Publicado: octubre 16, 2025, 10:45 am
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El director general del MI5, Ken McCallum, advirtió este jueves, en un discurso pronunciado en la sede central de la agencia en Thames House, Londres, que las amenazas procedentes de Estados como China, Rusia e Irán representan hoy para el Reino Unido un riesgo « … tan serio o incluso mayor» que el del terrorismo, lo que, en sus palabras, obliga a una transformación profunda de la Inteligencia británica, «la más significativa desde el 11 de septiembre» de 2001.
Con un tono grave y sostenido, McCallum describió un escenario de seguridad en el que la actividad hostil de origen estatal se ha intensificado de forma notable, hasta el punto de situar a su servicio ante «una nueva era de amenazas», en la que debe operar «con la misma urgencia y determinación» con que respondió al auge del terrorismo yihadista hace dos décadas.
Según explicó el jefe del servicio de Inteligencia interior británico, el MI5 mantiene actualmente un número «casi récord» de investigaciones relacionadas con terrorismo, y sus equipos han conseguido frustrar diecinueve atentados en fase avanzada desde 2020, aunque, añadió, el número de investigaciones vinculadas a amenazas estatales ha aumentado un 35% en el último año. «Desde mi anterior informe anual, las amenazas procedentes de estados se han intensificado, y con ellas ha crecido también el número de individuos bajo investigación por actividades hostiles, entre ellas el espionaje contra nuestro Parlamento», declaró. Estas actividades, afirmó, «se han vuelto más descaradas, más complejas y más persistentes».
El discurso, que coincidió con el creciente malestar político por el colapso de un caso judicial contra dos presuntos espías británicos para China, estuvo atravesado por la preocupación de que el Reino Unido esté entrando en una fase de competencia global donde las fronteras entre la inteligencia y la diplomacia resultan cada vez más difusas. McCallum subrayó que su organización ha debido intervenir «operacionalmente» en la última semana para neutralizar una actividad de seguridad nacional «vinculada a China», aunque evitó detallar en qué consistió la operación.
«¿Representan los actores estatales chinos una amenaza para la seguridad del Reino Unido? Por supuesto que sí, y lo hacen cada día», afirmó. No obstante, se abstuvo de hacer juicios sobre la política exterior del Gobierno, recordando que «la valoración global de las relaciones bilaterales con China es una cuestión que corresponde a la autoridad política, no a la inteligencia».
El responsable del MI5 insistió, en todo caso, en la necesidad de que el Reino Unido «se convierta en un objetivo duro frente a todas las amenazas», tanto las que provienen de Estados como las de grupos terroristas. En su opinión, la agencia debe adaptarse a un entorno en el que los estados recurren a «métodos cada vez más desagradables», que incluyen tácticas de sabotaje, manipulación tecnológica y el uso de intermediarios o actores «desechables».
McCallum señaló que en los últimos doce meses el MI5 ha identificado más de veinte complots potencialmente letales respaldados por Irán y un aumento de las operaciones rusas de desinformación e infiltración.
McCallum subrayó, eso sí, que el terrorismo sigue siendo un peligro «enorme y constante», y explicó que la mayoría de los casos recientes no están vinculados a redes organizadas sino a individuos o pequeños grupos radicalizados, muchos de ellos adolescentes.
«Uno de cada cinco arrestados por delitos de terrorismo el año pasado tenía menos de diecisiete años», precisó, en una observación que puso de manifiesto la evolución de un fenómeno que ya no depende de jerarquías rígidas, sino de la circulación de ideologías violentas en el espacio digital.
Riesgo neutralizado
Sin embargo, el punto de mayor tensión del discurso se produjo cuando fue interrogado sobre el caso judicial contra dos ciudadanos británicos acusados de espiar para China, Christopher Cash y Christopher Berry, cuyos cargos fueron retirados por el Servicio de Fiscalía de la Corona.
McCallum no ocultó su decepción: «Por supuesto que me frustra cuando las oportunidades de procesar actividades que amenazan la seguridad nacional no se concretan», reconoció, y explicó, sin embargo, que el trabajo de sus agentes «interrumpió efectivamente la actividad sospechosa» y que su equipo «tiene todo el derecho a sentirse orgulloso» por haber neutralizado el riesgo, aunque ello no se tradujera en una condena.
El Gobierno chino, por su parte, rechazó todas las acusaciones, calificándolas de «narrativas falsas y difamatorias». «China se opone firmemente a la propagación de la llamada teoría de la amenaza china», declaró el portavoz del ministerio de Exteriores, Lin Jian, citado por la agencia Xinhua.