos suficientes al Kremlin», señala el informe.
Estos ataques híbridos también son conocidos como ‘ataques de zona gris’, precisamente porque son acciones hostiles diseñadas para eludir la culpabilidad y que, por lo general, no infligen el daño suficiente como para desencadenar una respuesta contundente.
El informe sugiere que el ritmo de los ataques híbridos rusos está disminuyendo tras alcanzar su punto máximo el año pasado. Sin embargo, sus resultados –vuelos cancelados, paquetes explosivos y cortes de electricidad y tráfico de internet– ponen de manifiesto lo disruptivos e incluso peligrosos que pueden ser.

Vigilancia para disuadir las amenazas

El número de ataques rusos casi se triplicó entre 2023 y 2024, aunque durante los primeros meses de 2025, apunta el IISS, ha habido un parón. Algo tiene que ver que a mediados de enero, la OTAN pusiera en marcha la ‘Baltic Sentry’, una misión diseñada para aumentar la presencia de vigilancia para disuadir las amenazas a la infraestructuras submarinas críticas.
«Algunos estados miembros de la OTAN han evaluado la guerra no convencional de Rusia como parte de sus preparativos a largo plazo para una posible confrontación militar con la OTAN», concluye el informe.
Aproximadamente el 27% de los ataques rusos fueron contra objetivos de transporte (como trenes, vehículos y aviones), otro 27% contra objetivos gubernamentales (como bases militares y funcionarios), el 21% contra objetivos de infraestructura crítica (como oleoductos, cables submarinos de fibra óptica y la red eléctrica) y el 21% contra la industria (como empresas de defensa).
Muchos de estos objetivos tenían vínculos con la ayuda occidental a Ucrania, como empresas que producían o enviaban armas y otros materiales a Ucrania.

Publicado: agosto 20, 2025, 2:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/objetivo-rusia-sigue-desestabilizar-europa-20250819201007-nt.html

El objetivo de Rusia en esta guerra librada contra Ucrania desde 2021, no es solo llegar a controlar parte de las regiones que Moscú se dice propietaria, también desestabilizar a Europa en su totalidad. Así lo concluye un informe publicado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), un organismo con sede en Washington que monitoriza el conflicto en Ucrania y realiza análisis e investigaciones sobre asuntos internacionales.

Esta investigación, publicada ayer, asegura que Rusia mantiene su hostilidad frente a Europa con los recientes ataques a infraestructuras críticas, sobre todo en la zona norte. «La Armada rusa ha estado realmente activa en los últimos meses en el Alto Norte», se lee en dicho informe.

Los ataques a infraestructuras críticas, como los sistemas de transporte, las redes financieras y las bases militares, son el núcleo de este esfuerzo bélico ruso. Varios son los ejemplos: corte de cables submarinos de redes eléctricas entre Finlandia y Estonia; o el más sonado de todos: la ruptura de los gasoductos de gas natural Nord Stream 1 y Nord Stream 2 en 2022.

Ataques difíciles de prever

Y es que Rusia está llevando a cabo una creciente y violenta campaña de sabotajes y subversión contra objetivos europeos y también estadounidenses en Europa liderada por la Inteligencia militar rusa (la rama más agresiva de las Fuerzas Armadas rusas, el GRU). «Si bien Rusia hasta ahora no ha logrado su objetivo principal, las capitales europeas han tenido dificultades para responder a las operaciones de sabotaje rusas y les ha resultado difícil acordar una respuesta unificada, coordinar acciones, desarrollar medidas de disuasión efectivas e imponer costos suficientes al Kremlin», señala el informe.

Estos ataques híbridos también son conocidos como ‘ataques de zona gris’, precisamente porque son acciones hostiles diseñadas para eludir la culpabilidad y que, por lo general, no infligen el daño suficiente como para desencadenar una respuesta contundente.

El informe sugiere que el ritmo de los ataques híbridos rusos está disminuyendo tras alcanzar su punto máximo el año pasado. Sin embargo, sus resultados –vuelos cancelados, paquetes explosivos y cortes de electricidad y tráfico de internet– ponen de manifiesto lo disruptivos e incluso peligrosos que pueden ser.

Vigilancia para disuadir las amenazas

El número de ataques rusos casi se triplicó entre 2023 y 2024, aunque durante los primeros meses de 2025, apunta el IISS, ha habido un parón. Algo tiene que ver que a mediados de enero, la OTAN pusiera en marcha la ‘Baltic Sentry’, una misión diseñada para aumentar la presencia de vigilancia para disuadir las amenazas a la infraestructuras submarinas críticas.

«Algunos estados miembros de la OTAN han evaluado la guerra no convencional de Rusia como parte de sus preparativos a largo plazo para una posible confrontación militar con la OTAN», concluye el informe.

Aproximadamente el 27% de los ataques rusos fueron contra objetivos de transporte (como trenes, vehículos y aviones), otro 27% contra objetivos gubernamentales (como bases militares y funcionarios), el 21% contra objetivos de infraestructura crítica (como oleoductos, cables submarinos de fibra óptica y la red eléctrica) y el 21% contra la industria (como empresas de defensa).

Muchos de estos objetivos tenían vínculos con la ayuda occidental a Ucrania, como empresas que producían o enviaban armas y otros materiales a Ucrania.

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