El M23 siembra el pánico en el Congo con varias matanzas - Colombia
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El M23 siembra el pánico en el Congo con varias matanzas

El territorio de Rutshuru, en la provincia de Kivu Norte (República Democrática del Congo), sufre una ola de violencia extrema desde el pasado mes de julio. Ese mes, la ONU registró una fuerte escalada de la violencia por parte del grupo rebelde M23 (apoyado por … Ruanda y que lucha contra el Ejército congoleño) con 319 muertos.
Sobre las causas de estas matanzas, el médico de urgencias del Hospital Panzi (en Bukavu, este del país), Freddy Zibuhe, comenta a ABC que «lo que sabemos es que un gran número de habitantes fueron desalojados de sus tierras ancestrales, después de que estas fueran asignadas a poblaciones refugiadas procedentes de Ruanda. El regreso de estos refugiados, facilitado por el M23, se llevó a cabo principalmente en Rutshuru. Pero este proceso ha provocado la ocupación de las tierras de la población local, alimentando así un conflicto territorial que sigue siendo el núcleo de las tensiones actuales».
El personal de Médicos Sin Fronteras (MSF) ha recabado numerosos testimonios de asesinatos en masa de civiles en la zona, entre ellos mujeres y niños. La población civil representa la inmensa mayoría de las víctimas de violencia intencionada y violencia con armas de fuego ingresadas en el hospital de Rutshuru, apoyado por MSF.

La localidad de Binza también ha sido azotada por una ola de violencia extrema desde julio. Varios pacientes han relatado masacres: entre las víctimas hay mujeres y niños. Todos afirman que los autores fueron hombres armados y algunos citan al grupo armado M23. Aunque las masacres a gran escala parecen haber remitido, los civiles siguen sufriendo a diario la violencia de los grupos armados.
Algunos de los heridos han dado su testimonio a través de MSF. Espérance, por ejemplo, estaba trabajando en el campo cuando llegaron los hombres armados uniformados. «Dondequiera que encontraban hombres, los mataban y decapitaban sistemáticamente con machetes. Vimos cómo mataban a ocho hombres», declaró.
Las mujeres y los niños fueron reunidos y llevados a un río cercano. Cuando se oyeron los disparos, los cuerpos sin vida comenzaron a caer al agua. Espérance se lanzó al río con su bebé atado a la espalda, tratando de salvar sus vidas. Cuando llegó a la otra orilla, se dio cuenta de que su bebé había recibido un disparo en la cabeza. «Desaté mi chal y dejé que su cuerpo se deslizara al río», recuerda.
Una vez que cesaron los disparos, Espérance regresó al lugar de la masacre y encontró a sus otros dos hijos asesinados. Sus gritos de angustia llamaron la atención de un hombre armado que se encontraba cerca y la violó y abandonó.

MSF atienden en quirófano a un herido en el Hospital de Rutshuru, en la primera foto. En la segunda imagen, un joven herido, por un disparo de hombres armados mientras trabajaba en los campos de Kibirizi en agosto, se recupera en el hospital. En la tercera foto, el Dr. Karry Felix (MSF) repasa la lista de operaciones del día
SAM BRADPIECE / MSF

El padre y los tres hermanos de Marie, por ejemplo, fueron asesinados en agosto cuando estaban trabajando en los campos de Binza según relata. «Tenemos miedo. Aquí no hay paz. Te pueden matar por nada», se lamenta.
Judith recibió un disparo en la pierna mientras cosechaba maíz en julio. «Éramos muchos. Otros murieron allí y no hay nadie que los entierre. No puedo volver al campo por miedo a que me maten. Matan a las personas que se atreven a ir a buscar comida», asegura.
Justine supo que su marido había sido asesinado mientras buscaba plátanos. Había dado a luz recientemente cuando le comunicaron la noticia. «Ahora tengo que cuidar sola de mis hijos. Hay una amenaza constante de muerte y violación. El hambre matará a la gente porque no está trabajando la tierra».

Informes sobre las matanzas

​Desde julio, varias organizaciones y medios de comunicación han publicado informes sobre las matanzas masivas en el territorio de Rutshuru, en la provincia congoleña de Kivu Norte.
Otros testigos han relatado masacres y ejecuciones sumarias de civiles en los campos al este del Parque Nacional de Virunga en julio pasado. Los testigos han descrito el hallazgo de cadáveres de víctimas de disparos encontrados cerca de la aldea de Kiseguru. Todos los supervivientes declaran que los autores de las matanzas masivas fueron hombres armados, mientras que algunos citan al M23.
Aunque las masacres a gran escala parecen haber remitido, los civiles siguen sufriendo la violencia de los grupos armados, con denuncias diarias de abusos cometidos también por otros grupos: CMC, Wazalendo o Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR).
«Seguimos recibiendo muchos heridos de bala cada día», explica Karry Félix, cirujano de MSF que trabaja en el hospital de Rutshuru. «A veces se trata de personas que han quedado atrapadas en el fuego cruzado durante los enfrentamientos. Otras veces son combatientes», agrega.

Publicado: septiembre 26, 2025, 12:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/m23-siembra-panico-congo-varias-matanzas-20250925055216-nt.html

El territorio de Rutshuru, en la provincia de Kivu Norte (República Democrática del Congo), sufre una ola de violencia extrema desde el pasado mes de julio. Ese mes, la ONU registró una fuerte escalada de la violencia por parte del grupo rebelde M23 (apoyado por Ruanda y que lucha contra el Ejército congoleño) con 319 muertos.

Sobre las causas de estas matanzas, el médico de urgencias del Hospital Panzi (en Bukavu, este del país), Freddy Zibuhe, comenta a ABC que «lo que sabemos es que un gran número de habitantes fueron desalojados de sus tierras ancestrales, después de que estas fueran asignadas a poblaciones refugiadas procedentes de Ruanda. El regreso de estos refugiados, facilitado por el M23, se llevó a cabo principalmente en Rutshuru. Pero este proceso ha provocado la ocupación de las tierras de la población local, alimentando así un conflicto territorial que sigue siendo el núcleo de las tensiones actuales».

El personal de Médicos Sin Fronteras (MSF) ha recabado numerosos testimonios de asesinatos en masa de civiles en la zona, entre ellos mujeres y niños. La población civil representa la inmensa mayoría de las víctimas de violencia intencionada y violencia con armas de fuego ingresadas en el hospital de Rutshuru, apoyado por MSF.

La localidad de Binza también ha sido azotada por una ola de violencia extrema desde julio. Varios pacientes han relatado masacres: entre las víctimas hay mujeres y niños. Todos afirman que los autores fueron hombres armados y algunos citan al grupo armado M23. Aunque las masacres a gran escala parecen haber remitido, los civiles siguen sufriendo a diario la violencia de los grupos armados.

Algunos de los heridos han dado su testimonio a través de MSF. Espérance, por ejemplo, estaba trabajando en el campo cuando llegaron los hombres armados uniformados. «Dondequiera que encontraban hombres, los mataban y decapitaban sistemáticamente con machetes. Vimos cómo mataban a ocho hombres», declaró.

Las mujeres y los niños fueron reunidos y llevados a un río cercano. Cuando se oyeron los disparos, los cuerpos sin vida comenzaron a caer al agua. Espérance se lanzó al río con su bebé atado a la espalda, tratando de salvar sus vidas. Cuando llegó a la otra orilla, se dio cuenta de que su bebé había recibido un disparo en la cabeza. «Desaté mi chal y dejé que su cuerpo se deslizara al río», recuerda.

Una vez que cesaron los disparos, Espérance regresó al lugar de la masacre y encontró a sus otros dos hijos asesinados. Sus gritos de angustia llamaron la atención de un hombre armado que se encontraba cerca y la violó y abandonó.

MSF atienden en quirófano a un herido en el Hospital de Rutshuru, en la primera foto. En la segunda imagen, un joven herido, por un disparo de hombres armados mientras trabajaba en los campos de Kibirizi en agosto, se recupera en el hospital. En la tercera foto, el Dr. Karry Felix (MSF) repasa la lista de operaciones del día
SAM BRADPIECE / MSF

El padre y los tres hermanos de Marie, por ejemplo, fueron asesinados en agosto cuando estaban trabajando en los campos de Binza según relata. «Tenemos miedo. Aquí no hay paz. Te pueden matar por nada», se lamenta.

Judith recibió un disparo en la pierna mientras cosechaba maíz en julio. «Éramos muchos. Otros murieron allí y no hay nadie que los entierre. No puedo volver al campo por miedo a que me maten. Matan a las personas que se atreven a ir a buscar comida», asegura.

Justine supo que su marido había sido asesinado mientras buscaba plátanos. Había dado a luz recientemente cuando le comunicaron la noticia. «Ahora tengo que cuidar sola de mis hijos. Hay una amenaza constante de muerte y violación. El hambre matará a la gente porque no está trabajando la tierra».

Informes sobre las matanzas

​Desde julio, varias organizaciones y medios de comunicación han publicado informes sobre las matanzas masivas en el territorio de Rutshuru, en la provincia congoleña de Kivu Norte.

Otros testigos han relatado masacres y ejecuciones sumarias de civiles en los campos al este del Parque Nacional de Virunga en julio pasado. Los testigos han descrito el hallazgo de cadáveres de víctimas de disparos encontrados cerca de la aldea de Kiseguru. Todos los supervivientes declaran que los autores de las matanzas masivas fueron hombres armados, mientras que algunos citan al M23.

Aunque las masacres a gran escala parecen haber remitido, los civiles siguen sufriendo la violencia de los grupos armados, con denuncias diarias de abusos cometidos también por otros grupos: CMC, Wazalendo o Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR).

«Seguimos recibiendo muchos heridos de bala cada día», explica Karry Félix, cirujano de MSF que trabaja en el hospital de Rutshuru. «A veces se trata de personas que han quedado atrapadas en el fuego cruzado durante los enfrentamientos. Otras veces son combatientes», agrega.

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