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El kirchnerismo agrava su crisis tras el duro varapalo electoral

Si algo quedó en evidencia la noche del domingo en Argentina es la profunda crisis interna que atraviesa el kirchnerismo. El movimiento de corte peronista que, tras las elecciones provinciales del 7 de septiembre, daba por sentado un holgado triunfo en Buenos Aires – … triunfo que sostenían en el discurso hasta una hora antes de conocerse los resultados-, no pudo ocultar su desconcierto cuando el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, anunció con cierto entusiasmo la victoria del partido del presidente, Javier Milei, en los comicios legislativos.
Horas más tarde se supo que el oficialismo también había ganado en territorio bonaerense, histórico bastión del peronismo, lo que cogió por sorpresa al candidato kirchnerista, el gobernador Axel Kicillof. La derrota se volvió evidente y, en menos de dos meses, el partido había perdido 14 puntos. A partir de ahí comenzaron las críticas internas en el partido y al fracaso en las urnas se sumó una división cada vez más pronunciada dentro del movimiento.
Tras los comicios, el kirchnerismo logró 44 escaños en el Congreso, mientras que el partido del Gobierno, La Libertad Avanza (LLA), se hizo con 46 asientos. La nueva composición parlamentaria se hará efectiva el próximo 10 de diciembre, fecha en que tradicionalmente asumen el cargo tanto los legisladores como los presidentes electos en Argentina. Desde ese momento, el oficialismo será la primera fuerza en el Parlamento, con más de 107 escaños, mientras que la segunda será el kirchnerismo, con 98.

El domingo por la noche, en el mitin del partido kirchnerista, Fuerza Patria, los rostros de los candidatos evidenciaban la desilusión que habían producido los resultados de las elecciones legislativas. En ese momento, las cámaras de televisión locales posaron su atención en un fenómeno que se volvió notorio. Mientras Kicillof -candidato estrella del kirchnerismo y gran vencedor de las elecciones de septiembre- pronunciaba un discurso tras la derrota, Máximo Kirchner, hijo del matrimonio de los expresidentes Néstor y Cristina Kirchner, le lanzaba una mirada de desprecio que más tarde fue plasmada en la prensa local. Aquel gesto, que para muchos pasó desapercibido la noche electoral, anticipó el inicio de una semana en la que las acusaciones internas en el partido se han ido multiplicando.
Dentro del movimiento se libra una pugna de liderazgo entre la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof. Desde hace ya varios meses, ha habido entre ambos un desacuerdo con respecto a lo que se llama el «desdoblamiento» de las elecciones. El gobernador de Buenos Aires defendía a capa y espada la decisión de realizar los comicios de los ámbitos local y nacional por separado, mientras que la expresidenta, que ahora se atribuye la razón, sostenía que el hecho de dividir las elecciones haría perder votantes al partido.

Máximo Kirchner (izq.), hijo de la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, y el gobernador Axel Kicillof, tras la derrota electoral

AFP

«Fuerza Patria sostuvo los mismos votos en octubre, así que el desdoblamiento no produjo una pérdida de voto nuestro», se defendió esta semana el excandidato en la televisión argentina. Pero un sector importante del movimiento no le perdona el resultado.
No obstante, no caben dudas de que Kicillof ha sido el gran perdedor de la jornada electoral. Más aún si se tiene en cuenta que su rival en la carrera por Buenos Aires era Diego Santilli, un candidato respaldado por el oficialismo que había sido designado menos de 20 días antes de los comicios, como reemplazo de José Luis Espert, el libertario que abandonó la lista tras desvelarse sus vínculos con el narcotráfico.

Pérdida de apoyo

Los discursos de victoria que tanto la expresidenta como el actual gobernador bonaerense repitieron tras el 7 de septiembre, anunciando un triunfo electoral en las legislativas a escala nacional, se hicieron añicos una vez que las urnas hablaron este domingo y evidenciaron la pérdida de apoyo al peronismo.
El kirchnerismo tenía previsto para el domingo por la noche un festejo por todo lo alto en la provincia de Buenos Aires, que incluía un mensaje que enviaría la líder del movimiento desde su prisión domiciliaria. Pero, una vez conocida la derrota, todo quedó en la nada.
La misma Cristina Kirchner tenía intenciones de presentarse como candidata, algo que le fue impedido tras la condena por corrupción que la llevó a cumplir seis años de prisión domiciliaria, y que también la inhabilitó de por vida para ocupar cargos públicos.

La expresidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner sale al balcón de su casa, donde cumple prisión domiciliaria, tras conocerse los resultados de los comicios legislativos

EFE

La reacción de la exmandataria frente a la derrota electoral del domingo también despertó el enojo de parte de la militancia. Pese a que el resultado distó de ser favorable para su movimiento, Cristina Kirchner dedicó un baile desde su balcón a sus seguidores, como acostumbra hacerlo, solo que -dado el contexto- el gesto de la expresidenta despertó la furia de varios de los allí presentes, que la observaban con asombro.
Otro de los indicios de la pérdida de apoyo del movimiento tuvo lugar el pasado lunes, cuando se conmemoró el aniversario de la muerte del expresidente Néstor Kirchner. Habitualmente, esta suele ser una fecha especial para el partido y su militancia. Sin embargo, los ánimos no estaban para celebraciones y este año el aniversario pasó sin pena ni gloria.
Otro hecho que se evidenció tras los resultados electorales del domingo está vinculado a la escasa participación electoral, la más baja desde el año 1983. Apenas un 67% del padrón se presentó a las urnas, lo que da cuenta del desencanto de gran parte de la población por la política.
Si bien es innegable a estas alturas que el Gobierno de Milei ha logrado un resultado electoral histórico, tan inesperado que llegó superó sus propias expectativas, también es cierto que gran parte de quienes votaron por esta alternativa lo hicieron por miedo a la vuelta del kirchnerismo.
«La Libertad Avanza o Argentina retrocede», rezaba el eslogan de campaña del oficialismo, que acertó en apuntar sus estrategias de marketing a captar el voto antikirchnerista. Finalizados los comicios, distintos miembros de la Casa Rosada se han referido públicamente a la derrota peronista, un fenómeno tan impredecible como imposible de ocultar.

Fuerza Patria hace frente a una posible fuga de diputados

Esta semana, y tras la derrota electoral, comienzan a circular en Argentina comentarios sobre que varios legisladores del kirchnerismo podrían abandonar sus escaños en el Congreso o ser seducidos por otros partidos políticos. Cansados de las peleas en Fuerza Patria (FP) y sus consecuentes resultados en las urnas, comienza a ser un secreto a voces que, de aquí al mes de diciembre, algunos de los parlamentarios podrían abandonar el barco del kirchnerismo en busca de otros rumbos.
El ministro de Economía de Milei, Luis Caputo, se refirió ayer a la delicada situación del movimiento opositor en el escenario postelectoral. «Si queremos graduarnos de país serio, la alternativa no puede ser el kirchnerismo», disparó a través de sus redes sociales. Caputo es uno de los miembros del Gabinete más elogiados por el presidente argentino en la mayoría de sus discursos.

Publicado: octubre 28, 2025, 10:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/kirchnerismo-agrava-crisis-tras-duro-varapalo-electoral-20251029202804-nt.html

Si algo quedó en evidencia la noche del domingo en Argentina es la profunda crisis interna que atraviesa el kirchnerismo. El movimiento de corte peronista que, tras las elecciones provinciales del 7 de septiembre, daba por sentado un holgado triunfo en Buenos Aires –triunfo que sostenían en el discurso hasta una hora antes de conocerse los resultados-, no pudo ocultar su desconcierto cuando el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, anunció con cierto entusiasmo la victoria del partido del presidente, Javier Milei, en los comicios legislativos.

Horas más tarde se supo que el oficialismo también había ganado en territorio bonaerense, histórico bastión del peronismo, lo que cogió por sorpresa al candidato kirchnerista, el gobernador Axel Kicillof. La derrota se volvió evidente y, en menos de dos meses, el partido había perdido 14 puntos. A partir de ahí comenzaron las críticas internas en el partido y al fracaso en las urnas se sumó una división cada vez más pronunciada dentro del movimiento.

Tras los comicios, el kirchnerismo logró 44 escaños en el Congreso, mientras que el partido del Gobierno, La Libertad Avanza (LLA), se hizo con 46 asientos. La nueva composición parlamentaria se hará efectiva el próximo 10 de diciembre, fecha en que tradicionalmente asumen el cargo tanto los legisladores como los presidentes electos en Argentina. Desde ese momento, el oficialismo será la primera fuerza en el Parlamento, con más de 107 escaños, mientras que la segunda será el kirchnerismo, con 98.

El domingo por la noche, en el mitin del partido kirchnerista, Fuerza Patria, los rostros de los candidatos evidenciaban la desilusión que habían producido los resultados de las elecciones legislativas. En ese momento, las cámaras de televisión locales posaron su atención en un fenómeno que se volvió notorio. Mientras Kicillof -candidato estrella del kirchnerismo y gran vencedor de las elecciones de septiembre- pronunciaba un discurso tras la derrota, Máximo Kirchner, hijo del matrimonio de los expresidentes Néstor y Cristina Kirchner, le lanzaba una mirada de desprecio que más tarde fue plasmada en la prensa local. Aquel gesto, que para muchos pasó desapercibido la noche electoral, anticipó el inicio de una semana en la que las acusaciones internas en el partido se han ido multiplicando.

Dentro del movimiento se libra una pugna de liderazgo entre la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof. Desde hace ya varios meses, ha habido entre ambos un desacuerdo con respecto a lo que se llama el «desdoblamiento» de las elecciones. El gobernador de Buenos Aires defendía a capa y espada la decisión de realizar los comicios de los ámbitos local y nacional por separado, mientras que la expresidenta, que ahora se atribuye la razón, sostenía que el hecho de dividir las elecciones haría perder votantes al partido.


Máximo Kirchner (izq.), hijo de la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, y el gobernador Axel Kicillof, tras la derrota electoral


AFP

«Fuerza Patria sostuvo los mismos votos en octubre, así que el desdoblamiento no produjo una pérdida de voto nuestro», se defendió esta semana el excandidato en la televisión argentina. Pero un sector importante del movimiento no le perdona el resultado.

No obstante, no caben dudas de que Kicillof ha sido el gran perdedor de la jornada electoral. Más aún si se tiene en cuenta que su rival en la carrera por Buenos Aires era Diego Santilli, un candidato respaldado por el oficialismo que había sido designado menos de 20 días antes de los comicios, como reemplazo de José Luis Espert, el libertario que abandonó la lista tras desvelarse sus vínculos con el narcotráfico.

Pérdida de apoyo

Los discursos de victoria que tanto la expresidenta como el actual gobernador bonaerense repitieron tras el 7 de septiembre, anunciando un triunfo electoral en las legislativas a escala nacional, se hicieron añicos una vez que las urnas hablaron este domingo y evidenciaron la pérdida de apoyo al peronismo.

El kirchnerismo tenía previsto para el domingo por la noche un festejo por todo lo alto en la provincia de Buenos Aires, que incluía un mensaje que enviaría la líder del movimiento desde su prisión domiciliaria. Pero, una vez conocida la derrota, todo quedó en la nada.

La misma Cristina Kirchner tenía intenciones de presentarse como candidata, algo que le fue impedido tras la condena por corrupción que la llevó a cumplir seis años de prisión domiciliaria, y que también la inhabilitó de por vida para ocupar cargos públicos.


La expresidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner sale al balcón de su casa, donde cumple prisión domiciliaria, tras conocerse los resultados de los comicios legislativos


EFE

La reacción de la exmandataria frente a la derrota electoral del domingo también despertó el enojo de parte de la militancia. Pese a que el resultado distó de ser favorable para su movimiento, Cristina Kirchner dedicó un baile desde su balcón a sus seguidores, como acostumbra hacerlo, solo que -dado el contexto- el gesto de la expresidenta despertó la furia de varios de los allí presentes, que la observaban con asombro.

Otro de los indicios de la pérdida de apoyo del movimiento tuvo lugar el pasado lunes, cuando se conmemoró el aniversario de la muerte del expresidente Néstor Kirchner. Habitualmente, esta suele ser una fecha especial para el partido y su militancia. Sin embargo, los ánimos no estaban para celebraciones y este año el aniversario pasó sin pena ni gloria.

Otro hecho que se evidenció tras los resultados electorales del domingo está vinculado a la escasa participación electoral, la más baja desde el año 1983. Apenas un 67% del padrón se presentó a las urnas, lo que da cuenta del desencanto de gran parte de la población por la política.

Si bien es innegable a estas alturas que el Gobierno de Milei ha logrado un resultado electoral histórico, tan inesperado que llegó superó sus propias expectativas, también es cierto que gran parte de quienes votaron por esta alternativa lo hicieron por miedo a la vuelta del kirchnerismo.

«La Libertad Avanza o Argentina retrocede», rezaba el eslogan de campaña del oficialismo, que acertó en apuntar sus estrategias de marketing a captar el voto antikirchnerista. Finalizados los comicios, distintos miembros de la Casa Rosada se han referido públicamente a la derrota peronista, un fenómeno tan impredecible como imposible de ocultar.

Fuerza Patria hace frente a una posible fuga de diputados

Esta semana, y tras la derrota electoral, comienzan a circular en Argentina comentarios sobre que varios legisladores del kirchnerismo podrían abandonar sus escaños en el Congreso o ser seducidos por otros partidos políticos. Cansados de las peleas en Fuerza Patria (FP) y sus consecuentes resultados en las urnas, comienza a ser un secreto a voces que, de aquí al mes de diciembre, algunos de los parlamentarios podrían abandonar el barco del kirchnerismo en busca de otros rumbos.

El ministro de Economía de Milei, Luis Caputo, se refirió ayer a la delicada situación del movimiento opositor en el escenario postelectoral. «Si queremos graduarnos de país serio, la alternativa no puede ser el kirchnerismo», disparó a través de sus redes sociales. Caputo es uno de los miembros del Gabinete más elogiados por el presidente argentino en la mayoría de sus discursos.

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